- El altramuz es comestible para el ser humano si previamente se le quita el amargor tras un remojo en agua
Las proteínas β-conglutinas, presentes en la semilla de altramuz, pueden interaccionar con la insulina humana y modificar la expresión génica de la ruta de señalización de insulina. Esto hallazgo podría ayudar a la captación de glucosa, mejorando así el control de los casos de diabetes tipo 2.
SINC, marzo 2017
Investigadores de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC), en colaboración con el Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO) de Australia, la Universidad de Western Australia y la Universidad de Melbourne, han descubierto la manera en que las proteínas β-conglutinas, presentes en el altramuz azul (lupino), interacciona con la insulina humana ayudando a la captación de la glucosa gracias a la modificación de la expresión génica de su ruta de señalización.
“La hormona insulina funciona provocando una cascada de señalización, a través de proteínas, que hace que los receptores de glucosa sean localizados a nivel de la membrana celular, ayudando así a tejidos como el músculo a captar el azúcar que se encuentra en el torrente circulatorio y poder convertirla en energía para, por ejemplo, hacer ejercicio”, explica José Carlos Jiménez López, investigador Ramón y Cajal de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC), y responsable de estas líneas de investigación.
En los pacientes diabéticos, los niveles de expresión génica y síntesis de las proteínas que provocan esa cascada de señalización es muy inferior respecto a las personas sanas, siendo incapaces las células de responder a la acción de la insulina y captar la glucosa que el organismo necesita.
“En nuestro experimento ex vivo, a las células en sangre de pacientes de diabetes tipo 2 le hemos añadido las conglutinas purificadas, descubriendo que el nivel de expresión génica y síntesis de las proteínas de esta ruta de señalización se incrementa, pudiendo ayudar a pacientes diabéticos a incrementar dichas proteínas hasta niveles que hagan que las células se puedan comportar como las de personas sanas”, manifiesta Jiménez López.
Según los resultados que se están obteniendo con esta línea de investigación, que espera abordar la siguiente fase de experimentación con animales simulando el estado de diabetes tipo 2, los científicos consideran que podrían demostrar que esta proteína de altramuz azul podría aumentar la síntesis de insulina en el páncreas y mejorar dicho estado de diabetes, convirtiéndose no solo en una herramienta de prevención sino también de tratamiento de la diabetes tipo 2.
Los autores esperan que este trabajo aborde la siguiente fase de experimentación con animales simulando el estado de diabetes tipo 2
“Así, el estado fisiológico de diabetes, como los niveles de insulina y el funcionamiento de su ruta de señalización podrían mejorar”, comparte el investigador.
El aumento de estudios que demuestran los beneficios para la salud que supone el consumo de semillas de altramuz azul ha hecho que se conozca la existencia de un aumento en el número de alérgicos a la semilla de lupino, siendo su incidencia algo menor que la alergia al cacahuete.
“De esto también pretendemos sacar algo bueno. Hemos descubierto cuáles de las proteínas de esta familia en la semilla de altramuz azul son la que más reactividad producen con menor variabilidad dentro de la población, para poder ser utilizadas potencialmente en kit de diagnóstico e inmunoterapia para estas alergias”, aclara Jiménez López.
Protección de plantas contra patógenos
Respecto a los beneficios que esta legumbre tiene para la agricultura, este grupo de investigación ha trabajado en otros ensayos relacionando las proteínas β-conglutinas con la protección de plantas contra patógenos, obteniendo también resultados positivos.
“Hemos descubierto que estas proteínas actúan como una defensa natural contra patógenos necrotróficos como la antracnosis, entre otras enfermedades, que infectan a un gran número de cultivos agrícolas produciendo pérdidas millonarias”, señala Jiménez López, quien indica que “introducir esta proteína en las plantas que queremos mantener sanas sería una medida para erradicar dichas enfermedades y evitar pérdidas millonarias, con beneficios adicionales para el medio ambiente evitando la contaminación y los efectos de pesticidas y químicos, entre otros”.
Fuente: Estación Experimental del Zaidín (CSIC)