Los cereales integrales reducen el colesterol

  • Una dieta rica en cereales integrales aumenta la betaína plasmática y tiende a disminuir el colesterol total y el colesterol LDL en comparación con una dieta de cereales refinados en personas sanas

Justificación del estudio

La sustitución de los cereales refinados por cereales integrales podría comportar beneficios a nivel cardiovascular y digestivo en personas sanas. Así concluye el último estudio realizado, con el que se demuestran las ventajas potenciales que pueden tener a corto plazo pequeñas modificaciones de los hábitos alimentarios.

Hasta el momento conocíamos que las dietas ricas en cereales integrales reducen el riesgo de enfermedades relacionadas con la alimentación, como pueden ser la diabetes, la obesidad, el síndrome metabólico y algunos tipos de cáncer. Por otra parte, también tienen efectos beneficiosos como la mejora de la actividad de la insulina y el metabolismo de la glucosa, mejoría de la función intestinal, así como la disminución de la presión arterial y del colesterol total y LDL plasmáticos. La relación entre los cereales integrales y el efecto beneficioso sobre las enfermedades cardiovasculares se han demostrado en frecuentes ocasiones, pero es importante recalcar que no solo se debe al contenido en fibra de los cereales integrales, ya que entran en juego otros componentes activos como la glicina betaína. Este nutriente se encuentra en altas concentraciones en cereales como el trigo y el centeno y su acción se basa en la reducción de la homocisteína, factor de riesgo cardiovascular, en metionina.

Diseñamos un estudio exploratorio controlado para comparar el efecto a corto plazo de una dieta rica en cereales integrales comerciales con una dieta rica en cereales refinados sobre los parámetros relacionados con la salud cardiovascular y digestiva en personas sanas, efecto que se ha demostrado claramente en numerosos estudios observacionales pero que falta confirmar con una evidencia más sólida en estudios de intervención en humanos.

Cómo se ha llevado a cabo

Los participantes se sometieron a dos semanas de dieta a base de cereales refinados y otras dos semanas con una dieta rica en cereales integrales (150 g/día). Ambas dietas tenían características similares (aportaban aproximadamente 2000 kcal) y, entre la aplicación de una y otra, se estableció un período de lavado de 5 semanas.

Resultados

Si comparamos los beneficios de una dieta con cereales integrales con los de una dieta con cereales refinados, encontramos que:

  • Tras una semana con la dieta de cereales integrales, incrementaron las concentraciones plasmáticas de betaína y alquilresorcinol, manteniéndose los alquilresorcinoles elevados al final de la segunda semana y reduciéndose la betaína en la segunda semana con una diferencia menos acentuada entre ambas dietas.
  • Después de 2 semanas con la dieta basada en cereales integrales, el colesterol total y del colesterol LDL disminuyeron un 2% y un 9% respectivamente. Los niveles de triglicéridos plasmáticos fueron similares en ambas dietas. No se encontraron diferencias en colesterol HDL, glucemia, proteína C reactiva ni en la homocisteína.
  • La dieta de cereales integrales contribuyó al aumento de Clostridium leptum y una tendencia al aumento de especies de Enterococcus en las heces (bacterias que forman parte de la diversidad de la flora intestinal), a la disminución del pH del líquido fecal y al aumento de la frecuencia de las deposiciones.

Valoración

Tras los resultados del estudio podemos decir que la incorporación de cereales integrales en la dieta tiene efectos destacables a corto plazo en comparación con una dieta basada en cereales refinados, los cuales se detallan a continuación:

  • A nivel intestinal, el aumento de la fermentación de la fibra alimentaria debido a una mayor ingesta de cereales integrales produce cambios en la microbiota fecal, así como también se observa una mejoría en el tránsito intestinal.
  • A nivel cardiovascular, mejora los biomarcadores de la enfermedad, reduciendo la presencia de colesterol total y colesterol LDL en sangre, al mismo tiempo que reduce la concentración de homocisteína gracias a la actividad de la betaína.
  • Una cena rica en cereales integrales comporta una mejora en el metabolismo de la glucosa al día siguiente.
  • Los cereales integrales aportan componentes interesantes para la salud humana, más allá de los beneficios de la fibra, como es el caso de fitoquímicos como la betaína, presentes en cantidades considerables en cereales como el trigo y el centeno.

De las 4-6 raciones de alimentos elaborados a base de cereales que deberíamos consumir al día, los expertos recomiendan que buena parte de ellos sean integrales. Si bien las guías alimentarias españolas no concretan un número de raciones de consumo de cereales integrales al día, las americanas sí lo hacen fijando un mínimo de 3 raciones al día, dado el efecto preventivo de la salud que comporta llevarlo a cabo.

Por último, es importante considerar el consumo del cereal integral en su totalidad y no como compuestos hechos a base de las distintas partes que conforman el cereal, dado que las propiedades beneficiosas se manifiestan en mayor medida si los fitonutrientes se consumen en su propio alimento completo.

Fuente: e-nesvida