Nutriguia, 4 de Abril 2004
«Los ácidos grasos omega-3 se asocian a un menor riesgo de muerte súbita», explica el doctor Eliseo Guallar del Departamento de Epidemiología y Centro Welch de Prevención, Epidemiología e Investigación Clínica de Johns Hopkins Medical Institutions (Baltimore). Además, numerosos estudios avalan que los ácidos grasos omega-3, presentes en el pescado, alivian los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares y coronarias.
«Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 no pueden ser sintetizadas por el organismo y deben ser asimilados a través de la dieta. Entre estos se encuentran los aceites de pescado, presentes sobre todo en los pescados azules (bonito, salmón, sardinas, arenques, caballa..). El consumo de pescado reduce el riesgo de sufrir muerte súbita. Actualmente se recomienda consumir pescado al menos dos veces por semana», subraya el doctor Guallar.
Este aceite tiene un efecto de magnitud comparable al de los betabloqueantes o de los inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina (IECA), fármacos que suelen utilizarse en el tratamiento antihipertensivo. Asimismo, estos ácidos también reducen el nivel de triglicéridos contenidos en el plasma.
Prevención cardiovascular
Este especialista destaca que los ácidos grasos omega-3 no sólo son útiles para prevenir enfermedades cardiovasculares, sino también para mejorar el pronóstico de pacientes que ya las han padecido. Según las recomendaciones de la American Heart Association (AHA) los pacientes con alguna enfermedad coronaria deberían consumir un gramo de aceite de pescado por día mediante la ingesta de pescado o de suplementos. «Estos ácidos grasos actúan de forma protectora sobre el sistema cardiovascular a través de diferentes mecanismos. Así, se ha comprobado su efecto antitrombótico, gracias a su acción sobre la agregación plaquetaria; reducen la aparición de arritmias y ayudan a prevenir la taquicardia ventricular y la fibrilación, disminuyen también el avance de la aterosclerosis (depósitos de grasa) y los triglicéridos», destaca el doctor Guallar.
«La prevención cardiovascular se presenta como un gran desafío», añade este especialista. «Tan sólo con seguir una dieta mediterránea, con alto contenido de ácidos grasos omega-3 se podría reducir sustancialmente la incidencia de la enfermedad cardiovascular». Sin embargo, se han adquirido malos hábitos alimenticios con el aumento del consumo de grasas saturadas, cuando se sabe que éstas aumentan el riesgo cardiovascular.