Con motivo del XXV aniversario de la ciudad como Patrimonio de la Humanidad, la ciudad de Tarragona ha transportado a Madrid una experiencia gastronómica única, celebrando su rico patrimonio UNESCO y su vibrante escena culinaria. Y nos ha dejado en la boca, mucho sabor a Tarragona y muchas ganas de Tarragona. En Nutriguia.com hemos asistido a un interesantísimo showcooking donde el colectivo Tàrraco a Taula ha recreado recetas romanas (recetas a la manera y forma, con los ingredientes que se conocen emplearon en la antigua Roma y mucho fundamento y estudio posterior), fusionándolas con los mejores vinos de la región. Una experiencia que podríamos denominar gastro cultural. ¡Nos ha encantado!
La primera Teniente de Alcalde y Consejera de Turismo, Montse Adan, nos ha transmitido ese entusiasmo por su tierra, esa pasión de lo que se vive desde muy dentro, como le ocurre a ella, y ha destacado la importancia de este evento en la capital, para posicionar a Tarragona como un destino cultural y enogastronómico de primer nivel. «Al celebrar el XXV aniversario de nuestra declaración como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, queremos mostrar al mundo que Tarragona no solo ofrece un rico legado histórico, sino también una gastronomía única y arraigada«, afirmó Adan, el pasado 16 de diciembre de 2024, en Eton Mess. Sin duda un destino que tiene mucho que ofrecer, una gran oferta en todos los ámbitos.
Durante el showcooking los asistentes pudimos disfrutar de una cata maridaje excepcional, descubriendo la perfecta armonía entre los sabores tradicionales y los vinos locales. Además, se ha hablado también de algunos de los productos estrella de la región, como el aceite de oliva virgen extra de Siurana y los mariscos frescos del Mediterráneo.
El chef Moha Quach, del restaurante El Terrat, de Tarragona ha estado al frente de este showcooking y nos ha hablado de la labor de recuperación de recetas romanas, basadas en los alimentos que se sabe consumían y descartando los que son posteriores al descubrimiento de América (patata, maíz, chocolate…), una labor que en Tarragona desarrollan los restaurantes que forman parte del colectivo Tàrraco a Taula. Nos ha hablado del Garum, un preparado realizado con aromáticas, sal y restos de pescados, que después se emplea para distintas recetas, y que se inspira en la antigua cocina romana. Quach lo ha incluido, como condimento y prescindiendo de la sal, en los Aperitivos, en la Espuma de lentejas con un poco de limón y castañas caramelizadas con miel, y en el Cochinillo con guarnición de diferentes setas (trompetas, rebozuelos…) y trufa de Tarragona. Como postre: Flan de queso fresco con miel cruda, Buñuelo de calabaza y Galleta.
Y complementando la presentación, y la cata maridada, las continuas alocuciones históricas de Augus, una muestra de Tarraco Viva, el festival romano de Tarragona. Nos ha ido contando interesantes historias, hablándonos de productos, gastronomía, y hasta dándonos la receta de un vino especiado, del tratado de Cocina Romana de Apicio, un antiguo libro datado entre los siglos I y III después de Cristo. Y atribuido tal vez a un autor con dicho nombre Gavius Apicius, nacido el año 25 a.C. De él dan testimonio Tácito, Plinio, Suetonio y Séneca. A través de ellos sabemos que ofrecía banquetes suntuosos e impartía cursos de gastronomía. Nos sorprendió conocer su triste final, por boca del chef Quach. Fue un personaje que vivió por y para dar gusto al estómago y se suicidó por miedo a vivir privado del lujo del buen comer, cuando consideró insuficientes los sestercios que le quedaban. No podía resistirlo. Apicius lo perdió todo, despilfarró una gran fortuna en comer a su gusto. Podemos leer su muerte en “Consolatio ad Helviam”, de Séneca. Muy interesante.
Patrimonio Mundial y más
Tarragona es una ciudad de gran personalidad, con una pura esencia mediterránea y un pasado romano
bimilenario reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Tarragona es historia viva, gastronomía, naturaleza y cultura de mar. Una ciudad en movimiento los 365 días del año como hacía especial hincapié Adan. El Anfiteatro romano, las playas de arena fina, su luz cálida, el barrio marinero, los espacios verdes para desconectar… Todo esto y más nos espera en Tarragona.
Más de dos mil años de historia separan la Tarraco romana de la actual Tarragona. Las milenarias piedras que erigió el Imperio romano son Patrimonio Mundial de la Humanidad, declarado por la UNESCO el 30 de noviembre de 2000. Para adentrarse en este viaje al pasado, el primer paso es hacer los numerosos itinerarios a los que se presta la ciudad. Comenzando por la maqueta a escala 1:500 ubicada en la Volta del Pallol (plaza del Pallol). Muy cerca, saliendo por el portal del Roser, arranca un Paseo Arqueológico por las Murallas que protegían el perímetro urbano. De sus 3,5 km se conservan en buen estado 1,1 km, el 30%. También siguen en pie tres torres, destacando la del Arzobispo y la de Minerva, con la inscripción latina más antigua de la península.
