Está regulado por un receptor hormonal proteínico del mismo tipo que otros que intervienen en trastornos de ansiedad y depresión
El medico interactivo, 27-9-2007
Un sistema hormonal asociado a una disminución en el consumo de comida parece actuar al aumentar las conductas asociadas al estrés, según sugiere un estudio de la Universidad de Wisconsin-Madison en Madison (Estados Unidos). El trabajo, que se publica en la revista Journal of Neuroscience, echa por tierra la posibilidad apuntada por otros especialistas de utilizar los mecanismos moleculares que intervienen en este sistema cerebral como diana terapéutica para combatir la obesidad.
El sistema está mediado por un receptor hormonal proteínico , el receptor del factor liberador de la corticotropina tipo 2 (CRF2) y ha atraído el interés de los investigadores por su papel en la regulación del consumo de alimentos.
Estudios anteriores mostraron en un modelo experimental que la activación de este receptor disminuye la cantidad de comida ingerida de forma voluntaria, un efecto llamado anorexia inducida. El descubrimiento llevó a algunos investigadores a sugerir que el sistema del receptor CRF2 podría ser una diana para los tratamientos contra la obesidad.
El estudio actual muestra ahora que los receptores CRF2 de una región del cerebro, el septum lateral, median la alimentación y las conductas asociadas al estrés, lo que sugiere que esta proteína no podría ser utilizada en los tratamientos contra la obesidad.
Los investigadores estimularon de forma selectiva los receptores CRF2 del septum lateral y descubrieron que la ingesta era menor en total, casi la mitad que los individuos no tratados, debido a que estaban menos tiempo comiendo.
Según explican los autores del estudio, la razón por la que comían menos después de que se estimularan sus receptores CRF2 era debido a que en vez de comer pasaban la mayor parte de su tiempo realizando conductas similares a las que provoca el estrés, como un aseo personal excesivo.
Además, los investigadores señalan que la supresión de la alimentación podría ser una consecuencia de los aparentes efectos de estrés inducidos en los sujetos tratados.
El papel de estos receptores en las respuestas de estrés no es una sorpresa ya que una proteína asociada, el receptor CRF1, ejerce una influencia similar en una región diferente del cerebro y ha sido estudiada por su participación en los trastornos de ansiedad y en la depresión clínica.
El trabajo pone de relieve que la utilización del receptor CRF2 en futuros tratamientos para la obesidad podría no ser adecuada ya que refuta la afirmación generalizada de que el receptor reduce la conducta de comer sin inducir efectos similares al estrés.