José Andrés propone soluciones para erradicar la urgencia alimentaria

Los periodistas Benjamín Lana y Carlos Maribona entrevistaron en
Gastronomika Live al chef José Andrés, “el líder de un movimiento global que alimenta el mundo”. El asturiano afincado en EE.UU. propone modelos para luchar contra el hambre y sitúa a los cocineros, “mi gremio”, como los “soldados perfectos para esta lucha”.

Desde su casa de Washington y en chaquetilla, José Ramón Andrés Puerta atendió la llamada de Gastronomika Live, el pasado día 12 de mayo, para describir una realidad de carencia alimentaria mundial “dramática”, en la que “los cocineros nos vamos a tener que comprometer”. “Se debe erradicar el hambre en el mundo”, exhortaba. Un mensaje para Naciones Unidas, “que muchas veces se complace en palabras y no en hechos”, y para todos y cada uno. “Recoger un papel en la calle es una acción pequeña, pero suma”. Suma a esta guerra, la de la lucha contra el hambre, “en la que los cocineros somos los guerreros perfectos”. Aunque modesto, Andrés es el líder del ejército. Quique Dacosta entró virtualmente en la entrevista para cerciorarlo.

José Andrés lidera World Central Kitchen

Nominado dos veces al Nobel de la Paz y portada de la revista Time, José Andrés lidera World Central Kitchen, una organización de acción rápida capaz de ofrecer decenas de miles de comidas al día por todo el mundo en las circunstancias más complicadas. Con la pandemia del coronavirus ha llegado a España, donde ya gestiona 15 cocinas activas en 35 ciudades, y donde colaboran más de 200 cocineros. Y al su colectivo se dirigía: “Como cocinero no puedo estar satisfecho en dar de comer a pocos y no estar comprometido al mismo tiempo en dar de comer a muchos”.

Se dirigía a su sector, pero también a las instituciones. “No puede ser que, en un país como España, en un momento de emergencia como este, haya gente sin prestación. Necesitamos sistemas para que las personas que se quedan atrás no se sientan abandonadas, porque si no atajamos el hambre va a haber problemas sociales”. Palabras que no solo describían. “Tenemos excedentes de producto en el campo que no se recogen por falta de demanda y gente que pasa
hambre. No tiene sentido. El Estado debería comprar el excedente a los productores y llevar esos alimentos a quien los necesita”. Pero en las emergencias, era realista, “las administraciones son lentas”.

Para el caso español, “para todos”, el asturiano ponía un ejemplo que funciona en EE.UU. y “se puede exportar”, una ley en la que él mismo ha participado por la que la administración paga a los restaurantes para que estos abran para cocinar para los más necesitados. “Actúa el Estado y actúo el individuo”. Una colaboración público-privada que “pone a trabajar a los restaurantes transformándolos en cocinas comunitarias”. World Central Kitchen lo hace así, uniendo restaurantes con ONG, para cubrir las necesidades, y está en 300.000 comidas al día.

Un líder o el mejor cocinero del mundo

José Andrés se ha convertido en líder de esta solidaridad alimentaria mundial, aunque rehúya el título. “En América hay tres palabras importantes: ‘We, the people’, y me encantan. Estamos en un mundo donde manda el yo, y a mí me gusta el nosotros”. Seguía sin convencer a Dacosta: “José está consiguiendo que la función del cocinero vaya mucho más allá que cocinar. Es un líder, y no es necesario que se lo digamos. Lo es como lo fue Ferran Adrià o los teóricos de la Nouvelle Cuisine. José es el líder de un movimiento global que alimenta el mundo”.

Andrés contrastaba: “Sigo queriendo ser el mejor cocinero del mundo, pero es verdad que ha llegado un punto, con 50 años, en el que tengo muchas facetas en mi vida como para dedicarme solo en cuerpo y alma a la cocina propiamente dicha”. “Nuca pensé que la vida me llevaría hasta aquí, pero si lo que se trata es de ayudar dando de comer, estoy encantado. Me gusta soñar en que el hambre se ha erradicado. Y si para conseguirlo debo hablar con Donald o Ivanka Trump lo hago”.

“Si Adrià hubiera sido el CEO de una empresa de medicamentos ya no habría enfermedades” Se había citado antes, y “es amigo personal”. “Ferran sí fue un líder, quizá porque no quería serlo. Él solo trabajaba y compartía. No he visto trabajar tanto en mi vida como se trabajó entonces en el Bulli. Ferran podría haber sido un tacaño de la creatividad y no haber compartido nada. Pero fue grande y líder porque fue generoso. Si hubiera sido el CEO de una empresa de medicamentos hoy en día no habría enfermedades,» espetaba.

Con franqueza continuaba: “Si hubiera sido él quizá hubiera sido más egoísta. ¿Te voy a explicar cómo se hacen las aceitunas esferificadas? Anda, dedícate a estudiarlo 15 años… Ferran lo hizo por generosidad. Y es justo esa generosidad la que tenemos que llevar ahora a otros lugares en nuestra sociedad”.

¿Un World Central Kitchen mundial?

Con sede en Washington, World Central Kitchen está presente en Haití, Puerto Rico, México o Colombia además de en 27 ciudades americanas donde suministra ayuda a los más necesitados.

Desde el chat le llegaban peticiones para montar otras sucursales. Su respuesta: “Si quieren, que se junten dos o tres amigos cocineros y nos contacten por la web o las redes. Si podemos les ayudamos”. Se está formando un World Central Kitchen mundial “que esperemos no sea necesario, pero si lo es aquí estaremos”. El principal problema, la financiación. “Ponemos dinero propio y tenemos grandes donantes, pero siempre se necesita. No así manos, ya que la solidaridad en el caso de España ha sido espectacular”, explicaba.

“Por ello debo felicitar a San Sebastian Gastronomika o a Madrid Fusión, porque gracias a los congresos se ha creado esta familia que somos los cocineros. Se ha creado esta generosidad”.

¿Optimista para el futuro?

Última pregunta de la sesión en directo. Obvia. “Soy pragmático. Todos lo vamos a pasar mal, y nos tendremos que reinventar. El turismo y la economía va a tardar en volver”, por lo que volvía a pedir ayuda a las administraciones: “Necesitaremos ayudas para el sector, pequeñas inyecciones de capital”.

Qué no quede la petición, el deseo de José Andrés… en saco roto.