Sólo por la gastronomía, merece la pena viajar a Ibiza, como ya te comentábamos en Nutriguia.com y en nuestras redes sociales. Pero Ibiza es mucho, mucho más que su gastronomía. Playas, parques naturales, pueblos con encanto, patrimonio, cultura, historia, diversión… y, por supuesto también su gastronomía, en la que haremos especial hincapié. Nosotros la hemos saboreado en Madrid Fusión 2023 con un estupendo menú maridado con vinos de la tierra.
En esta ocasión vamos a poner el foco en un destino soberbio. SANT JOSEP DE SA TALAIA, el municipio más extenso de Ibiza, se enorgullece de sus 84 kilómetros de costa, de sus 400 hectáreas de salinas, de tener el monte más alto de la isla… y de su deliciosa tradición culinaria. La magia de este hermoso y fascinante territorio nos espera.
Brazos y puertas abiertas de par en par
Con 84 kilómetros de costa, SANT JOSEP DE SA TALAIA es el municipio más extenso y la puerta de entrada, a través de su aeropuerto internacional, a la isla de Ibiza. Aquí aguardan al viajero playas, patrimonio, cultura, naturaleza, historia, deporte, diversión… y una excelente gastronomía. Hay muchos atractivos para disfrutar en este territorio mágico bañado por el Mediterráneo, a apenas dos horas en barco de la Comunidad Valenciana, que ha sabido conservar su identidad y su arquitectura tradicional. En Sant Josep hay atractivos turísticos para todos, especialmente para aquéllos que buscan los “caprichos de Ibiza”.
SANT JOSEP DE SA TALAIA invita a disfrutar y sumergirse en este hermoso y privilegiado fragmento de la isla pitiusa, que espera al viajero, sin distinción, con los brazos y las puertas abiertas de par en par.
Si hay algo por lo que es reconocido Sant Josep es por su gastronomía, una rica cocina que está basada en los productos de temporada y de cercanía que aportan el intenso sabor de sus recetas.
Playas, islotes, cuevas, pueblos…
Sant Josep de sa Talaia es un territorio concebido para soñar. Sus bonitas e increíbles playas, sus misteriosos y deshabitados islotes, sus cuevas subterráneas, su red de torres defensivas, sus encantadores pueblos, sus actividades en la naturaleza, su gastronomía, su rica vida cultural, sus fiestas y sus increíbles paisajes hacen de este destino un espacio fascinante y muy especial para disfrutar sin concesiones.
Con 27.000 habitantes, San Josep de sa Talaia es el tercer municipio de la isla en número de población y el primero en superficie, con sus 154 kilómetros cuadrados. Además, son tantos sus atractivos que resulta imposible enumerarlos uno a uno, pero sí podemos destacar algunos lugares imprescindibles en una escapada turística a Sant Josep de sa Talaia, no importa que ésta sea con amigos, con la familia, con la pareja o en solitario.
Los imprescindibles son éstos:
Sant Josep, un pueblo con mucho encanto
Sant Josep de sa Talaia es uno de los pueblos más bonitos de Ibiza, en las faldas del monte de sa Talaia, el de mayor altitud de la isla y un excelente mirador desde donde se puede contemplar una espectacular panorámica que abarca desde la ciudad de Ibiza, a Poniente, hasta la costa levantina de la Península. Esta deliciosa localidad de casas blancas y calles estrechas ha sabido conservar su identidad y la típica arquitectura payesa. Merece la pena visitar, entre otros monumentos, su iglesia parroquial, del siglo XVIII, por su impresionante altar barroco realizado en madera. También hay que consultar la agenda cultural, porque, cuando llega la noche, siempre hay algún concierto o evento al aire libre en alguno de sus recoletos rincones.
Tampoco le van a la zaga en belleza el resto de pueblos que integran el municipio de Sant Josep, como Sant Agustí des Vedrà, es Cubells, Sant Jordi de ses Salines o Sant Francesc de s’Estany, enclavado junto a los irisados estanques salineros. Cada uno de ellos muestra una idílica postal e invita a disfrutar también de sus singulares atractivos.
Las playas más espectaculares
Todo el mundo está de acuerdo. Las playas más espectaculares de Ibiza están en Sant Josep de sa Talaia. Y no podía ser de otra manera, teniendo en cuenta que tiene un extenso litoral en el que caben playas familiares, calas recoletas, paisajes abruptos y reservas naturales, con un mar cristalino gracias a su gran tesoro acuático: las praderas de Posidonia oceánica, incluidas en el Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Resulta obligado citar algunas de ellas, como:
- Port des Torrent, una de las playas más amplias y resguardadas de Sant Josep de sa Talaia. Al estar considerada una de las más seguras y agradables para el baño, suele estar muy concurrida y se llama así por estar situada en la desembocadura de un torrente.
- Cala d’Hort es uno de los mejores miradores a los ciclópeos islotes de es Vedrà y es Vedranell y el espacio ideal para un baño inolvidable.
