El Mundo, 22 de Enero de 2005
El consumo moderado de alcohol acaba de recibir un nuevo espaldarazo de la ciencia. A los datos sobre sus virtudes para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular o de resistencia a la insulina se suman los proporcionados por un nuevo trabajo, en el que se apunta su posible papel protector contra el deterioro cognitivo.
Pese a que la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas está considerada como un factor de riesgo de daño cerebral y demencia, la nueva investigación sale a a luz cuatro meses después de que la revista ‘British Medical Journa’l publicara otro estudio que refleja que, en cantidades prudentes (un vaso al día), ayuda a preservar las funciones cerebrales. El nuevo trabajo, dirigido por Meir J. Stampfer, del Hospital de Mujeres de Brigham en Massachusetts (EEUU), y publicado en la última edición de la revista ‘The Journal of the American Medical Association’ (‘JAMA’), forma parte de la ya conocida investigación ‘Nurse´s Health Study’ (Estudio de la Salud de las Enfermeras, iniciado en 1976 con 121.7000 participantes y que abarcó un periodo de seguimiento de 25 años).
Los autores evaluaron, en un primer momento, la función cognitiva de un total de 12. 480 profesionales de entre 70 y 81 años, para dos años más tarde volver a examinarlas, aunque en este caso el número de participantes se redujo a 11.102. La información sobre el consumo de alcohol entre este colectivo se recabó a través de cuestionarios que se completaron en cinco ocasiones. La ingesta total de estas bebidas se calculó en gramos. Así, una cerveza son 13.2 g; un vaso de vino, 10.8 g y cualquier otro licor 15.1 g.
Los datos muestran que un 51% de las participantes no bebía alcohol, mientras que un 44% ingería entre uno y 14.9 g diarios y un 5%, entre 15 y 30 g cada día. «Las mujeres que consumían menos de 15 g al día tendían a puntuar más alto en las pruebas que miden la capacidad cognitiva que las no bebedoras. En cambio, no se encontraron diferencias en las funciones cerebrales entre las abstemias y las que ingerían las cantidades elevadas».
Aunque las conclusiones son positivas, tanto los autores como el editorial que acompaña al trabajo y que firman Denis Evans y Julia Bienias, del Centro Médico Universitario Rush, en Chicago (EEUU), aseguran que la investigación tiene varias limitaciones. Unas opiniones que coinciden con las del doctor José Manuel Martínez Lage, profesor del Departamento de Neurología de la Clínica Universitaria de Navarra. «El trabajo está realizado sólo con una población muy específica de mujeres, que son enfermeras y con un nivel educativo y cultural que se sabe que influye en los resultados de las pruebas cognitivas, y además se trata de una investigación observacional». No obstante, tanto el profesor Lage como los autores del trabajo y del editorial defienden que estos datos son un avance en el aumento del conocimiento de factores de riesgo que causan declive cognitivo, aunque insisten en que se deben realizar más estudios.
Para Martín Lage, «con la ingesta de alcohol y la posible demencia pasa como con el juego de cartas de las siete y media: pierdes tanto si no llegas como si te pasas».
Autor: PATRICIA MATEY