EL MEDICO INTERACTIVO, 21 de Abril de 2006
Frente al 1 por ciento de la población femenina general que sufre anorexia o bulimia, el 62 por ciento de las mujeres deportistas profesionales experimenta uno u otro trastorno alimentario, según el estudio publicado en Sport Medicine» por Rosen y Cols y Sundot-Borgen, que fue debatido en la reciénte I Jornada de Formación Básica en Traumatología del Deporte, llevada a cabo recientemente por la Sociedad Española de Medicina General (SEMG) y la Cátedra en Traumatología del Deporte de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM) en Madrid.
Esta diferencia disminuye ligeramente cuando se trata de amenorrea (ausencia de menstruación), dolencia que afecta al 5 por ciento de las mujeres en general y al 40 por ciento de las deportistas. Y es que uno de los conceptos que ha surgido en los últimos años es el conocido como Tríada de la mujer deportista o Tríada de la Atleta, que agrupa tres tipos de afecciones: de la alimentación, de la menstruación (hormonales) y del sistema óseo. Este síndrome ha aumentado su presencia entre las deportistas profesionales a medida que se han impuesto planes de entrenamiento abusivos y una preocupación obsesiva por mantener bajo peso, reduciendo el porcentaje de grasa corporal, lo cual lleva a presentar trastornos de la alimentación, amenorrea, pérdida de masa ósea y osteoporosis.
«En deportes como la gimnasia, el patinaje artístico y la natación sincronizada es donde encontramos una mayor prevalencia de estos trastornos de la alimentación, provocados por el deseo de lograr mejores resultados en la actividad física practicada», especifica Maria Luisa Carbajo, miembro del Departamento de Fisioterapia de la UCAM y ponente en esta I Jornada de Formación Básica en Traumatología del Deporte.
Por actividades físicas, el estudio americano concluye que el 62 por ciento del total de gimnastas sufre anorexia o bulimia. Las esquiadoras ocupan el segundo lugar del ranking con un porcentaje del 33 por ciento del total de deportistas dedicadas a esta actividad, seguidas de cerca por las corredoras de fondo, con un 32 por ciento sobre el total. En el ciclismo, la cifra es de un 20 por ciento de afectadas, mientras que un 15 por ciento de las nadadoras padecen alguna de estas alteraciones.