Club de Calidad Cantabria Infinita de Alojamientos y Restaurantes

¿Buscas un buen hotel en Cantabria o los mejores restaurantes para ir a comer o cenar? Te interesa conocer este club con lo más selecto, para que disfrutes de tu viaje muchísimo más. Hacer habitual lo extraordinario es la filosofía que guía las atenciones y servicios que ofrecen los 47 alojamientos y 36 restaurantes que pertenecen al Club de Calidad Cantabria Infinita. Tutelado por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria, este club es el mejor espejo de las excelencias que oferta a sus visitantes la región: calidad y buena gastronomía. Todo ello acompañado de entornos privilegiados y hermosos paisajes verdes y azules que invitan al relax y al disfrute. Una oferta de turismo rural y restauración donde el detalle es el protagonista.

Las numerosas y notables edificaciones existentes en el ámbito rural de la región han favorecido, durante los últimos años, la aparición de un nutrido número de alojamientos con fuerte personalidad, pocas habitaciones y una oferta complementaria que conjuga actividad y descanso en sintonía con los actuales estilos de ocio.

El Club Calidad Cantabria Infinita representa esa apuesta por un turismo rural de calidad. Dentro de él se reúne un selecto grupo de 47 establecimientos que tienen en común el estar situados en espacios naturales o rurales, con estilos arquitectónicos de características tradicionales o singulares, de pequeñas dimensiones y que combinan la excelencia de su servicio con unos equipamientos cuidados y acordes con las demandas de un cliente cada vez más experto y exigente.

Los 47 establecimientos -casonas, posadas y hoteles cuentan con unas instalaciones de última generación y un servicio excelente. Están repartidos por toda la geografía regional, por lo que alojarse en los mismos es una acertada elección para poder conocer Cantabria en su diversidad. En la costa, en el interior o cercanos a las villas y pueblos históricos estos alojamientos permiten al visitante, además, dejar viajar su imaginación y revivir los mismos sentimientos que pudieron tener los habitantes de los antiguamente palacios y casonas solariegas, hoy reconvertidos en extraordinarios establecimientos.

Tradición e innovación en la gastronomía

Siguiendo la estela del Club Calidad Cantabria Infinita de hoteles, posadas y casonas, en 2005 se creó el Club de Calidad de Restaurantes, que de los 31 establecimientos iniciales ha pasado a contar con los 36 actuales. Aspectos como los servicios, las instalaciones, la carta, la vajilla o la puesta en escena son los que se han tenido en cuenta a la hora de constituir este selecto club de restaurantes, que supera con creces la tradicional creencia de que en el Norte se come mejor.

Los 36 restaurantes de este club invitan a los más exigentes paladares a recorrer los valles y comarcas cántabros descubriendo los más exquisitos platos tradicionales o sorprendiéndose con las artes de la nueva cocina.

Reconocida como una de las mejores del país, la fama de la gastronomía regional ha permitido situar a ésta en el lugar que le corresponde y convertirla en uno de sus grandes activos turísticos. La mejor carta de presentación de una tierra que ha sabido mantener y conjugar sus tradiciones y cultura con los nuevos tiempos e innovaciones y que tiene en este club los mejores cocineros y cartas de la región.

Saberes y destrezas que se convierten en sabores de una gastronomía caracterizada por la variedad de sus platos y guisos, a la que se une, además, la calidad de las materias primas empleadas y la maestría en su elaboración.

El mar y la huerta ponen a disposición de los cocineros de estos 36 restaurantes productos de primera, otorgando a la cocina cántabra la merecida fama que tiene en España.

Sabrosos pescados, suculentos mariscos, carnes de primera calidad y quesos con denominación de origen son la base de la despensa regional y parte importante de las cartas del Club de Calidad, que guardan entre sus exquisiteces el sabor del cocido montañés o el de las anchoas de Santoña, sin olvidar algunos de los postres y dulces típicos como los sobaos y las quesadas.

Todo ello, aderezado y condimentado con un trato exquisito y unas instalaciones que se amoldan a los gustos tradicionales o a los más vanguardistas. Con cocina de siempre o platos de autor y creación propia. Eso sí, de calidad y con una presentación inmejorable.

