En la madrugada de este sábado al domingo nuestro reloj se adelantará una hora
Consejos de la SEN para adaptarnos más rápido
- Nuestro organismo tiene más dificultades para adaptarse cuando siente que “ha perdido” una hora que cuando la gana. Por esta razón, este cambio de hora entraña más dificultades de adaptación
- Personas mayores o aquellas que padecen cefaleas, epilepsia o trastornos del sueño, las más perjudicadas con el cambio de hora
- Fraccionar la hora de diferencia en la que se ven afectados nuestros horarios de alimentación y sueño, adelantando paulatinamente nuestras rutinas los días previos, la mejor forma de adaptarnos
- Aunque el cambio de horario suponga ciertos desajustes en nuestro organismo, a la larga, nuestro rendimiento se ve mejorado cuando armonizamos nuestra actividad con los tiempos de luz solar
Marzo de 2012.- Este fin de semana nuestros relojes se adelantarán una hora para adaptarnos al horario de verano, una costumbre que en España se realiza desde 1918, aunque de forma desigual y con revocaciones puntuales. La Sociedad Española de Neurología (SEN) recuerda que en los días posteriores a los cambios de horario es común que aparezcan ciertos trastornos motivados del desajuste entre nuestro reloj biológico y la hora real.
“Aunque no todas las personas tienen dificultades para adaptarse, es habitual es que se necesite entre uno y cinco días para ajustar nuestro reloj biológico a la nueva situación”, señala en Dr. Carlos Tejero Juste, Vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN). “La sensación es semejante a lo que nos ocurre cuando viajamos a través de distintos husos horarios, al jet-lag, con la diferencia de que, en este caso, al tratarse sólo de una hora de diferencia, los trastornos son de menor intensidad. Al igual que en los viajes, nos es más fácil adaptarnos en aquellos países donde al viajar ganamos tiempo. Así pues, podríamos decir que, el cambio de horario de invierno al de verano, como en esta ocasión, y donde nuestro reloj biológico ‘pierde’ una hora, entraña más dificultades de adaptación”.
Las personas jóvenes y sanas pueden experimentar sensación de cansancio, somnolencia, cierta desorientación o aturdimiento, falta de concentración, de energía, dificultad para dormir,… Sin embargo, personas mayores o aquellas que padecen algún trastorno neurológico como cefaleas, epilepsia o trastornos de sueño pueden verse más perjudicadas. “Todas aquellas personas que, bien por su edad o por padecer alguna patología, deben descansar de forma adecuada para encontrase bien al día siguiente son a las que más perturba el cambio de horario”, explica el Dr. Carlos Tejero. “Todos deberíamos hacerlo pero, en especial para éstas, es recomendable que tomen medidas que les permitan adaptarse de forma progresiva al cambio de horario”.
Algunas de las medidas que se pueden tomar para adaptarnos serían:
- Fraccionar la hora de diferencia en la que se ven afectados nuestros horarios de alimentación y sueño, adelantando los días previos nuestras rutinas unos 15 minutos de forma progresiva.
- Evitar las siestas diurnas para tener más sueño por la noche.
- Intentar llevar un horario regular tanto en alimentación como en sueño, al menos durante los primeros días.
- Ajustar el reloj cuanto antes. Lo más adecuado sería hacerlo justo antes de irnos a dormir para que nos levantemos con el horario adecuado.
«Lo que no es aconsejable es utilizar fármacos o remedios naturales por mucho que creamos que nos puede ayudar en la adaptación al cambio. Hay que afrontarlo de forma progresiva y natural», comenta el Dr. Carlos Tejero.
En todo caso, hay que tener en cuenta que para la población sana, las consecuencias del cambio de horario son transitorias y leves y no suelen ser muy distintas de la sensación que se produce cuando los lunes nos incorporamos al trabajo, después de haber desajustado nuestro horario el fin de semana. “Además, aunque el cambio de horario suponga ciertos desajustes en nuestro organismo, a la larga, y al armonizar nuestra actividad con los tiempos de luz solar, también se ve mejorado nuestro rendimiento”, concluye el Dr. Carlos Tejero.