- No se observaron diferencias en la evolución del peso corporal entre las mujeres que hicieron la dieta con pan y sin pan, con una reducción de 4 kilos de media en ambos grupos
- El ejercicio físico ayuda a no engordar con facilidad
Agencias, Abril de 2011
El pan y los alimentos ricos en hidratos de carbono son los primeros en ser eliminados o restringidos de la dieta cuando se quiere perder peso. Sin embargo, un estudio realizado por la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital La Paz de Madrid comparando los resultados obtenidos con dos dietas hipocalóricas equilibradas, una con pan y otra sin pan, en mujeres con sobrepeso u obesidad concluye que la exclusión del pan no está justificada ya que no interfiere en la pérdida de peso y además facilita el seguimiento de la dieta.
Las personas que se someten a una dieta para adelgazar e incluyen el pan en su alimentación diaria consiguen prolongarla en el tiempo y, además de reducir los mismos kilogramos que aquellos que han excluido este cereal, mejoran sus marcadores antropométricos, bioquímicos e inflamatorios.
Esta es la conclusión principal del estudio ‘Comparación de la utilidad de dos dietas hipocalóricas equilibradas con inclusión versus exclusión de pan en el tratamiento de pacientes con sobrepeso y obesidad’ que se ha presentado en Madrid con el objetivo de derribar la idea de que el pan es un alimento prohibido en la dieta de adelgazamiento.
Así, de las 104 mujeres –122 iniciales– que finalizaron el estudio clínico durante las 16 semanas que duró, se observaron mejores resultados en aquellas que incluyeron el pan en su dieta diaria, en las que el abandono fue menor (56 frente a 48), la adherencia al tratamiento mayor, mientras que la bajada de peso fue la misma en ambos grupos (pan y no pan).
«La ausencia de pan desequilibra la dieta. No hay evidencia científica de que el pan se asocie a la obesidad. Por tanto, su exclusión no está justificada de ninguna manera», ha subrayado la jefa de la unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital La Paz y directora del estudio, la doctora Carmen Gómez.
El seguimiento, además, ha constatado cómo quienes comían pan se sentían más saciados «a los 60 y 90 minutos» de la ingesta, mejoraron sus niveles calóricos, el aporte de carbohidratos y aumentaron el número de comidas al día. No obstante, el fin del tratamiento era también enseñarles a llevar una buena alimentación y a incluir el ejercicio físico –caminar a buen ritmo tres veces por semana– en su vida diaria.
«La actividad física no es esencial para bajar de peso sino para no recuperarlo con tanta facilidad cuando se abandona la dieta», ha explicado la doctora Gómez. En cuanto a las dosis de pan recomendadas, la experta ha indicado que la cantidad media son entre 200 y 250 gramos al día, cifra que se reduce si se realiza una dieta hipocalórica (100-180 gramos) o se aumenta si la persona se somete a mucha actividad física.
Por otro lado, la doctora Gómez ha incidido en las diferentes clases de pan, ante lo que ha asegurado que aunque el «pan blanco y el negro» tienen las mismas calorías, es mejor el segundo por su alto aporte en fibra. En cuanto al pan de molde, ha afirmado que «no es el pan de cada día», ya que incluye grasas vegetal y, respecto al «mito» de que el pan tostado «no engorda», ha asegurado que no es así, ya que «al ser un pan deshidratado, tiene las mismas calorías aunque con los nutrientes más concentrados».
Sobre el mundo de la panadería ha señalado que «tiene que seguir evolucionando y progresando». En este sentido, ha apuntado que la cantidad de sal añadida se ha reducido en los últimos años «poco a poco».