EL MISTERIO DEL TEST ALCAT


El test de detección de intolerancia a alimentos ALCAT puede llegar a ser útil para diagnosticar el origen la obesidad, los edemas o la migraña.

ALCAT es una prueba (o test) que reproduce en el laboratorio una situación equivalente a la que se produce en la realidad en nuestro organismo cuando entramos en contacto con los alimentos. El test consiste en ver la reacción de ciertas células de nuestra sangre (los linfocitos), fabricantes de anticuerpos frente a unos determinados antígenos (en este caso alimentos y aditivos). Pese a la gran cantidad de datos disponibles en Internet sobre este test, la comunidad médica desconoce en su gran mayoría los detalles científicos sobre este test. Es preciso, antes de su implantación y difusión, aportar datos consistentes para garantizar que su empleo beneficia a los pacientes.

Al parecer ALCAT detecta la intolerancia a ciertos alimentos, es decir aquellas comidas que no son bien asimiladas, incluso cuando ello no sea evidente para nosotros. El test se basa en determinar la susceptibilidad -efectos adversos en este caso- que presentan nuestras células de la sangre frente aun amplio grupo de alimentos, así como aditivos y colorantes, presentes de forma habitual en la dieta cotidiana.

Del resultado obtenido es posible apartar una serie de alimentos nocivos para nuestra salud y elaborar una dieta personalizada que permitirá mitigar los efectos no deseados, que se producen como consecuencia de la intolerancia detectada frente a los componentes testados.

Este test tuvo su desarrollo y aplicación inicial en los Estados Unidos hace más de 10 años, por lo que la experiencia acumulada en muy fiable. Pese a estos datos obtenidos de diversas fuentes en Internet es complicado recabar información científica al respecto y la prueba, centralizada en un laboratorio para todo el territorio nacional, precisa aún de reconocimiento científico por parte de la comunidad médica. Baste decir que el último congreso nacional de alergología no hubo trabajos relacionados con este test. Parece ser que Gran Bretaña y Alemania fueron los primeros países Europeos que se incorporaron a su aplicación. En España, hace poco más de un año que puede realizarse aunque las vías de acceso a la prueba no están bien establecidas.


La intolerancia alimentária a algún alimento puede ser la causa de trastornos físicos como dolores de cabeza, retención de líquidos o cansancio, que nadie suele relacionar con la alimentación. Para diagnosticar y descubrir estas posibles intolerancias, se aplica ya en más de 30 centros españoles el Test ALCAT capaz de medir la susceptibilidad de las células frente a distintos alimentos, aditivos o colorantes presentes de forma habitual en nuestra dieta. Del resultado se desprende la creación de un perfil dietético personalizado. Cada persona puede tener su propia susceptibilidad a algunos alimentos, perfectamente tolerados por otra. La intolerancia, apenas evidente ya que no provoca una gran reacción del estilo de la típica alergia, es conocida como «alergia escondida» y se manifiesta más lentamente, de forma que la persona no suele ser consciente de ello.

El propio concepto de intolerancia a alimentos convencionales es en sí mismo novedoso y poco se sabe al respecto. No ocurre así con la alergia a medicamentos, tema de sobras conocido. Respecto de la intolerancia puede que ni el propio médico que atiende al paciente habitualmente relacione los síntomas o problemas de obesidad, migraña, y diversos problemas de trasfondo alergénico o inmunológico ( como sinusitis, artritis, diabetes, problemas cutáneos o respiratorios) con la alimentación.

Uno de los problemas más importantes que lleva asociada una inadecuada alimentación es la el exceso de peso. Este problema es sobre todo debido a un exceso en la ingestión de alimentos, pero cuando a la obesidad se añaden problema como la refractariedad a los regímenes, la sensación flatulencia, pesadez, mala digestión o la hinchazón de abdomen con evidencia de retención de líquidos puede haber además un problema de intolerancia a algunos alimentos o a los aditivos incluidos en ellos. Nuestro organismo no los puede metabolizar correctamente. Al margen de la existencia de factores genéticos que predisponen al sobrepeso, la intolerancia puede agravar o perpetuar esa tendencia, dando además otras problemáticas.

Someterse al test de ALCAT es descubrir cómo reacciona el organismo de cada uno ante más de un centenar de productos alimenticios. Es una información muy útil si se tiene en cuenta que, aunque toda dieta supone renuncias, a lo mejor se prescinde de cosas que el cuerpo asimilaría perfectamente y se abusa de otras que son las verdaderas culpables de los kilos de más. Algunos alimentos con buena reputación en los regímenes de adelgazamiento son los responsables de que la dieta no sea efectiva. Los resultados del test así lo demuestran en algunos casos. Por ejemplo, la lechuga o el tomate pueden ser contraproducentes sin que ni el paciente ni el dietista lo sospeche. A los pacientes a los que se realiza la prueba ALCAT se les deja muy claro que sin un esfuerzo para lograr una dieta equilibrada y restrictiva, planteada siempre por un experto (nunca de forma autodidacta por parte del paciente) el test no logrará reducciones significativas de peso corporal. El test es sólo es un aliado más para ganar la batalla de la obesidad y de los problemas relacionados con la intolerancia alimentária. Por eso, incluso después de haber hecho el test no se pueden tomar los alimentos autorizados en cantidad libre. La variedad es fundamental para evitar un nuevo fracaso.


El test de ALCAT se realiza a partir de una muestra de sangre como cualquier análisis. Partes de la muestra se pone en contacto con cada uno de los extractos de alimentos (unos 100) y aditivos (colorantes, espesantes, saborizantes, conservantes hasta un total de 16) presentes en el kit. Tras varias horas de proceso en el laboratorio un sofisticado sistema de análisis celular – citómetrico, es decir mide el peso del genoma de las células sanguíneas y extrapola si su núcleo ha cambiado- detecta si ha habido cambios en las células presentes en cada uno de los contactos realizados. El tratamiento informático de la información obtenida, concluirá: ausencia de reacción -no hay intolerancia-, o presencia de reacción -sí hay intolerancia-, que puede ser de 3 grados: positivo bajo, positivo medio, positivo alto.

El test ALCAT puede abrir una nueva vía de diagnóstico para pacientes que parecían antes intratables. Habrá que esperar no obstante que la prueba se consolide y demuestre de forma científica su eficacia y seguridad.

Fuente: Medicodirecto.com