Un paseo por las calles de la Part Alta (centro histórico) permite contemplar partes del Foro Provincial, como las de la plaza del Pallol, plaza del Rei y plaza del Fòrum. Otra parada obligada es el Museo Nacional Arqueológico, que desde el siglo XIX alberga valiosos restos romanos. Actualmente está en obras y se puede visitar su colección en el tinglado 4 del Moll de Costa, cerca del puerto.
Sin lugar a dudas, el gran símbolo de la Tarraco romana es el Anfiteatro, donde unos 14.000 espectadores asistían a los combates de gladiadores, luchas con fieras y ejecuciones públicas. Esos gladiadores, los reales, nada tenían que ver con la imagen que nos transmitía Russell Crowe en Gladiator, la película de Ridley Scott. Los reales solían estar enfermos, mal alimentados y servían para dar un espectáculo de la muerte en directo, como nos contaba un guía romano en el Coliseum.
Tras el Circo, completa el recorrido urbano arqueológico el Teatro y el Foro local, epicentro de la vida ciudadana, del que se conservan vestigios de la basílica y de las columnas. Casi en las afueras, se hallan el Museo y Necrópolis Paleocristiana y el Conjunto Paleocristiano del Francolí.
Por último, mención especial merece el majestuoso Acueducto de les Ferreres, a 4 km de la ciudad, ilustra la ingeniería romana para trasladar a la ciudad el agua del río Francolí. Construido en el siglo I tomaba el agua del rio Francolí y su longitud era de unos 15 km. El tramo más espectacular conservado es un puente de unos 217 m de largo y 26 m de altura máxima, que salvaba un barranco. Está construido con grandes sillares colocados a hueso, formando una doble línea de arcadas. Popularmente se conoce como Pont del Diable o acueducto de Les Ferreres.
La Tarragona medieval y la modernista
La ciudad fue un importante enclave eclesiástico en la época medieval, de cuyo arte religioso y señorial han perdurado magníficas muestras. A partir del año 1171 se empiezan a erigir las iglesias de Santa Maria del Miracle, Sant Pau o Santa Tecla la Vella; también se construye la catedral de Tarragona, cuyas obras no se llegaron a finalizar por falta de fondos, pero que fue consagrada en el año 1331 y es de obligada visita. La seo se inició con una planificación románica y concluyó con la fachada principal de estilo gótico. Desde el campanario se divisa la mejor vista a 360 grados de la ciudad, combina el románico en su base con el gótico en el resto del cuerpo. Su conjunto escultural es uno de los más remarcables del arte románico en Cataluña.
En el recorrido modernista de Tarragona es imprescindible visitar el Teatro Metropol, una verdadera joya arquitectónica. Construido en 1908, es obra del arquitecto tarraconense Josep M. Jujol (1879-1949), discípulo directo de Antoni Gaudí. Gaudí dejó como testimonio una maravillosa pieza en la ciudad: parte del altar del santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón.
La Part Alta
El barrio del Serrallo, distinguido por la Agencia Catalana de Turismo como barrio marinero y
ubicado en el extremo meridional del puerto y junto a la desembocadura del río Francolí, se gestó
a mediados del siglo XIX y arropa al muelle pesquero, con sus vetustas barcas. Su conjunto de casas
de fachadas coloreadas y baja altura, al abrigo de altas palmeras, le otorgan un aire muy pintoresco
y fotogénico. El conjunto lo complementan las animadas terrazas de sus restaurantes, donde se
puede degustar el mejor pescado y marisco y la cocina típica de Tarragona con su plato insignia,
el romesco. La Lonja, donde a diario se subasta el pescado, el antiguo edifico del Pósito de Pescadores,
rehabilitado para actividades culturales y la singular iglesia de Sant Pere, del siglo XIX y dedicada al
patrón de los pescadores, son algunos de sus atractivos junto a la importante oferta gastronómica.
Patrimonio natural: playas y otros espacios naturales
Quince kilómetros de costa, diez playas y calas, con cuatro banderas azules completan la oferta de playas de Tarragona. Sin salir del entorno urbano, el visitante puede disfrutar de dos notables arenales con medio kilómetro de fina arena y de gran amplitud: la playa del Miracle —frente al Anfitreatro— y la playa de la Arrabassada, con bandera azul. Siguiendo rumbo norte hallamos dos playas más pequeñas: La Savinosa, de 350 metros y bandera azul, y la de los Capellans, de apenas 60 metros. Ambas son la antesala del gran arenal tarraconense, la Playa Larga, con sus tres kilómetros de casi infinita arena.
El entorno natural que rodea la ciudad es ideal para la práctica del senderismo gracias a los 75 kilómetros de rutas señalizadas denominadas Caminos de Tarragona. Se trata de una red viaria que muestra cómo se conectaban los campos y pueblos de sus alrededores; antiguos caminos de carro, de herradura y sendas que nos transportan a los orígenes del municipio.
