Elige comidas que sacien
Pasar hambre no es la solución: es frustrante y a la larga ineficaz. Lo ideal para lograr objetivos de pérdida de peso es optar por una comida sustanciosa que sacie a largo plazo. Por ejemplo, una pieza grande de carne acompañada de una dosis generosa de coliflor o espárragos. Esta opción no solo es sabrosa, también tiene pocas calorías. Además, esta propuesta no solo permite comer más cantidades, también aporta Vitamina A, E y G, ácido fólico y potasio.
Tómate tu tiempo a la hora del lunch
Comer un sandwich frente al ordenador o camino de una reunión no es saludable. Según los estudios, la distracción provoca una ingesta mayor de lo necesario. Además, una digestión apropiada requiere de tiempo: mastica despacio y disfruta de cada bocado -de esta forma evitarás ansias y estrés durante la comida. Otro buen hábito es anotar lo que comes de forma rigurosa, de esta forma tendrás una visión de conjunto de tus hábitos alimentarios. Eso te ayudará a mantener tu objetivo calórico en mente y te indicará como una vuelta extra en bici puede compensar esa porción de pastel de la hora del almuerzo.
Introduce pequeños cambios en tu rutina
Incluso los cambios aparentemente más insignificantes pueden traducirse en una mejor forma y en un metabolismo basal más alto. Pequeñas variaciones de las actividades cotidianas, como desplazarse en bici en lugar de en bus o coche o subir y bajar las escaleras en lugar de coger el ascensor, resultan motivadoras e implican ejercitar nuevos grupos de músculos.
Si no puedes hacer ejercicio, al menos sal a caminar a diario, mínimo media hora a buen paso. Lo mejor llegar a una hora. Si vas con compañía agradable te servirá para oxigenarte y ponerte en forma.
Contagia a tu familia y amigos
Motivar a tus amigos, colegas y familia para hacer ejercicio en grupo repercutirá en un mayor éxito (dos pueden más que uno). Si eliges tu familia, opta por deportes como el cycling, el patinaje en línea o el futbol. En la oficina, reserva 10 minutos para hacer sentadillas con tus colegas. De esta forma relajarás los músculos y activarás la circulación sanguínea.
¿Sediento o hambriento?
A menudo la deshidratación se confunde con el hambre. Si tienes hambre, mejor bebe primero un vaso de agua y espera unos minutos antes de atacar la nevera. Para evitar estas situaciones, utiliza la función “Agua” de MyFitnessPal, diseñada como una alarma, te avisará de beber agua de manera regular.