Consejos para corregir el síndrome de los hombros caídos

  • La postura de echarnos hacia delante, además de antiestética, provoca dolor y refleja una actitud apocada

Cuántas veces nos habrán dicho de pequeños eso de “siéntate recto”, “camina erguido” o “echa los hombros hacia atrás”, entre otra frases con las que nuestros mayores han pretendido corregir nuestra postura. Es muy posible que si tenemos hijos estemos repitiendo exactamente las misma frases. También es probable que nosotros mismos, sin darnos cuenta, padezcamos el síndrome de los hombros caídos.

Nutriguia, Abril 2019

Estamos hablando de la tendencia a inclinar ligeramente el cuerpo hacia adelante, incluida la cabeza, curvando la espalda y encorvando los hombros. Una mala postura que cada vez se aprecia en más personas y de distintas edades, debido a la incorporación de los ordenadores y los teléfonos móviles a nuestra rutina cotidiana.

Cuanto más nos encogemos y caminamos así, explica el quiropráctico Ata Pouramini, más tiende nuestro cuerpo a permanecer en esta postura. El motivo es la gran flexibilidad y control sobre el resto del sistema músculo esquelético de la espinal dorsal. Al doblarse, provoca al curvatura del resto. Esta curvatura, a su vez, produce dolor o ciertas molestias que sólo se calman mientras sigamos encorvados, con los hombros caídos.

Además de lumbalgia y dolor de cervicales, el síndrome de los hombros caídos resulta antiestético porque nos hace perder altura y estilo, además de mayor apariencia de volumen en el vientre. Al estirarnos, “ metemos barriga”, explica el autor de Escuela de la Espalda, pero, además, exhibimos una actitud menos cohibida, más poderosa.

Nunca es tarde para intentar corregir esta mala postura y para ello el experto nos deja los siguientes consejos:

Trabajar en la postura, tanto en reposo como en movimiento

Hay que procurar caminar erguidos, con los hombros en perpendicular a la cintura. Un ejercicio diseñado ad hoc para conseguirlo es caminar imaginando que se porta un vaso de agua lleno sobre la base del esternón y que hay que evitar que se derrame lo máxime posible de líquido. Si andamos rápido manteniendo la postura, tenderemos a corregir los hombros caídos.

Si estamos sentados, debemos tratar de mantenernos apoyados en el respaldo el mayor tiempo posible, si hablamos de este problema. Evitará que nos echemos hacia delante por defecto.

Entrenar con ejercicios específicos, como poner una pelota de tenis entre los dorsales y tratar de mantenerla, mientras apoyamos la espalda contra la silla durante treinta segundos. Repetir el ejercicio cinco o seis veces, con un intervalo de otros treinta segundos entre ellos.

Realizar ejercicios de rotación, tumbados boca arriba , con los brazos levantados y girando el torso, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, en un ángulo de 45 grados.

Revisar nuestra actitud vital. La postura puede ser un reflejo de cómo nos sentimos. Si estamos cohibidos, si somos tímidos, si nos sentimos en un plano inferior, tendemos a encogernos físicamente. De ahí que se hable de posturas de poder cuando estamos erguidos, bien colocados y nos sentimos fuertes. Quizá sea necesario bucear en nuestra autoestima


Ata Pouramini es autor de los libros «Escuela de la Espalda» y “Tú eres tu medicina».

Es orientador en salud, y uno de los quiroprácticos más reconocidos. Licenciado en Ciencias Humanas, Master en Ciencias Quiroprácticas, Doctor en Quiropráctica y miembro de la Asociación Española de Quiropráctica.