Comer pescado durante el embarazo mejora la capacidad intelectual de los niños, así como su conducta social, según sugiere un estudio publicado en la revista ‘American Journal of Clinical Nutrition’ y coordinado por la profesora de la Universidad de Granada (UGR) Cristina Campoy.
Agencias, Enero 2012
En concreto, los resultados de este trabajo muestran cómo los niños nacidos de mujeres que consumieron más pescado durante el embarazo logran mejores resultados en las pruebas de inteligencia verbal, habilidades de motricidad fina y una mejor conducta prosocial. Estos resultados han sido obtenidos en el marco del proyecto ‘Efecto de la dieta sobre el rendimiento mental de los niños’ (Nutrimenthe), que ha sido financiado con 5,9 millones de euros a través del VII Programa Marco de la UE, según ha informado este lunes en una nota la UGR.
El aceite de pescado es la principal fuente de ácidos grasos omega-3 de cadena larga, como por ejemplo el ácido docosahexaenoico (DHA), un componente estructural clave de las membranas celulares del cerebro. Por ello, la propia Comisión Europea apoya y declara las propiedades saludables del DHA, pues «contribuye al desarrollo normal del cerebro fetal y de los bebés alimentados con leche materna y también favorece el desarrollo normal de la visión en el feto y en el lactante», recoge la UGR.
En el estudio Nutrimenthe, los científicos han investigado el efecto de la ingesta de pescado durante la gestación junto a la variabilidad genética sobre la capacidad intelectual. Los investigadores del proyecto se centraron principalmente en los polimorfismos del grupo de genes de las desaturasas de ácidos grasos (FADS) que codifican las enzimas delta-5 y delta-6 desaturasas que intervienen en la síntesis de los ácidos grasos de cadena larga de las series omega-3 y omega-6.
Usando muestras de sangre de más de 2.000 mujeres, a las 20 semanas del embarazo, y del cordón umbilical de sus hijos al nacimiento, los investigadores han analizado los ácidos grasos de cadena larga de las series omega-3 y omega-6 y han determinado el genotipo de 18 polimorfismos de nucleótido único del FADS.
El equipo ha analizado el efecto de la ingesta materna de pescado durante la gestación, como fuente de ácidos grasos omega-3 y omega-6, y su efecto tras la transferencia placentaria sobre el desarrollo fetal y cómo los diferentes genotipos van a influir sobre los niveles de estos importantes ácidos grasos de cadena larga en el feto.
La doctora Pauline Emmett, de la University of Bristol; la doctora Eva Lattka, del Helmholtz Zentrum München, el Centro Alemán de Investigación de Salud Ambiental; y el profesor Berthold Koletzko, de la University of Münich, y sus equipos han descubierto cómo los polimorfismos del grupo de genes FADS afectan las concentraciones de los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga en las mujeres durante el embarazo.
Genotipos maternos
Según los investigadores, la composición de ácidos grasos en la sangre del cordón umbilical depende de los genotipos maternos y de sus hijos, de tal manera que los genotipos maternos se asocian principalmente con los precursores de los ácidos grasos de la serie omega-6, y los genotipos del niño están asociados a los ácidos grasos más elongados de esta serie omega-6.
También han demostrado que las cantidades de ácido docosahexaenoico (DHA) de la serie omega-3, y principal componente de las membranas de las células del cerebro, son dependientes de los genotipos maternos y de sus hijos.
«Hay una mayor contribución a la síntesis de ácidos grasos de cadena larga de la serie omega-6 por parte del feto de lo que se esperaba», ha señalado la doctora Lattka, para quien los niveles de DHA en el feto «dependen del metabolismo materno y fetal». Por ello, ha concluido que «la cantidad de DHA suministrada al feto por la madre a través de la placenta podría ser muy importante».
Mayor coeficiente de inteligencia
En un estudio previo, los investigadores han demostrado además que el consumo de pescado durante el embarazo se asocia con un mayor Coeficiente de Inteligencia (CI) en los niños a los 8 años. Sin embargo, los investigadores se preguntan qué es lo que hay en el pescado que determine ese efecto.
El estudio identificó así cómo el consumo de pescado está asociado con los niveles maternos de DHA, aunque aún no hay datos respecto a si los niveles de DHA maternos están directamente relacionados con los resultados en los niños. En el proyecto Nutrimenthe, que tiene previsto finalizar en 2013, se trabaja para resolver esta cuestión.
El pasado mes de octubre, los investigadores del proyecto, coordinado por la Universidad de Granada, organizaron un simposium internacional con el tema ‘Nutrición y Función Cognitiva’ en la Conferencia de las Sociedades de Nutrición Europeas que se celebró en Madrid.
Este evento contó con la participación de investigadores de diferentes países, Bélgica, Alemania, Hungría, Italia, Países Bajos, Polonia, Reino Unido, Estados Unidos y España (Rovira i Virgili y Granada) que forman parte del consorcio Nutrimenthe.