Las dietas del futuro incluirán, gracias a los avances en Nutrigenómica que se realizarán en las próximas dos décadas, productos bioactivos para mejorar las funciones cerebrales del individuo, disminuir el deterioro óseo-muscular del envejecimiento y además conseguir «efectos estéticos», como la hidratación de la piel o el mantenimiento del cabello, según el estudio ‘Prospectiva sobre Nutrigenómica, Alimentación y Salud’.
El trabajo, elaborado por la Fundación del Observatorio de Prospectiva Tecnológica e Industrial (OPTI) y el Centro de investigación y desarrollo tecnológico del sector agroalimentario (AINIA), asegura que, en un futuro cercano, el desarrollo de la Nutrigenómica permitirá extraer los compuestos bioactivos que se encuentran de manera natural en muchos alimentos y añadirlos a otros, lo que beneficiará a grandes grupos con genéticas similares.
Asimismo, los avances en técnicas como la genómica, la metabolómica y la transcriptómica permitirán «desarrollar nuevos sistemas de detección y autentificación de ingredientes, presencia de microorganismos, residuos alérgenos o efectos del procesado de los alimentos sobre la eficacia de los componentes», lo que aumentará la seguridad alimentaria, sobre todo en las poblaciones de más riesgo.
Además, entre 2015 y 2020, se extenderá el uso de estudios para determinar la absorción, distribución, metabolismo, excreción y toxicidad de los compuestos bioactivos que permitan validar los mecanismos de acción, a nivel molecular y celular, de los compuestos y determinar la acción de los mismos sobre cada fenotipo.
Para este plazo también se llegará a conclusiones sobre la interacción que pueda producirse entre los compuestos bioactivos con la microbiota de diferentes grupos de población. Además, se dispondrá de información suficiente sobre los efectos que los diferentes procesos de los alimentos –incluido el cocinado– tienen sobre la composición nutricional de los alimentos y sus funcionalidades.