Gastronomía: más allá del romesco
La gastronomía tarraconense sabe inequívocamente a mar y está basada en la dieta mediterránea, el segundo de sus patrimonios de la humanidad y reconocida por la UNESCO en 2013. De ahí que su plato estrella, el romesco, esté elaborado con ingredientes de esa dieta: aceite de oliva, tomates asados, almendras y avellanas tostadas, entre otros. Con todo ello se elabora una salsa fría que acompaña pescados, verduras o carne, pero también da nombre a un guiso: la cazuela de romesco.
El mar aporta a la cocina todo tipo de marisco, la Gamba Roja de Tarragona y su Pescado Azul de
Tarragona reconocido con la marca Q de calidad alimentaria, que se puede degustar en toda su esencia en el barrio marinero del Serrallo, que antes mencionábamos. También cobran notable protagonismo en su gastronomía los arroces en sus diferentes variantes, y los sabrosos fideos rossejats (dorados).
De la huerta proviene también una cebolla blanca, tierna y alargada típica de estas tierras, el calçot, que de enero a abril da origen a las tradicionales calçotades, en las que esta hortaliza asada —aderezada con una variante de la salsa romesco— se acompaña con una parrillada de carne.
Por último, para maridar todas estas delicias gastronómicas, y haciendo honor a sus raíces romanas, nada mejor que los excelentes vinos de la DO Tarragona, entre los que se incluyen mistelas y rancios, ideales para acompañar postres. Algunos de ellos hemos tenido oportunidad de probarlos durante el maridaje.
Calendario gastronómico
Diferentes eventos contribuyen a poner en valor la gastronomía tarraconense, como Tárraco a Taula (mayo), dentro del Festival Tarraco Viva con platos inspirados en recetas romanas (de los que hemos tenido una buena representación); la Feria del Vino DO Tarragona (junio), o la Fiesta del Vino Nuevo, la Embutada, y las Jornadas Gastronómicas del Romesco en otoño.
Fiestas, festivales y castells
La ciudad ha ido especializándose en actividades de reconstrucción histórica. Arqueólogos,
historiadores, guionistas, narradores y figurantes trabajan intensamente para divulgar y compartir la historia de la ciudad y de nuestra civilización clásica en eventos como el festival Tarraco Viva o las jornadas dedicadas a la guerra napoleónica.
- Tarraco Viva, el festival romano de Tarragona
Tarragona tiene dos importantes eventos de recreación histórica. El más importante es Tarraco Viva, que durante la segunda quincena de mayo propone un fascinante viaje en el tiempo de 19 siglos convirtiendo los principales monumentos y espacios de la Part Alta (centro histórico) en escenario donde se muestra cómo era la vida militar y cotidiana en la Tarraco romana.
- Jornadas de divulgación histórica
Se celebran en otoño y difunden en clave didáctica y cultural la historia y costumbres de la Tarragona contemporánea entre los siglos XVIII y XIX y profundizar en el período napoleónico, en la Guerra de la Independencia y en el Sitio de Tarragona de 1811.
- Tarragona, Ciudad de Castells
El último de los tres patrimonios de la humanidad declarado en 2010 por la UNESCO, los castells, es otra de las señas de identidad de Tarragona. La ciudad acoge a cuatro colles: Xiquets de Tarragona, Colla Jove Xiquets de Tarragona, Xiquets del Serrallo y Colla Castellera Sant Pere i Sant Pau. Esas torres humanas, ejemplificación visual de que la unidad hace la fuerza —fem pinya!— para llegar a lo más alto, son un auténtico espectáculo que asombra al visitante y a los tarraconenses.
De junio a septiembre, Tarragona alberga varias diades castelleres (jornadas); y con carácter bienal –en los años pares–, su Tarraco Arena es sede, en octubre, del mayor espectáculo del mundo casteller: el Concurso de Castells, en el que compiten las principales colles de toda Cataluña.
En verano tiene lugar la Tarragona, Ciudad de Castells, con exhibiciones ante la Catedral.
Tarragona es, en fin, una ciudad abierta que espera al visitante, y sobre la que el romano Lucio Anneo Florus escribió: «De todas las ciudades que uno puede escoger para descansar, ésta es la más agradable. Tiene buena gente, que no te acoge enseguida, pero que es muy hospitalaria. El clima mezcla y confunde de manera única todas las estaciones y el año entero parece una constante primavera”.
Espero haber despertado en vosotros las ganas de conocer y disfrutar de Tarragona, hay muchas cosas que la hacen un destino especial. Es la única ciudad de Cataluña que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, forma parte de las Ciudades de la Humanidad de España (un grupo formado por 15 ciudades), cuenta con la Declaración de Patrimonio Inmaterial por su Dieta Mediterránea y por sus castels, sus famosísimas torres humanas. Merece la pena consultar su calendario de eventos durante todo el año, para adentrarse en un destino que merece la pena conocer. Este próximo 2025 agéndalo…
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