En general la respuesta es sí. ¿En qué fallan? Son pobres en verduras y hortalizas e incluyen demasiados precocinados y postres lácteos. Habría que aumentar el protagonismo de las judías verdes, coles, berenjenas, tomates, lechuga… y huir de las rodajas de pescado congelado, las croquetas, el exceso de pasta (un valor seguro entre los niños) y los dulces. Conviene que los padres pidan el folleto del menú escolar, para que conozcan de qué forma comen sus hijos. Además de ese modo podremos reforzar las cenas y los desayunos o complementar de una forma adecuada. El FROM tiene también un clarísimo objetivo aumentar el consumo de pescado en la restauración escolar, una campaña que se inició a finales del mes de julio.
Analicemos el tema, ahora que la mayoría de los niños comienzan su etapa escolar a jornada completa. El 20 por ciento de ellos realiza cinco días a la semana su comida principal en el colegio, es decir miles de niños en edad escolar comen en el colegio una media de 165 días al año. Por ello, las más de 100 empresas pertenecientes a la Federación Española de Asociaciones Dedicadas a la Restauración Social, FEADRS, que actualmente representa el 80% del sector de la restauración pública y suministran comidas a la mayoría de los colegios, adoptaron hace más de un año (octubre 2005) medidas para que el menú escolar se ajuste mejor a unos valores alimenticios de acuerdo a las necesidades nutricionales y edades de los niños.
La obesidad, el principal enemigo
Un estudio realizado por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad señala que el 18% de los niños españoles entre 6 y 12 años sufre obesidad. Unas cifras muy preocupantes, si se tiene en cuenta que se han multiplicado por cinco en los últimos diez años. Así, España se sitúa como el segundo país de la Unión Europea con más obesidad infantil, sólo por detrás del Reino Unido (recordemos que en este país se debatía no hace mucho la conveniencia o no de retirar la custodia de una madre a causa de la obesidad de su hijo que no come ninguna verdura, pero sí varias bolsas de patatas fritas al día, hamburguesas, pizzas…). Las cifras españolas están próximas también a las de EE.UU (un país donde la obesidad ha hecho que hasta el presidente del Gobierno haya tomado medidas respecto al tema, debido al gran número de obesos). Para frenar esta tendencia tan peligrosa y teniendo en cuenta que la comida debe suponer el 35% de la energía necesaria que debe consumir un niño en edad escolar, la FEADRS se comprometió a elaborar menús variados, saludables y equilibrados, de acuerdo a la edad y actividad física de los alumnos. Por este motivo es importante que los centros escolares proporcionen a los padres información de los menús escolares (la mayoría lo hacen) y que éstos fomenten de forma especial el consumo de fruta, ensaladas, verduras y disminuyan la proporción de grasas saturadas y sustituyan de forma progresiva las grasas animales por las vegetales. La Federación Española de Asociaciones Dedicadas a la Restauración Social se comprometió a no usar en frituras, aceites ricos en ácidos grasos saturados y, por el contrario, a añadir sal yodada en aquellos alimentos en los que exista déficit de la misma.
Objetivo: enseñar a comer bien y equilibrado
A través del menú escolar, debemos fomentar el consumo de todo tipo de alimentos como legumbres, pescado, lácteas, carne, frutas y verduras, basándose en la frecuencia recomendada para conseguir una dieta sana y equilibrada, que contribuya al correcto desarrollo y crecimiento de los niños. El equilibrio dietético no se consigue solo con la comida del día, aunque ésta suponga cerca del 35% de la energía diaria que necesitan los niños, sino que es responsabilidad de los padres inculcar buenos hábitos alimentarios a sus hijos, que pasan por un consumo variado de alimentos en las tres comidas principales: desayuno, comida y cena. Las empresas de Restauración Colectiva también pretenden contribuir a la formación de niños y adultos por ese motivo en los folletos de los menús se suele incluir información nutricional (con consejos para la cena, raciones recomendadas…) para que los padres complementen o suplementen el menú escolar con una cena adecuada.
Y también… menús especiales
Hasta hace muy poco no se había planteado la necesidad de elaborar menús especiales, sin embargo, la demanda de las distintas asociaciones ante el aumento de niños con alergias a determinados alimentos, el elevado número de escolares con religiones que tienen restricciones alimenticias y la existencia de más de 2.500 niños madrileños celiacos, hace necesario adaptarse a una nueva situación en la que las empresas de restauración colectiva deben preparar menús de acuerdo a las necesidades de los alumnos de cada centro.
Qué deben valorar los padres
Puntos básicos a examinar
Tras estudiar el menú escolar de sus hijos, los padres deben valorar una serie de puntos básicos. Según la Confederación Española de Consumidores y Usuarios (CECU) es esencial:
- Que los alimentos que toman los menores en el colegio sean los adecuados para su correcto desarrollo a todos los niveles y para evitar el problema de la obesidad y el sobrepeso infantil.
- Rechazar los menús altos en grasas, sales y azúcares, porque acaban afectando gravemente y, en algunos casos, de por vida a la salud de los niños. Una mala alimentación puede provocar enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad, hipertensión, colesterol…
- Vigilar y tomar medidas en relación con las máquinas expendedoras de alimentos y bebidas (si las hay). En muchos colegios existen máquinas con sistemas de autoservicio con las que es difícil controlar los productos y las cantidades que consumen los niños, por lo que es más que posible que se produzca un abuso de alimentos altos en grasas y con escasas propiedades nutritivas (lo que se conoce como calorías vacías, sólo engordan pero no aportan vitaminas, ni minerales…).
- Potenciar el consumo de frutas, galletas, cereales o bebidas con bajo contenido en azúcar, además de agua mineral, zumo o yogures para beber.