Más información sobre el Club de Calidad Cantabria Infinita en Calidadcantabria.com

De turismo gastronómico por Cantabria

Cantabria destaca por la exquisita calidad de sus productos autóctonos. Dispone de una amplia y variada despensa: desde sus quesos, pasando por la mejor selección de carnes y las mejores conservas, hasta llegar a los famosos pescados y mariscos del Cantábrico. La diversidad de su oferta es tal que puede establecerse un recorrido por la gastronomía de Cantabria a través de las diferentes comarcas, sin olvidar antes su capital:

La hermosa bahía de Santander…

…posee una importante riqueza en especies marinas que dan prestigio a la buena mesa regional: mariscos como amayuelas y morgueras, panchos, salmonetes, bocartes, lubinas y sardinas entre los pescados, además de calamares y cachones entre los moluscos. La capital cántabra se asoma a esta bella bahía, de donde obtinee algunas de las materias primas con las que se elaboran sus mejores platos. En los fondos de la bahía abundan las almejas, las navajas, los salmonetes, las lubinas… Por su parte el gran puerto pesquero surte a los restaurantes, tabernas, mesones y mercados de abastos con los pescados y mariscos frescos capturados en el Cántabrico. Bonitos, sardinas, bocartes, maganos, merluzas, machotes… se convierten en suculentos platos, bien cocinados con la simpleza de la plancha o bien en guisos y elaboraciones más sofisticados. La cocina de Santander es por tanto netamente pesquera, destacando las almejas a la marinera y las “rabas” (aros de calamar rebozados y fritos), que no pueden faltar en ningún aperitivo y que son muy famosos en Cantabria.

La gastronomía santanderina, considerada como una de las más refinadas y prestigiosas del norte de España, se nutre de toda la tradición culinaria cántabra y, por supuesto, de los productos que se cultivan y crían en esta región. Los restaurantes de Santander han integrado de forma admirable la tradición y la han renovado para crear una cocina con personalidad propia, en la que destaca la utilización de excelentes materias primas. En toda la capital se pueden encontrar buenos restaurantes aunque existen barrios con una mayor concentración de establecimientos donde comer o picotear. ¿Te gustaría conocerlos? El itinerario gastronómico comenzaría por el Barrio Pesquero, siguiendo por Puertochico, El Sardinero y finalizando en la zona de Corbán y aledaños, a las afueras de la ciudad.
En la fotografía de la izquierda una bonita puesta de sol en la Playa y Paseo del Sardinero.

Costa Oriental y Transminera

La costa constituye una parada obligada para degustar mariscos y pescados frescos y exquisitos, extraídos del Cantábrico. La franja de litoral comprendida entre Pedreña y Castro Urdiales, en el oriente de Cantabria, está salpicada de villas marineras y puertos pesqueros en los que se pueden encontrar pescados y mariscos frescos que componen la base de una sabrosa cocina marinera y con gran personaldiad que ha dado mucha fama a los pequeños restaurantes y tabernas que abundan en la zona.

El itinerario comienza en Castro Urdiales, famoso por el besugo “a la preve” y los caracoles de tierra (ambos degustados como plato tradicional el 30 de noviembre, festividad de San Andrés).

  • Laredo, en esta localidad hay una peculiar forma de preparar el bonito que también se conoce como «pollo marino», dado que es una elaboración con bonito cuya historia se debe a la imaginación del cocinero de un barco pesquero que, después de semanas en la mar, sin probar la carne, cocinó el bonito de forma que pareciera un suculento pollo. Los “respigos”, hojas tiernas del nabo y los “jibiones” también son típicos de la villa laredana.
  • Santoña, universal por sus conservas de anchoa y bonito, presentes en las mejores cocinas del mundo. Estos exquisitos manjares procedentes de su puerto se pueden encontrar en la práctica totalidad de los restaurantes y tabernas de la villa, en sus tiendas y el el mercadillo de los sábados. El chicharro al horno o los «mordejones», pequeños mejillones de roca, son también manjares tradicionales en esta zona maarinera.
  • Guriezo en el interior es famoso por los «caricos», guiso realizado con unas peculiares alubias rojas acompañadas con productos del cerdo.
  • Argoños. De nuevo en la costa, el mar vuelve a ser el protagonista gastronómico. No te pierdas las sabrosas «amayuelas» (almejas).
  • Isla el lugar perfecto para degustar una langosta o un bogavante a la plancha. Tampoco nos podemos perder sus excelentes pimientos rojos
  • Pedreña con las extraordinarias almejas de la zona y donde podemos disfrutar de sus emblemáticas parrillas al aire libre.

Costa Occidental y Comarca del Besaya

La línea costera delimitada entre las villas de Suances y Unquera se caracteriza por presentar una rica y variada gastronomía basada en los pescados y mariscos capturados en las aguas de un mar agitado y limpio que golpea constantemente las zonas acantiladas, y en las tranquilas aguas de las rías y estuarios de la zona. Las sardinas, los bocartes, el bonito, las alubias, los centollos, los percebes, las ostras… conforman una despensa natural que complace a todos los paladares.

