- La Sociedad Española de Neumología Pediátrica considera de vital importancia, ante situaciones de este tipo, que los padres conozcan y sean conscientes de la importancia que tiene un adecuado desarrollo físico y psíquico en los hijos desde temprana edad. De ahí que «la prevención de futuras enfermedades será más eficaz, especialmente cuando los niños tienen sobrepeso, son asmáticos y llevan una vida sedentaria»
Medicosypacientes.com, julio 2011
Los datos que existen en la actualidad, en España y en otros países, sugieren que el aumento del peso corporal y el asma se desarrollan en paralelo sobretodo en la pubertad, períodos de rápido crecimiento y maduración. Al respecto, el grupo español del Estudio Internacional de Asma y Alergia en la Infancia (ISAAC, por sus siglas en inglés), ha constatado en un reciente estudio la conexión entre la obesidad infantil y el asma, así como los efectos beneficiosos que produce la dieta mediterránea en el asma.
Según los neumólogos, la prevalencia de la obesidad se debe probablemente a un desequilibrio entre la ingesta de energía y el gasto de la misma, en el que la falta de ejercicio es un punto clave. Asimismo, se ha demostrado que con la pérdida significativa de peso, el control del asma se ha mejorado «significativamente» en los individuos asmáticos.
Ante esta conclusión, la Sociedad Española de Neumología Pediátrica (SENP) considera de vital importancia que los padres conozcan, y sean conscientes de la importancia que tiene el adecuado desarrollo físico y psíquico en los hijos desde temprana edad. De esta manera, «la prevención de futuras enfermedades será más eficaz, especialmente cuando los niños tienen sobrepeso, son asmáticos y llevan una vida sedentaria». Desde esta entidad científica se considera que «tenemos que lograr que nuestra población infantil encuentre en los alimentos un aliado a su salud y bienestar y no esté asociado a un temor o un riesgo a engordar».
Así, los expertos recomiendan una alimentación basada en el equilibrio óptimo en la ingesta de antioxidantes mediante el consumo de alimentos frescos como verduras, hortalizas, carne, pescado y fruta ayuda a prevenir enfermedades como la obesidad y, de forma relacionada, a disminuir la prevalencia del asma.
Además, la práctica de ejercicio físico de forma regular cumple un rol definido en el manejo del asma infantil, con el que permite un mejor control de la enfermedad. Sin embargo, «debe remarcarse que el ejercicio no cura el asma, aunque enseña a vivir mejor con la enfermedad».