La rubia… es la preferida pero no la única.


En copa o vaso frío pero nunca congelado, a 5º si es lager o a 10º si se trata de una negra, siempre con dos dedos de espuma y perfecta compañera de una ensalada, una ración de chorizo o una carne a la brasa. Tan solo son unos pequeños consejos, pero la cerveza encierra en su color, su textura y su sabor multitud de matices que pueden conseguir que una buena comida se convierta en una comida excelente. El buen hacer de esta bebida con los más diversos platos la ha empujado más allá del ámbito del tapeo para convertirla en una opción de mucho peso en nuestras mesas.

A pesar de contar con gran aceptación y de formar parte de los hábitos de consumo de los españoles, la cerveza es una bebida con propiedades gastronómicas aún desconocidas por la mayoría. Aunque no existen reglas establecidas, ni razonamientos técnicos que expliquen por qué muchas combinaciones pueden considerarse gloriosos puntos de encuentro entre platos y bebidas, y sabiendo que la intuición y el gusto personal son la mejor guía, nos encontramos con casos que no dejan lugar a dudas.

Los platos especiados, salados, picantes o aquellos inundados por los toques marinos -intensos en definitiva- se crecen junto a una cerveza, que tiene la capacidad de refrescar la boca cuando se “calienta” con estas sensaciones. Los ingredientes ácidos presentes en muchas preparaciones, como el vinagre o el tomate, resultan incompatibles con muchas bebidas; sin embargo, la cerveza aguanta la agresión de estos aderezos. Otro ejemplo de perfecto maridaje con cerveza lo encontramos en los alimentos o platos grasos, como fritos, embutidos, pescados azules, o los huevos con yema líquida, que nos dejan una ligera capa untuosa que esta bebida puede ayudar a “limpiar” para seguir disfrutando del siguiente bocado.

En el universo vegetal, una de las grandes familias de la clásica Dieta Mediterránea, se hallan múltiples ejemplos de sabores que recomiendan el matrimonio con una cerveza, como los espárragos, que poseen notas herbales y metálicas que pueden transformar el sabor de otras bebidas; calabacines; berenjenas; hojas propias de las ensaladas como endivias, escarolas o rúcola, en las que predominan los sabores amargos. Ante el reto de encontrar una bebida para degustar alcachofas, la cerveza se revela como el único acompañamiento para estas verduras que alteran completamente el sabor de todos los vinos, e incluso del agua, tornando a ésta en un líquido dulce. En este caso, la mejor opción para neutralizar el recuerdo metálico de este manjar es una cerveza extra.

La enumeración de sabores y texturas con las que se podría probar son infinitas, y las ocasiones se encuentran en todo tipo de cocinas, ya sean orientales o exóticas, tan de moda últimamente (¿qué líquido aguanta la persistencia del pescado crudo aderezado con el aromático jengibre y la picante salsa wasabi?) o las más clásicas españolas (¿quién puede renunciar al delicado picor del ajo en salsas y aliños que, por otro lado, no casa bien con cualquier líquido? ¿acaso un buen chorizo no se acompañaría mejor de una cerveza ligera que ayude a limpiar la grasa de este embutido y a refrescar de la potencia del pimentón?).

Las más habituales en España

SIN ALCOHOL

Rubia dorada, aroma a crudo y agradable sabor a malta, de cuerpo y espuma ligera y ligero toque dulzón. Su graduación no supera en ningún caso el 1% de alcohol en volumen, mientras que las cervezas “0,0” garantizan un nivel menor al 0,05%.

LAGER-PILSEN

Rubia dorada con reflejos brillantes, aroma con notas suaves y frescas, de sabor suave a malta y toques amargos a lúpulo. Es ligera, refrescante, con un 4% de volumen de alcohol.

LAGER ESPECIAL

Rubia dorada con reflejos ámbar, aromas marcados por la malta y el lúpulo. De cremosidad marcada en las paredes de la copa, su sabor mantiene buen equilibrio entre la malta y los amargos del lúpulo. Con una graduación de 5%.

EXTRA

De color oro viejo con reflejos cobrizos, de intensos aromas marcados por el malteado y con recuerdos a regaliz, lúpulo y lácteos. Con un cuerpo y una espuma cremosa; en su sabor se hace patente el tostado de la malta con un final de boca largo y un amargo intenso y agradable. La graduación alcohólica ronda el 6-7%.

BOCK

Cerveza oscura con tonos marrones y reflejos brillantes. Su aroma, intenso y con personalidad, posee un buen equilibrio entre malta y lúpulo. Equilibrio que se aprecia también en su sabor, marcado por notas frutales, intensidad y final de boca largo. Su cuerpo y espuma es densa y cremosa, y su graduación está entre el 6-7%.

ALE

Su color abarca una amplia gama, que va desde el oro viejo hasta el cobrizo o el rojo, mientras que su aroma se caracteriza por los toques frutales y la intensidad de la levadura. Cremosa y untuosa, en su sabor se aprecia el equilibrio y la presencia de la manzana roja. Su graduación oscila también entre los 6-7%.

DE ABADÍA

Un hermoso color bronce y una espuma tostada caracterizan esta cerveza de aromas que evocan al caramelo y a frutas como el plátano y la manzana. De cuerpo y espuma cremosa y persistente, posee un sabor donde destacan los lácteos y la fruta. Con un gusto final largo, sabroso y seco, su graduación alcohólica asciende al 6%.

STOUT NEGRA

De un personalísimo e intenso color negro, en su aroma se nota la presencia del lúpulo y del malteado intenso que le otorga ese olor torrefacto a café y regaliz. Con un cuerpo cremoso y robusto, y una espuma untuosa, la stout negra goza de un sabor potente con toques de café, regaliz y lácteos. Con una graduación de 5% de volumen.