E.P. Junio 2003
La dieta mediterránea tradicional, basada en el consumo de verduras, frutas, aceite de oliva y pescado, puede reducir las tasas de mortalidad en al menos un 25 por ciento, según un estudio publicado en el New England Journal of Medicine por una universidad estadounidense y otra griega.
El principal beneficio de la dieta, rica en carbohidratos complejos y en grasas «saludables», es que disminuye considerablemente los riesgos de enfermedades del corazón y el cáncer.
La investigación, llevada a cabo con 22.043 adultos de entre 20 y 86 años que viven en Grecia, fue realizada por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard y la Escuela de Medicina de Atenas.
«Los resultados son claros», señala Dimitrios Trichopoulos, principal responsable del estudio publicado. «Una dieta mediterránea que tenga aceite de oliva, vegetales, pescado, frutas y baja en grasas saturadas, disfrutada desde hace años por la gente de esa región, es sana y promueve la longevidad», afirma.
El estudio coincide con un amplio debate que se desarrolla en Estados Unidos sobre si se deben revisar los parámetros nutricionales nacionales. Los parámetros han propuesto desde hace mucho tiempo dietas bajas en grasas y altas en carbohidratos, pero han sido cuestionados recientemente por una visión contraria: dietas altas en grasas y bajas en carbohidratos. La dieta mediterránea, cuando se combina con ejercicio, satisface los parámetros de ambas escuelas teóricas.
El estudio comenzó con entrevistas a fondo con todos los participantes sobre sus hábitos alimenticios. Luego se otorgaron puntos a cada participante según siguiera la dieta mediterránea, otorgando, por ejemplo, puntos por el consumo regular y moderado de pescado, por la ingestión diaria de frutas y vegetales y por el consumo de vino con las comidas.
La salud de los participantes fue vigilada luego durante cuatro años, y se concluyó que por cada dos puntos de aumento el riesgo de muerte disminuía 25 por ciento. «La magnitud de la reducción en la mortalidad subraya la ventaja en longevidad que las poblaciones adultas mediterráneas han experimentado desde hace siglos».
El estudio también demostró que la relación entre el seguimiento de una dieta mediterránea y la reducción en la tasa de mortalidad aumentaba con los años, lo que sugiere los efectos beneficiosos acumulativos de la dieta.