El médico interactivo, 18 de Julio de 2008
- La mejora en los niveles de marcadores biológicos continuó hasta el final de los 24 meses de estudio aunque el máximo peso perdido se consiguió a los seis meses, demostrando que la dieta sana tiene efectos beneficiosos más allá de la pérdida de peso
Las dietas bajas en hidratos de carbono y las dietas mediterráneas podrían ser tan seguras e incluso más eficaces para bajar peso que la dieta baja en grasas estándar que recomiendan los médicos, según un estudio internacional dirigido por investigadores de la Universidad Ben-Gurion del Negev en Beersheba (Israel). Los resultados del estudio se publican en la revista New England Journal of Medicine.
En el estudio, que se alargó dos años, participaron 322 personas con obesidad que fueron controladas y asignadas de forma aleatoria a una de tres dietas: una baja en grasas con calorías restringidas a consumir; una mediterránea que restringía las calorías y motivaba un consumo elevado de fibra y grasas monoinsaturadas; o una baja en hidratos de carbono con menos hidratos de carbono, grasas rápidas, proteínas y colesterol. Las que seguían esta última no tenían un consumo restringido de calorías.
Aunque los participantes disminuyeron su consumo diario de calorías de forma similar, la pérdida de peso después de dos años fue de 2,9 kilogramos en la dieta baja en grasas en comparación con 4,4 en la mediterránea y 4,7 en la baja en hidratos de carbono.
Según explica Iris Shai, director del estudio, «estas tasas de reducción de peso son comparables a los resultados de los fármacos prescritos por los especialistas para adelgazar».
La dieta baja en grasas redujo la tasa de colesterol total en relación al colesterol HDL, en un 12 por ciento, mientras que la dieta baja en hidratos de carbono mejoró esta misma tasa en un 20 por ciento. Los lípidos mejoraron en mayor medida en la dieta baja en hidratos de carbono, con un 20 por ciento de aumento en el colesterol HDL y un 14 por ciento de disminución en los triglicéridos. En todas las dietas mejoraron los marcadores biológicos inflamatorios y del funcionamiento hepático.
Sin embargo, entre los participantes diabéticos, la dieta baja en grasas estándar aumentó los niveles de glucosa rápida en 12 mg/dL, mientras que la dieta mediterránea condujo a una disminución de los niveles de glucosa rápida de 33 mg/dL.
Además de estos descubrimientos, el estudio es también significativo porque del gran número de participantes pocos dejaron la dieta, así el 95 por ciento seguía participando después del primer año y el porcentaje sólo se redujo hasta el 85 por ciento en el segundo año.
Shai concluye que no existe una única dieta ideal para todo el mundo y señala que el estudio abre a la medicina clínica la posibilidad de considerar las dietas bajas en hidratos de carbono y la mediterránea en alternativas seguras y eficaces para los pacientes.