Conferencia de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao sobre las isoflavonas de soja
- Para que las isoflavonas de soja tengan beneficios sobre el síndrome climatérico es necesario que un médico controle «en qué medida se toman, en qué dosis y en qué productos».
- Los fitoestrógenos de soja son químicamente similares a los estrógenos, por lo que son utilizadas en la atenuación de los síntomas de la menopausia, tales como sofocos, vértigos, sudores, dolores de cabeza. palpitaciones y mareos.
- Sólo las isoflavonas de soja comercializadas como medicamentos han demostrado su eficacia, seguridad y control en la fabricación.
- Existen muchos productos a base de soja en el mercado con supuestas cualidades que no funcionan.
«En la sociedad actual se ha instaurado una cultura en la que parece que la soja vale para todo y debido a eso se están produciendo situaciones que llevan a engaño a los consumidores». Tal y como afirma Juan del Arco, presidente de la sección de Farmacia de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, con motivo de la conferencia «Isoflavonas de soja», para que esta sustancia tenga un efecto positivo para paliar el síndrome climatérico es necesario determinar «qué producto se utiliza, en qué dosis y en qué medida».
Según indica Del Arco, «determinados estudios epidemiológicos apuntaron ya hace tiempo la posibilidad de que las isoflavonas de soja pudieran tener un efecto positivo en la atenuación de los síntomas del síndrome climatérico»; este aspecto se vio posteriormente confirmado «con la realización de varios ensayos clínicos en los que se constató que el componente activo, los fitoestrógenos de soja, tenían la capacidad de aliviar en cierta medida dichos síntomas, aunque siempre atendiendo a dosis tituladas, es decir, en unas determinadas cantidades y condiciones».
Isoflavonas, en su justa medida
En este sentido, el ginecólogo y ponente de la conferencia, David Ángel Beltrán Vaquero, señala que las dosis y las pautas de tratamiento recomendadas «oscilan entre los 40 y los 80 miligramos al día, si bien en personas con un índice de masa corporal elevado se puede llegar incluso a pautar los 120 mlg/d». Debido al mecanismo de actuación, «el alivio de los síntomas es más rápido y más eficaz cuanto mayor es la sintomatología».
Según apunta, «se ha demostrado científicamente que las isoflavonas de soja carecen de efectos secundarios» y que únicamente, en caso de una ingesta masiva por accidente, «pueden ocasionar leves flatulencias».
Por otro lado, «la seguridad endometrial que proporcionan hacen innecesarios los controles analíticos o ecográficos». Asimismo, «se pueden tomar de forma indefinida, ya que, además, se han constatado que generan numerosos beneficios para el organismo en los aspectos cardiaco, óseo y del perfil lipídico, entre otros».
Consejos para mejorar la efectividad
Entre los consejos para mejorar la efectividad de estos fitoestrógenos, el Ginecólogo y vicepresidente de la Sociedad Española de Ginecología Fitoterápica aboga por «la ingesta de los mismos en las comidas, ya que de esta manera se facilita su absorción por parte del organismo, que se cumplan las pautas señaladas por el médico y que se tenga paciencia y se espere al periodo de latencia». Dicho periodo se alarga durante unas seis semanas desde el inicio del consumo de las isoflavonas de soja, ya que «es el tiempo necesario para que se realice este mecanismo metabotropo que al final da como resultado una síntesis proteica».
En cuanto a la forma de farmacéutica, Beltrán Vaquero apunta a los comprimidos como «la más habitual», si bien señaló que actualmente se están realizando estudios con productos que se administran por vía tópica vaginal. En este sentido, señaló que «todo apunta a que esta vía de administración puede ofrecer en un futuro beneficios sobre la dispareunia -relación sexual dolorosa- así como reducir la predisposición a contraer infecciones, cuadro que acompaña en algunas ocasiones a los casos de menopausia establecida».
Medicamentos y otros productos
Juan del Arco, que también es director técnico del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Bizkaia, apunta a que «solamente los productos con isoflavonas de soja comercializados como medicamentos han garantizado ante la autoridad sanitaria, y por ende, ante los consumidores, su eficacia, seguridad y el seguimiento riguroso de unas estrictas normas de fabricación». De igual manera, Beltrán Vaquero recalca que los consumidores deben distinguir claramente entre los complementos nutricionales y las especialidades farmacéuticas publicitarias (EFP), «que reúnen las máximas garantías de cantidad, calidad y pureza, y tienen los mismos estándares que el resto de los medicamentos».
Del Arco subraya que ante la publicidad de productos que en su composición tienen soja y que no son medicamentos, «se están dando muchos engaños, ya que los consumidores les atribuyen unas supuestas cualidades que no han sido fehacientemente demostradas ante las autoridades, en contraposición con lo que sucede en los que sí son especialidades farmacéuticas».
Así, alude a la semejanza de precios entre medicamentos y otros productos no sanitarios «con pretendidas funciones similares», lo que hace que a veces los consumidores «se decanten por elegir ellos mismos prescindiendo de los consejos de los profesionales y comprobando en muchas ocasiones que el producto adquirido no cumple sus expectativas».
Las isoflavonas de soja, «por su semejanza química con los estrógenos» -hormonas sexuales del ciclo menstrual y cuya reducción interviene directamente en la aparición del síndrome climatérico- «han sido y son utilizadas con resultados positivos en la atenuación de los síntomas de la menopausia, tales como sofocos, vértigos, sudores, dolores de cabeza, palpitaciones y mareos».
Más de cien años de historia
La Academia de Ciencias Médicas de Bilbao es una institución centenaria fundada el 9 de enero de 1895 en Bilbao y que a lo largo de su trayectoria durante los siglos XIX, XX y XXI ha contado con la participación y colaboración de los médicos más insignes de la ciudad. Desde entonces, la Academia ofrece la posibilidad de avanzar en la formación continuada de los profesionales de la salud mediante la organización de cursos, talleres, simposios, jornadas y cualquier tipo de reuniones científicas en las que se profundiza y debate sobre los avances médicos, integrando además otras disciplinas médicas y sanitarias, como farmacia, biología, veterinaria y odontología.