La microflora intestinal incide en la tendencia a engordar

Diario Medico, 4 de Noviembre de 2004

La predisposición a la obesidad está influida por los microorganismos que colonizan el intestino, según un estudio que se publica en el último número de Proceedings of the National Academy of Sciences.

Los microorganismos que colonizan el intestino pueden aumentar la grasa corporal, según explican investigadores de la Universidad de Washington, en San Luis (Missouri), en un estudio que se publica en el último número de PNAS.

Los microbios intestinales estimulan el almacenamiento de grasas al suprimir la producción intestinal de la proteína FIAF o factor inductor de adipocitos, que se encarga de mantener cerrada la «puerta de entrada» a los adipocitos.

Para el coordinador del trabajo, Jeffrey Gordon, «el hallazgo de que la FIAF está directamente manipulada por la microflora intestinal es enigmático porque plantea que la predisposición individual a la obesidad, o a la delgadez, está determinada en parte por el tipo de microbios que habitan en cada uno de nosotros».

El fracaso de las dietas

Los tratamientos para la pérdida de peso que incorporan cambios en la dieta suelen fracasar. Para Gordon, que es director del Centro de Ciencias Genómicas de la citada universidad estadounidense, «a la vista de los resultados, las moléculas derivadas de FIAF podrían llegar a convertirse en agentes terapéuticos».

La importancia de esta proteína se descubrió estudiando ratones que habían sido criados evitando cualquier tipo de exposición a microorganismos. Estos animales, denominados ratones libres de gérmenes, comen un 30 por ciento más que los normales, pero tienen un 50 por ciento menos de grasa corporal. En ellos no hay microorganismos que supriman la producción de la proteína FIAF en las células que tapizan el intestino, por lo que la proteína circulante limita la acumulación de grasa en los adipocitos lejanos.

Tras ser expuestos a una flora normal de microbios intestinales, los ratones libres de gérmenes incrementaron su almacenamiento de grasas en un 60 por ciento en tan solo dos semanas, incluso cuando redujeron la ingesta de comida. Además, desarrollaron insulinorresistencia.