- El vínculo con el mar de los isleños se aprecia en sa Caleta mejor que en ningún otro lugar, con sus típicas casetas-varadero.
- Las calas de Tramuntana y Poniente forman una de las imágenes más captadas de la costa de Ibiza: la del espectacular conjunto de Platges de Compte, situadas frente a los islotes des Bosc, ses Bledes i s’Espartar. Sin olvidar Cala Bassa, una de las playas más familiares e irresistibles de Ibiza, rodeada por un frondoso bosque de sabinas, pinos y tamarindos.
- La lista de playas es muy larga, como lo es también su oferta de servicios: Platja d’en Bossa (una de las más largas y animadas de la isla), es Bol Nou (con sus espectaculares barrancos rojizos), Cala Carbó, Cala Llentrisca, Cala Molí (rodeada de pinos y vegetación mediterránea), Porroig, Cala Vedella (una auténtica piscina natural), Cala Tarida, etc.
- Uno de los enclaves más atractivos de la costa de Ibiza es sa Pedrera de Cala d’Hort, aun paisaje transformado por la extracción de los grandes bloques de marés con los que se levantaron las murallas renacentistas de Ibiza, el recinto de Dalt Vila. La bajada hasta este increíble enclave puede resultar exigente, así que conviene salir bien pertrechado para la excursión.
- Pero en cualquier listado de las playas imprescindibles de la isla destacan con luz propia las del Parque Natural de ses Salines: es Migjorn, es Cavallet, es Codolar i la Xanga, especialmente la primera, epicentro del hedonismo y lugar de moda desde hace décadas. Se trata de un arenal abierto y amplio, con arena fina y aguas turquesas, rodeado de frondosos bosques de pinos y sabinas en un paisaje dunar muy bien preservado.
Parque Natural de ses Salines
Este singular espacio natural protegido se extiende desde el sur de Ibiza hasta la vecina Formentera e incluye también el brazo de mar que separa ambas islas. Cuenta con varios hábitats de especial relevancia para las aves y la fauna y flora marinas, incluidas las valiosas (y protegidas por amenazadas) praderas submarinas de posidonia. Es un espacio muy codiciado por aves acuáticas tan
singulares como los flamencos, el zancudo o el tarro blanco y especies terrestres tan amenazadas como la lagartija pitiusa, endémica en la isla. Lógicamente, aquí la sal y los estanques salineros son los protagonistas.
Mercadillo Hippie de Platja d’en Bossa
Para los interesados en el universo hippie y la moda Adlib, el mercadillo de Platja d’en Bossa es toda una referencia. Hay que recorrer todos su puestos y, además, tiene la ventaja de que no hay que programar su visita, porque se celebra todos los días, desde media tarde hasta las 12 de la noche. Además de ropa, el viajero encontrará aquí todo tipo de artesanías y productos gourmet.
Ruta por las torres defensivas
Al tratarse de un municipio con muchos kilómetros costa, en tiempos pasados se construyó una red de torres defensivas para asegurar el territorio de los ataques piratas. Muchas de ellas siguen aún en pie, empezando por la más antigua, sa Torre de ses Portes, en un listado de puntos estratégicos que hay que recorrer para coleccionar algunas de las más bellas postales de la isla, que incluye también sa Torre des Carregador o sa Torre d’en Rovira. Todas ellas fueron levantadas entre los siglos XVII y XVIII a lo largo de la costa y hoy son un emplazamiento ideal para quedarse embelesados con los más bellos atardeceres del Mediterráneo.
Sa Talaia, la cumbre de Ibiza
Con 475 metros de altitud, este monte es la mayor elevación de Ibiza y es uno de los grandes atractivos para los viajeros intrépidos y aventureros. Resulta relativamente sencillo llegar a su cima y se puede hacer por diferentes caminos. El más frecuentado parte de Sant Josep y permite grabar en la memoria unas estampas inolvidables, entre bosques de pinos y sabinas y con el litoral como telón de fondo.
Los niños, protagonistas
El turismo familiar reina también en Sant Josep de sa Talaia. Son muchas las familias que eligen este destino para disfrutar con sus hijos de un espacio que parece concebido para ellos. Por eso despierta tanta pasión entre los más pequeños, porque los planes son infinitos: deportes, calas y playas, naturaleza, visitas interesantes, atracciones, compras, cruceros, parques temáticos, gastronomía, entretenimiento…
Mercat Ecològic
Es el punto de encuentro con la artesanía ibicenca y los agricultores de la isla con los habitantes y los turistas que llegan a Ibiza. Aquí hay un poco de todo: productos ecológicos, manufacturas de todo tipo y de elaboración local. El Mercat Ecològic se celebra todos los sábados de 9.30 a 13.30 horas en el centro del pueblo de Sant Josep. Periódicamente se organizan talleres que reivindican los viejos oficios y las tradiciones de la isla, como la elaboración de las dulces orelletes o las hierbas ibicencas.
