Bayer salud, 15 de Septiembre de 2006
Los hábitos de vida saludables son una asignatura que debe aprenderse desde los primeros años de vida. Una adecuada actividad física y una dieta equilibrada pueden evitar a la larga serios problemas cardiovasculares. Según el doctor Manuel Luque, jefe de Servicio de la Unidad de Hipertensión del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, «cualquier modificación dietética debe emprenderse desde la infancia». De hecho, diversos estudios clínicos llevados a cabo en la población infanto-juvenil han demostrado que existe una relación entre los niveles de presión arterial y el consumo de sal, al igual que ocurre en los mayores.
Aunque reducir el consumo de sodio en las comidas es sólo una de las medidas que se aconsejan para evitar la hipertensión arterial y reducir el riesgo cardiovascular, su papel ha sido sobradamente demostrado a través de numerosas investigaciones. «Lo ideal es que se de una combinación de diferentes medidas que conduzcan a unos hábitos de vida saludables: evitar el sedentarismo y reducir el consumo de sodio y de alcohol pueden reducir en tres años la incidencia de hipertensión hasta en un 30 por ciento», asegura el doctor Luque.
Diferentes estudios desarrollados en los últimos años han demostrado que existe una relación significativa entre la ingesta de sodio y los niveles de presión arterial. En este sentido y teniendo en cuenta que el consumo medio de sal en nuestro país es de 13 gr al día, se sabe que si se reduce a la mitad la presión sistólica baja en 2,1 mm de Hg y la diastólica en 0,2 mm de Hg. «Aunque a priori puedan parecer resultados modestos, poblacionalmente son muy importantes ya que si toda la población redujera su presión sistólica en 3 mm de Hg disminuirían muy significativamente el número de ictus y de infartos», señala el doctor Luque.