El consumo de trigo reduce la tendencia a la obesidad




Investigadores del Departamento de Biología Humana, Salud Alimentaria y Gestión de la Innovación de la Universidad de Maastricht, Países Bajos, y el grupo de Biología Vegetal y Ciencia de los Cultivos de Rothamsted Research, Reino Unido, llegaron a la conclusión en una revisión de la literatura científica de que los supuestos efectos adversos del consumo de trigo en la salud humana, causada por mecanismos relacionados con la conducta alimentaria, no pudo ser corroborada.

Por el contrario, el consumo de trigo se ha asociado con una reducción significativa en los riesgos para la diabetes tipo2, enfermedades del corazón y un mejor control de peso a largo plazo. Los hallazgos, publicados en el Journal of Cereal Science, aclaran algunos conceptos erróneos recientemente escuchado sobre el consumo de trigo que aparecen en los medios de comunicación.

Los granos de trigo comprenden tres componentes principales, almidón ( 50-60 %), proteínas ( 10-13 %), y polisacáridos de la pared celular ( fibra dietética, 10 a 15 %), y una gama de componentes de menor importancia que pueden conferir beneficios para la salud humana. Es importante destacar que, con el fin de declarar en la etiqueta de un alimento de grano entero como un solo ingrediente, estos tres componentes principales deben estar presentes en las mismas proporciones relativas, tal como existen en el grano intacto.

El trigo es el cereal más cultivado y es tercero en la producción mundial, por detrás del maíz y el arroz. Alrededor del 95% de la producción de trigo a nivel mundial es trigo harinero para la producción de harinas y pan y la mayor parte de el 5% restante de la cosecha es de trigo duro (Utilizado para la elaboración de pastas de trigo). Pequeñas cantidades de razas de trigo como escanda , espelta y otras se cultivan principalmente para la demanda de alimentos de salud especializados.

En su revisión de la literatura científica, los autores abordan el debate en torno al consumo de trigo y de la salud. Varias tendencias dietéticas populares, tales como la dieta del Paleolítico, o la propuesta del cardiólogo estadounidense WR Davis en su reciente libro el vientre de trigo (2011), sugieren que el consumo de trigo tiene efectos adversos para la salud. Estos supuestos efectos adversos incluyen, por ejemplo, que el almidón de trigo sería diferente al almidón de otras fuentes como los plátanos, las patatas y las verduras, y sería más fácilmente metabolizable para aumentar el azúcar en la sangre, o que el trigo podría inducir a una conducta alimentaria addictiva, y en última instancia favorecer la obesidad. La causalidad multifactorial de la obesidad a menudo falta en estos estudios, atribuyendo el desarrollo de la obesidad a un alimento o componente alimenticio individual.

Los autores señalan el hecho de que, históricamente, ha habido poblaciones, como la de Turquía, que consumieron los productos de trigo como la principal fuente de energía durante siglos, sin que la gente ganara peso. Además de esto, el aumento de la obesidad también se ha producido en las poblaciones que consumen poco de trigo, tales como varios países asiáticos.

Por otra parte, el consumo de grano entero ha sido asociada con un menor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, así como un control de peso más favorable.

Por lo tanto, los autores afirman que el trigo sólo debe ser evitado por personas con enfermedad celíaca (trastorno autoinmune provocado por el gluten, que afecta a alrededor del 1% de la población de Europa y los EE.UU.) o por aquellos que son sensibles o alérgicos a las proteínas de trigo (que afecta a alrededor del 5-10%).

Se consideró una serie de conceptos erróneos comunes y utilizados por los autores como «la proliferación de productos de trigo es paralela al aumento de tamaño de la cintura», que no puede ser justificados sobre la base de estudios científicos publicados. Se trata, según este estudio, de una interpretación errónea de una correlación entre dos variables que tienen una relación causal, las tasas de obesidad han aumentado en paralelo con un aumento en el consumo de trigo, pero no hay una relación causal entre las dos.

Otro ejemplo es «opioides del trigo son tan adictivos que causan que la gente sea incapaz de controlar su alimentación, y la eliminación de trigo de la dieta provoca sintomas de abstinencia» Una vez más no se dispone de datos que corroboren la declaración; este error de percepción se basa en la observación de que una digestión incompleta de gliadina (una fracción del gluten) produce la liberación de un péptido, denominado gliadorphin, que causa cambios de comportamiento agudos cuando se infunde en el torrente sanguíneo de ratas. Sin embargo, este compuesto gliadorphin como tal, no puede ser absorbido por el intestino.

Los autores concluyen que aunque los efectos adversos de trigo en algunos individuos no deben ser ignorados, el consumo de granos enteros en general tiene efectos positivos en la salud. Las personas con sensibilidad al gluten o enfermedad celíaca se beneficiarían de los productos alimenticios que no contienen proteínas relacionadas con el gluten, realizados a partir de cultivos como el teff, amaranto, avena, quinoa y la chía. Para el público general, se puede recomendar la sustitución de alimentos refinados por un mayor consumo de productos de grano entero.

Referencia

Fuente: EUFIC – Traduccion Dr. Manuel Zamora