Reserva Natural des Vedrà, es Vedranell y los Illots de Ponent
Las siluetas de los imponentes islotes des Vedrà y es Vedranell son casi un logotipo de Ibiza. Son espacios que evocan sentimientos mágicos y misteriosos y que se hallan muy protegidos, al tratarse de uno de los principales lugares de reproducción de aves marinas y rapaces. Por ello, no está permitido desembarcar. Sin embargo, sólo por disfrutar de sus contornos merece la pena la escapada.
Navegar bajo la imponente silueta de estos bellísimos islotes es una de las grandes experiencias de esta privilegiada zona de la isla, y son muchos los que se atreven a hacerlo en kayak. Estas dos grandes moles integran la Reserva Natural que se completa con los illots de Ponent (islotes de Poniente), cada uno de ellos con su propia subespecie de la célebre lagartija pitiusa. En s’Espartar crece de forma natural el esparto usado antaño para la confección espardeñas y cestos.
Más cerca de la costa nos encontramos con los islotes des Bosc y sa Conillera, que vigilan el baño de los usuarios de las Platges de Comte, un espacio muy singular que brinda unas hermosas puestas de sol que transforman el cielo y lo tiñen de miles de colores de tonos rojos, naranjas y violetas.
Un paseo por la Historia
Los amantes de la cultura, la historia y la arqueología tienen una interesante cita en Sant Josep de sa Talaia. Aquí se encuentra el poblado fenicio de la península de sa Caleta, el primer asentamiento de esta civilización en la isla, del VIII a.C., antes de la fundación de Ibosim, la actual ciudad Ibiza, una de las ciudades más antiguas del Mediterráneo, habitada ininterrumpidamente desde entonces. Y es que la colonización fenicia de la isla está perfectamente documentada en este yacimiento, un conjunto de construcciones de diferente tamaño y forma que tejen una trama de calles estrechas y plazas irregulares. Hoy todavía se puede observar la plataforma de un horno comunal de pan y restos de almacenes y hornos metalúrgicos. Junto al yacimiento, hay un pequeño puerto que posiblemente data también de la época de los fenicios. Este poblado forma parte del Patrimonio de la Humanidad, junto con la Necrópolis de Puig des Molins, la ciudad amurallada de Ibiza y las praderas de posidonia.
Paraíso ornitológico
Los amantes de las aves tienen en Sant Josep las mejores rutas de observación. Las principales transitan por el Parque Natural de ses Salines, que atraen infinidad de especies en su migración anual entre África y Europa, con una longitud aproximada de 6 kilómetros el Cap des Falcó y la playa des Cavallet, aunque fuera de este ámbito se pueden descubrir también las especies propias de la isla en parajes como la Roca Grossa.
La artesanía del esparto
La artesanía del esparto tiene en Ibiza su gran materia prima. Se remonta nada menos que a la época de los romanos, pero la tradición se ha mantenido hasta hoy, ya que se siguen elaborando calzado, cestos, cortinas, alfombras, etc. con esta planta, cuyas hojas son tan consistentes como moldeables. La producción mayor de esparto se producía antiguamente en la isla s’Espartar -hoy la extracción está prohibida en este paraje-, cuyo nombre alude al de la hierba y que forma parte de la Reserva Natural des Vedrà, es Vedranell y los Illots de Ponent. Ancestralmente, con esta fibra natural se realizaban cuerdas y cordeles para uso agrícola, además de espuertas y alpargatas. Hoy la artesanía del esparto tiene una producción muy limitada.
La gran Fira de la Sal
La sal es la protagonista de una de las grandes fiestas de Ibiza, que tiene lugar en torno al Parque Natural de Ses Salines. Se celebra en el mes de octubre y concentra a multitud de personas que rinden tributo a la larga historia de las salinas de Ibiza, fundadas por los feinicios, con invitados y expertos, talleres, degustaciones gastronómicas, exposiciones, un mercado tradicional y conciertos.
La posidonia, Patrimonio Mundial
Esta planta marina endémica del Mediterráneo tiene una gran importancia ecológica, ya que es la responsable de la transparencia y limpieza de las aguas de la isla. Los científicos señalan que posee un gran poder de oxigenación y que cada metro cuadrado de pradera de posidonia produce hasta 20 litros de oxígeno diario. Sin embargo, estamos ante una planta muy frágil y con un crecimiento muy pausado, de apenas 1 centímetro cada año. Ésta es la causa por la que los barcos tienen que extremar sus precauciones a la hora de fondear y no hacerlo donde crece la posidonia.
De hecho, las cartas náuticas ya identifican la presencia de praderas de Posidonia oceanica en el fondo marino, para evitar que se lancen las anclas donde crece esta valiosa y delicada planta, catalogada por la UNESCO como Patrimonio Mundial.