Recomendaciones de la CECU
Ante el gran número de niños que comen en el colegio, CECU lanza una serie de consejos que deben tenerse en cuenta a la hora de desarrollar las bases de control de los comedores escolares. Veamos:
- En primer lugar, el colegio debe informar a los padres y hacer entrega a los alumnos de una guía con los menús de la semana o del mes.
- El menú ha de representar el 30% del valor energético total del día de los escolares y debe constar de tres platos. Un primero de pasta, arroz, legumbres, verdura y/o patatas; un segundo a base de carne, pescado o huevo con ensalada o verdura como guarnición (no siempre con patatas fritas a pesar de que es lo que más les guste); finalmente, una fruta fresca (menos fruta en almíbar) preferentemente, o un postre lácteo, evitando la bollería industrial y los dulces (fuera flanes, natillas, pudines…).
- Incluir alimentos de temporada, sobre todo fruta fresca, verduras y hortalizas (cinco raciones diarias); no cocinar con mucha sal, y evitar el consumo frecuente de platos precocinados (croquetas, pescado rebozado…).
- Por último, recuerda que se debe ofrecer la posibilidad de adaptar el menú para los niños que padezcan alguna enfermedad o alergia alimentaria.
Muchos comedores suspendieron en su día
Pocas verduras, poco pescado…
CONSUMER analizó hace más de cinco años el menú de dos semanas de 201 colegios cuyos comedores escolares son utilizados por un total de 32.330 alumnos. Los resultados de tal investigación pusieron de manifiesto que el 24% de los menús estudiados suspendían el examen y que el 36% sólo conseguía una mediocre nota final de «aceptable», evidenciando en uno y otro caso que podían y debían mejorar mucho. Sólo el 41% de los centros estudiados ofrecían un menú equilibrado y nutritivo, esto es, cumpliendo las recomendaciones de médicos, dietistas y nutricionista y pediatras. Estas cifras pueden servirnos para hacernos una idea de la situación.
Entre las carencias evidenciadas en este estudio destaca la ausencia de algunos alimentos imprescindibles en la dieta escolar. Así, el 36% de los colegios cuyos menús se estudiaron no sirvían verdura como plato independiente en ninguno de sus menús (lo servían como guarnición pero no como un primer plato básico), el 30% cometía el mismo error con el pescado (cuando los nutricionistas recomiendan consumir más pescado que carne) y el 14% hace lo propio con las legumbres (se han desplazado de nuestra dieta cuando son esenciales y forman parte de la saludable dieta mediterránea). El 60% de los menús no cometen los seis fallos nutricionales más graves: además de los tres ya señalados, no incluir fruta fresca al menos dos veces por semana (8% de los colegios cae en este error tan lamentable), optar por postres dulces más de dos veces a la semana (el 3%) y por alimentos precocinados o frituras más de dos veces a la semana (un 15% de los centros escolares).
Los aceptables… fallan a veces
Muchos de los colegios que obtuvieron una calificación de aceptable, también tenían algunos días al mes en los que su calificación era de suspenso, lo que significa que debían mejorar también. Por tanto muchos centros tendrían que mejorar los menús que ofrecen e intentar que se ajusten a las recomendaciones dietéticas respecto al consumo de los alimentos y, algo también importante, diversificar el modo de preparación de los platos, optando por las fórmulas de cocción más sanas (asado, a la plancha, al vapor, cocción…) frente a las frituras y la grasa abundante. recomendaciones de frecuencia de consumo de los alimentos, además de diversificar el modo de preparación de sus platos (no poner siempre lo mismo, hecho de la misma manera).
Cambiar el ocio informático por el ocio activo
Bajar a la calle a jugar al fútbol, a las chapas, las canicas, con el bocata lamentablemente ya no suele hacerse. Esta sanísima costumbre que a las anteriores generaciones las ha mantenido activas y despegadas de la silla o el sofá hoy se han cambiado por horas y horas frente al televisor, la videoconsola, la gameboy… La calle se considera un lugar poco seguro para jugar, debido al tráfico, las peleas, la inseguridad… los padres prefieren tener a los hijos en casa, tras largas jornadas de inactividad en los centros escolares y tras las actividades extraescolares (la mayoría de ellas no implican movilidad). El 61% de los niños mantienen que están solos cuando se conectan a Internet. Muchos niños ya no juegan ni saben jugar al escondite, al balón prisionero, a policías y ladrones, a la goma, a la comba, a saltar, a perseguirse… El ocio de nuestros hijos ha dejado de ser activo y se ha convertido en un ocio electrónico que fomenta su sobrepeso y obesidad.
En la actualidad, el juego libre en espacios abiertos es poco menos que misión imposible, sobre todo si asociamos esta nueva realidad a largas jornadas escolares, actividades extraescolares y la invasión de productos informáticos de ocio. El tercer estudio de Audiencia Infantil/Juvenil de Medios en España 2004, publicado por la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC), señala que los niños de entre 8 y 13 años cambian los juguetes de sus habitaciones por equipos de música (46’4%), televisores (36’2%) y ordenadores (22’1%), como señala Consumer.es. En cuanto a los videojuegos, el 73’7% los poseen, y dedican 172 minutos de promedio semanal a jugar con ellos. Un tercio de ellos tienen teléfono móvil para su uso personal. Además de utilizar el móvil para hablar y enviar mensajes, entre un 80 y un 82%, lo utilizan también para jugar (51%). Es peligroso que los nuevos hábitos de ocio de nuestros hijos cada vez tiendan más al aislamiento, al juego individual y al sedentario. Según un estudio de la empresa Ikea Ibérica S.A., la mayoría de los niños juegan solos (60%) frente a los que prefieren hacerlo con amigos (35%) o con familiares (únicamente el 3%).