Dos investigaciones internacionales han revelado que una mayor proporción de carbohidratos en la dieta no influye en los niveles de obesidad y reducir su ingesta tampoco influye en la pérdida de peso.
El Economista.es, Marzo 2018
El primero de los estudios, liderado por científicos de la Universidad de KwaZulu-Natal en Durban (Sudáfrica) y publicado en la revista ‘BJM Open, pretendía analizar las dietas altas y bajas en carbohidratos con la obesidad, y comprobar la relación que hay entre la ingesta de este nutriente con el aumento de peso.
De este modo, y tras analizar 22 artículos publicados entre enero de 1990 y diciembre de 2016 vieron que las cantidades de carbohidratos ingeridas en las comidas apenas tienen relación con el riesgo de padecer obesidad.
Asimismo otro trabajo de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) ha revelado que tampoco hay un cambio significativo en el peso en función de la ingesta de carbohidratos.
Durante el ensayo clínico, un total de 609 adultos con sobrepeso siguieron dietas bajas en calorías, unas basadas en la reducción de grasas y otras en la reducción de la ingesta de hidratos de carbono, durante un año y no se hallaron diferencias entre ambos grupos.
Por tanto, en el contexto de estos dos enfoques no se pudo identificar qué dieta era la más adecuada para cada individuo en la pérdida de peso, y tampoco se identificaron grupos de personas concretos a los que un tipo de dieta les funcionara mejor que a otros.
Ante estos datos, el catedrático del Área de Tecnología de Alimentos de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de la Universidad de Valladolid, Manuel Gómez Pallarés, destaca que todavía no se ha demostrado que la reducción del porcentaje de energía que consumimos en forma de hidratos de carbono sea una herramienta efectiva para la pérdida de peso.
«En general los investigadores coinciden en que para reducir peso se debe reducir la ingesta calórica, y a ser posible incrementar el gasto de calorías, pero manteniendo la distribución de calorías que se recomienda para las dietas normales, donde los hidratos de carbono deben suponer entre un 50 y 60 por ciento de la ingesta calórica», ha destacado.
Para alcanzar esos porcentajes se recomienda tomar entre cinco y seis raciones diarias de hidratos de carbono y una buena alternativa es hacerlo en forma de pan y cereales, que son parte de la base de la pirámide alimentaria.