Migas manchegas de mi madre

Recuerdo con cariño esta receta que mi madre hacía de cuando en cuando, no es un plato de diario. Le salían de maravilla y su secreto es que las rociaba en el tiempo de reposo previo, con un chorrito de leche, lo que además las enriquecía con calcio. Es un plato saciante, de contrastes, dado que le puedes poner prácticamente de todo: chorizo, cerdo, ajos… y también uvas blancas, que les dan un maravilloso contraste. Si les pones un huevo frito están sublimes.

Otras migas muy especiales, que recuerdo haber tomado, fueron en un restaurante de Almería, donde las sirvieron básicas, y después nos llevaron a la mesa diferentes bandejas con otros ingredientes como huevos fritos (sublimes con las migas), choricitos, pimientos verdes, sardinas… Para que cada cual confeccionara a su gusto su propio plato de migas. También probé otra receta de migas muy, muy especial, Migas con chocolate. Sí has leído bien, en un viaje a Cazorla, para conocer su maravillosa sierra, en el hotel donde nos alojamos nos las sirvieron de desayuno, junto a una taza de chocolate. Las migas las mojábamos, a cucharadas, en el chocolate y el resultado fue espectacular. Estas migas no llevaban ni chorizo, ni carnes, eran unas migas básicas… Es otra excelente opción.

Ingredientes (9 personas):
Ingredientes:
pan duro, del día anterior (la cantidad es la que llene dos cacerolas grandes, una vez picado, unos 500 gr de pan duro cortado a taquitos, por poner una cantidad, ya sabes que cuanto mejor sea el pan, más ricas las migas), , 3 tazones de agua (tazón y medio por cada cacerola, unos 300 ml de agua con sal por ponerle cifra), 3 chorizos frescos, 400 gr de panceta cortada en tiras de 1 centímetro de grosor, 5-6 dientes de ajo, 1 pimiento choricero, 2 vasos de leche entera, uno por cada cacerola), aceite de oliva virgen extra (120 ml para freir los ingredientes y 70 ml para rehogar las migas), pimentón dulce (para dar color al pan). Para acompañar las migas: 9 huevos, 400 gr de pimientos verdes, 300 gr de boquerones limpios, 500 gr de uvas blancas (o tintas), sardinas…

Preparación

  • Picar el pan duro y disponer en las dos cacerolas grandes, llenas de pan hasta arriba, dado que al mojarlas bajan.
  • Echar a cada cacerola un tazón y medio de agua, añadir sal y pimentón.
  • Freír el pimiento seco y sin las simientes (desbinzado), con cuidado de que no se ennegrezca mucho; retiramos y freímos después la panceta troceada y sin la corteza; hacemos después lo mismo con el chorizo también troceado, hasta que quede muy tostado. Disponer estos ingredientes sobre papel de cocina, para que pierdan el exceso de aceite.
  • Machacar el pimiento choricero en un mortero hasta que quede como polvo.
  • Cortar la panceta y el chorizo fritos en trozos más pequeños y reservar todo en un bol.
  • Disponer una sartén grande al fuego y echar el aceite nuevo y un poco del aceite donde hemos frito los chorizos y la panceta, para que le aporte algo de sabor.
  • Calentar el aceite a fuego moderado y freír los ajos enteros. Añadir seguidamente las migas humedecidas, a las que una hora antes habremos rociado con el vaso de leche, y dar vueltas constantemente, con una cuchara de madera, hasta que queden sueltas y doraditas.
  • Echar, casi al final, el pimiento choricero machacado y la panceta y el chorizo, picados, que habíamos reservado en el bol.
  • Mezclar todo muy bien y servir las migas, con las guarniciones elegidas.
  • Freír los huevos, uno por comensal, en abundante aceite caliente. Freír los pimientos, pueden ser tipo los de Padrón, preparar previamente los boquerones rebozados y fritos, las sardinas… Poner en cuencos las uvas o servir las uvas sobre las migas.

Consejo final:
¿Invitados en casa y no sabes qué poner de comida? Esta receta te irá de maravilla y además es muy resultona y asequible. Mi madre por ejemplo ponía el pan picado en las cacerolas grandes la noche previa. Después puedes servirlas con las guarniciones que quieras. Es difícil no acertar, con una receta así. En lugar de uvas, puedes servirlas con melón. Es un plato que no debe servirse con pan, logicamente, dado que es su ingrediente estrella. Ya sabes el dicho: pan con pan, comida de tontos… Ojo que si quieres… puedes tomarlo. Es un dicho que me decía mi madre cuando yo era pequeña. ¡Qué recuerdos!