Consejos para paliar los efectos de la quimioterapia

Como en todo, no se puede generalizar, porque estos efectos dependerán del tipo de enfermedad, la extensión de la misma, la supuesta sensibilidad a los tratamientos que se pueden plantear y la condición física del paciente antes de los mismos.

Los tratamientos de quimioterapia conllevan una toxicidad que puede deteriorar de alguna manera la calidad de vida del paciente. La nutrición desempeña funciones importantes en muchos aspectos de la evolución y el tratamiento del cáncer. En general con este tratamiento, que es muy agresivo, pude producirse pérdida de apetito, los alimentos no saben igual, se altera el sentido del gusto, mareos, vómitos, estreñimiento, diarrea… La desnutrición, si se deja de comer, es un problema común entre los pacientes de cáncer y conlleva un aumento en la morbilidad y la mortalidad y una disminución en la calidad de vida. En Nutriguia.com te transmitimos algunos consejos de la Fundación Alimentación Saludable, incluidos en su manual `Recomendaciones de alimentación para pacientes oncológicos´.

Quimioterapia y nutrición

A diferencia de la cirugía y la radioterapia, la quimioterapia para el cáncer es un tratamiento sistémico que afecta a todo el organismo. En consecuencia, supuestamente hay más efectos secundarios con la quimioterapia que con la cirugía y la radioterapia.

Los efectos secundarios relacionados con la nutrición que se padecen con mayor frecuencia son, como te adelantábamos antes:

  • la anorexia,
  • modificaciones en el gusto,
  • saciedad temprana,
  • náuseas,
  • vómitos,
  • mucositis/esofagitis,
  • diarrea
  • y estreñimiento.

Debido a que los efectos secundarios de la quimioterapia, así como el cáncer mismo, pueden afectar en gran medida el estado de nutrición, el equipo asistencial debe anticiparse y educar al paciente sobre posibles complicaciones en un intento por evitar la desnutrición y la pérdida de peso que pueden afectar la capacidad del paciente para recuperar la salud y a los recuentos sanguíneos aceptables entre los ciclos de quimioterapia; esto incide de manera directa en la capacidad del paciente para mantener un programa de tratamiento, lo cual es importante a fin de lograr un desenlace satisfactorio.

Se han establecido numerosas guías y recomendaciones para los pacientes que van a recibir quimioterapia de manera cíclica, independientemente del tumor primario a tratar. Entre éstas podemos resumir las siguientes:

  • Comer bien antes de que comience el tratamiento puede ayudar a aumentar la energía y mejorar los patrones de sueño. Si un enfermo ha perdido peso antes de iniciar el tratamiento debido a su cáncer, es posible que se le anime a ingerir un alto contenido de proteínas y una dieta alta en calorías. Conviene considerar además las siguientes sugerencias:
    • Tener disponibles los alimentos favoritos de cada uno para que no tener que comprar a menudo. Hay que asegurarse de que se trata de alimentos que podríamos comer incluso cuando no nos sintamos nada bien.
    • Cocinar grandes porciones de nuestros platos favoritos con antelación y congelarlos en porciones de una ración.
    • Comprar alimentos que sean fáciles de preparar.
    • Confiar en la familia y/o cuidadores para ayudarnos a cocinar y hacer compras.
    • Hablar con un dietista o nutricionista sobre la planificación de comidas, tipos de alimentos, y cómo reducir los efectos secundarios del tratamiento, tales como náuseas y diarrea.
    • Hablar con su médico, dietista o nutricionista sobre si debe tomar un multivitamínico.
  • Con la debida anticipación, deberíamos tener alimentos a mano que nos resulten agradables de comer, incluso si una persona no se siente lo suficientemente bien como para preparar una comida elaborada. Si el enfermo ha estado preocupado en el pasado sobre el sobrepeso, su enfoque es probable que cambie a comer lo suficiente para mantener constante su peso.
  • Antes de comenzar el tratamiento, conviene tener en cuenta que a veces el propio tumor puede causar problemas que originen trastornos de alimentación o pérdida de peso. No es raro tener intolerancia a la lactosa (intolerancia al azúcar de la leche), náuseas, vómitos, mala digestión, o una sensación de saciedad temprana.

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