Un gran elenco de expertos analizaron el panorama actual de los trastornos de la alimentación durante el V Congreso de la Sociedad Española de Nutrición Básica y Aplicada (SENBA), que se celebró en abril en el Palacio Euskalduna de Bilbao.
- La formación nutricional de la sociedad es una asignatura pendiente.
- La mayoría de estas enfermedades tienen un alto componente neurológico, psicológico y psiquiátrico.
- El debate no se limita a tratar estos trastornos desde el punto de vista de la anorexia y la bulimia sino que también se focalizan aspectos menos comunes, como la prevención primaria, el papel de la obesidad o las complicaciones metabólicas a largo plazo.
- La obesidad es la enfermedad del siglo XXI y está implicada en muchos trastornos del comportamiento alimentario.
¿Qué como hoy? La pregunta es común a todos los mortales. Cada día la sociedad se enfrenta a la comida entre prisas, trabajo y un ritmo de vida trepidante mientras los expertos insisten en llevar una dieta equilibrada y saludable. «Si hubiera una formación alimentaria adecuada desde la infancia muchos trastornos alimentarios que existen hoy día se minimizarían». Lo afirma Carlos Iglesias, experto en formación nutricional de la Universidad Alfonso X El Sabio de Madrid.
En el marco del V Congreso Nacional del SENBA diversos especialistas en formación nutricional analizaron entre otros temas, los trastornos de la conducta alimentaria y lo han hecho desde un «enfoque atípico», ya que el «debate no se limita a tratar estos trastornos desde el punto de vista de la anorexia y la bulimia sino que también se focalizan aspectos menos comunes, como la prevención primaria, el papel de la obesidad o las complicaciones metabólicas a largo plazo», explica Iglesias.
El experto aprecia que es «necesario dar una correcta formación a la
sociedad, tanto desde los colegios, como desde los ayuntamientos y por
parte de los propios médicos. Es algo que resulta indispensable y hoy día es una asignatura pendiente. Una palabra mal dicha puede retrasar una semana el tratamiento». Desde esta percepción, el experto resalta «la importancia de formar a la población desde la infancia con expertos, ya que esto podría minimizar los problemas alimentarios».
Ortorexia y vigorexia
La percepción del especialista es que «cada día están mejor formados los profesionales que actúan en el campo de los trastornos alimentarios pero la medicina de este país todavía no aporta los medios necesarios para dar un tratamiento y una solución integral al problema».
Hay trastornos más o menos reconocidos pero la ortorexia (obsesión por
comer saludable, prefieren pasar hambre -incluso por largos periodos de
tiempo-, a comer alimentos que, a su parecer, son «impuros», es decir,
alimentos con altos contenidos de aditivos, grasas, etc.),y la vigorexia (un trastorno caracterizado por la presencia de una preocupación obsesiva por el físico y una distorsión del esquema corporal que implica una adicción a la actividad física, especialmente a la musculación) no están reconocidos como enfermedad, pero cada vez hay más cuadros de este tipo de patologías y hay que hacer especial hincapié en ello».
La epidemia del siglo XXI
Entiende Carlos Iglesias que «la obesidad es la enfermedad del siglo XXI; tiene graves y severas consecuencias patológicas, como la diabetes o riesgos cardiovasculares, y está implicada en muchos trastornos del comportamiento alimentario. Muchos pacientes con estos trastornos han sido niños gorditos o tienen antecedentes de obesidad en su historia previa».
Según explica el experto, «la obesidad está ligada a trastornos como la anorexia, la bulimia o el síndrome del atracón». Tal y como afirma el nutricionista, «la anorexia y la bulimia son los trastornos de conducta alimentaria más frecuentes pero llama la atención que su incidencia ha disminuido en los últimos años porque cada vez hay menos casos nuevos. En contrapartida, el trastorno por atracón está creciendo de manera exponencial».
Estos trastornos, ligados a la obesidad, tienen un trasfondo psiquiátrico importante. «La mayoría de estas enfermedades tienen un alto componente neurológico, psicológico y psiquiátrico», asegura Carlos Iglesias, quien destaca que «el trastorno de la conducta alimentaria es una enfermedad multidisciplinar donde intervienen psiquiatras, psicólogos, especialistas en nutrición, terapeutas ocupacionales, expertos en ejercicio físico adaptado y médicos de Atención Primaria». Además, el experto señala «la colaboración de otros profesionales, como ginecólogos, traumatólogos, enfermería y diversos especialistas que a distintos niveles se implican en los tratamientos resulta esencial».