  • Suances en los últimos años esta villa ha alcanzado gran notoriedad desde el punto de vista gastronómico debido a sus prestigiosas jornadas culinarias, como la del marisco, del arroz, del bacalao, etc.
  • Ubiarco, Oruña, Ruiloba o Comillas, en medio de esta franja litoral se encuentran estas poblaciones, que disponen de una variada oferta gastronómica basada en los pescados, carnes y guisos tradicionales de Cantabria.
  • San Vicente de la Barquera importante puerto pesquero cantábricoque tiene como plato estrella el “sorropotum” (variante de la marmita, un plato a base de bonito y patatas), que se elabora en los propios barcos cuando salen a faenar, también en esta villa se pueden degustar las ostras cultivadas en su ría y una gran variedad de pescados del Cantábrico. Puedes contemplar la belleza de esta localidad marinera arriba, en la primera fotografía de la izquierda.
  • Unquera en esta localidad fronteriza con Asturias es imprescindible degustar las típicas “corbatas”, dulces realizados con hojaldre de delicioso sabor.

También el hojaldre es la materia prima con la que se elaboran las ricas «polkas» de Torrelavega. Y dentro de la comarca del Besaya, donde se encuentran los frondosos bosques del Parque Natural Saja-Besaya, abundan grandes extensiones de castaños cuyo fruto es la base de las tradicionales «magostas».

La especial orografía y microclima de Liébana…

…permiten cultivar con sorprendente éxito verduras, frutas y legumbres. La comarca lebaniega, situada a los pies de los Picos de Europa y la Cordillera Cantábrica ofrece una notable gastronomía bastante diferenciada de otras zonas de la región. Su especial orografía, protegida de los vientos marinos, le confiere un microclima más propio de latitudes mediterráneas, por lo que en esta zona se cultivan productos distintos al resto de Cantabria, que componen una variada y suculenta despensa. En estas tierras se dan generosamente las setas y los caracoles y existe una importante industria artesana de producción de quesos de gran calidad. Los quesos lebaniegos gozan de gran fama, y dos de ellos tienen Denominación de Origen, el Picón de Bejes-Tresviso o los Quesucos de Liébana. También son típicos los perniles, jamones de cerdo curados al frío, el borono (una especie de morcilla) y los embutidos de cerdo, jabalí y venado. En los desayunos de las aldeas de esta comarca cántabra, que se hacen con cuchara y tenedor, nunca faltan los frisuelos, una masa de harina y leche frita endulzada con miel lebaniega.

En cuanto a los platos fuertes, la estrella de la gastronomía tradicional de la zona es el cocido lebaniego, elaborado con los pequeños garbanzos de las huertas de la comarca. Otro de los importantes protagonistas de la mesa lebaniega es el aguardiente de orujo. Las carnes de vacuno, cordero y cabrito, se toman guisadas o simplemente asadas.

A la hora de los postres conviene probar la miel y los dulces caseros de la zona. También toma especial protagonismo el vino local, denominado tostadillo. Son especialidad típica los canónigos, unas natillas muy suaves adornadas con una isla de merengue. El té de los puertos de Áliva con orujo destilado en los valles lebaniegos es el colofón perfecto de una sabrosa y típica comida. En todos los pueblos de Liébana y, especialmente, en su capital, Potes, se pueden degustar los platos típicos de esta tierra.

La zona de Saja-Nansa

Situada en el interior occidental de Cantabria, esta amplia zona que comprende los territorios situados en torno a las cuencas de los ríos Saja y Nansa se caracteriza por su alto valor ecológico al inegrar la mayor parte del Parque Natural Saja-Besaya y la Reserva Nacional de Saja, considerada la mayor reserva cinegética de España.

Es también zona ganadera y en todas las casas de sus bellos pueblos se cultivan pequeñas huertas familiares que aportan gran parte de las materias primas utilizadas en las cocinas de la zona.

En los pueblos de esta comarca es típico degustar el «cocido montañés», el guiso más popular de Cantabria elaborado con alubias blancas y berza, acompañados del «compango», compuesto por el chorizo, el tocino y la morcilla.
Tienen especial fama los que se toman en los restaurantes de los pueblos integrados en los municipios de Cabuérniga, Ruente, Ucieda, Bárcena Mayor, Rionansa y Polaciones.

Bárcena Mayor, Tudanca, Ruente, Ucieda o Carmona en todos ellos, situados en esta zona de media montaña, además del cocido mantañés también es muy típico el puchero de alubias rojas estofadas. Conviene acompañarlas de buenas viandas de la zona, en particular carne de vaca Tudanca (raza bovina autóctona) y, en época adecuada, de buenas piezas de caza. También es el lugar ideal para degustar la trucha y el salmón.

En las comarcas de Campóo y Valderredible…

Situados en el sur de Cantabria, en la frontera con Burgos y Palencia, los valles de Campoo y Valderredible ofrecen una gastronomía con una personalidad propia y diferenciada. La cocina campurriana -es decir la del valle de Campoo, cuya capital es Reinosa- cuenta entre sus platos más conocidos con la olla ferroviaria, elaborada a base de carne y patatas. Este plato tiene su origen en los guisos realizados por los ferroviarios que hacían la línea del tren hullero que unía Campoo con La Robla, en León. Tanto Reinosa como Mataporquera, otra localidad de la comarca, realizan anualmente concursos y degustaciones de olla ferroviaria. También típicas de esta zona son las pantortillas, delicado dulce realizado en hojaldre.

Otros alimentos típicos de Campoo son el chuletón de «rechao» (ternero de leche), la miel de brezo y las setas. También destaca su excepcional ganado vacuno de montaña, su exquisito potro, cabrito y un fino hojaldre. (pantortillas).

  • En Campóo de Suso son buenos artesanos del queso y de la miel, de las mermeladas y las confituras silvestres.
  • En Valdeolea y Valdeprado del Río ofrecen buenas carnes de vacuno, lechazo, cordero y cabrito, así como miel de brezo y un estupendo pan, el de Olea, cocido en horno de leña.
  • En las Rozas y Campóo de Yuso, la especialidad es el pollo de corral o “picasuelos”.
  • De Valderredible destaca la patata, considerada la mejor de Cantabria al ser de calidad superior, por ello están presentes en toda la tradición culinaria del valle acompañando suculentos guisos. También en esta vega, bañada por el Ebro, destacan los cultivos hortícolas de sus fértiles huertas, la miel de brezo, como en toda la zona y un sabroso queso artesano puro de oveja.

Los Valles Pasiegos…

La comarca de los valles pasiegos se caracteriza por sus verdes y ricos pastos, en los que tradicionalmente se alimentaban las reses de raza Pasiega, propia de la zona, cuya leche, de alto contenido graso, ha sido históricamente utilizada en los platos más típicos de estos valles, destacando la quesada y el sobao, conocidos y apreciados fuera de Cantabria y en cuya elaboración se utiliza la mantequilla obtenida de la leche de las vacas pasiegas. Ambos dulces pasiegos se pueden adquirir en numerosos establecimientos o en los mercadillos que se celebran en las villas más importantes con carácter semanal o mensual. Especialemente famosos son los de la Vega de Pas, Selaya y Ontaneda, donde se concentran la mayoría de los elaboradores de estos deliciosos dulces. Los exquisitos sobaos y quesadas han logrado ser los mejores embajadores de la cultura pasiega.

El itinerario contempla las tres villas pasiegas: San Roque de Riomiera, Vega de Pas y San Pedro del Romeral. Aparte de los dulces, también es de resaltar la carne de vacuno, el guiso de cabrito, las alubias estofadas, los productos de la huerta y los quesos (el fresco de Vega de Pas y los quesucos de nata pasiegos, ambos elaborados con leche de vaca).

La zona pasiega es mucho más gastronómicamente hablando. En sus restaurantes se pueden degustar unos sabrosos guisos caseros de alubias blancas y rojas estofadas y excelentes carnes de vacuno, cordero y cabrito. Además el río Pas, aporta a esta gastronomía el rico salmón, las delicadas truchas y las preciadas angulas.

Como particularidad gastronómica de estos valles, cabe destacar que es tierra de los más famosos barquilleros de España y Francia. Asimismo, fue entre estos parajes donde nació el helado de mantecado a partir de las natillas y que hoy se puede degustar en la localidad de Ontaneda elaborado de manera artesanal. Otro afamado producto de la repostería local son los «sacristanes», típicos de Liérganes.

La cocina de los valles del Asón y Soba

Esta zona de espectacular belleza está bañada por el río Asón y su afluente el río Gandara. La gastronomía de esta comarca cuenta con gran prestigio, y en estos valles se encuentran establecimientos de gran tradición y renombre, que basan su cocina en la calidad de las materias primas.

La gastronomía de esta zona está muy unida a los pescados de río. Las variedades más apreciadas de la comarca son la angula, la trucha y el salmón. El Asón es el río salmonero de Cantabria por excelencia, habiendo dado sus cotos, en muchas ocasiones el «campanu», es decir el primer salmón de cada temporada.

En los valles del Asón y Soba abundan los tupidos bosques, que albergan una gran riqueza cinegética y micológica, por lo que también son típicos los guisos de caza y las setas.

En los verdes pastos de Soba se crían excelentes corderos y cabritos, siendo el cabrito asado un plato tradicional, especialmente en la localidad de «Arredondo» conocida como “la capital del mundo”, una localidad que presume de tener excelentes cotos de trucha y buena mano para los guisados de cordero y cabrito. De estos mismos pastos se nutren las vacas de la zona, con cuya leche se elabora el queso de Las Garmillas producido en Ampuero, cuya variedad de semicurado es muy similar al Camenbert.

Localidades como Ampuero, Limpias o Ramales de la Victoria ofrecen una amplia oferta de restaurantes, tabernas y mesones, donde se puede degustar lo más típico de la cocina del Asón.