Jugar al fútbol quema más cantidad de grasa y aumenta la masa muscular en mayor proporción que el footing

El medico interactivo, 24 de septiembre de 2007

Un estudio realizado por un grupo de científicos de Dinamarca en la Universidad de Copenhague, demostró que un partido de fútbol entre amigos le permite a uno quemar más grasas y ganar más masa muscular que la práctica de salir a correr. Estos expertos observaron a 37 hombres, de edades comprendidas entre los 31 y los 33 años, y comprobaron además que quienes juegan al fútbol se cansan menos que quienes corren porque disfrutan más el ejercicio.

Para medir el esfuerzo de los individuos que participaron en la investigación, los autores colocaron monitores cardíacos en el pecho y compararon muestras de sangre y de tejido muscular tomadas antes y después de los partidos o la carrera.

Los participantes del estudio fueron divididos en tres grupos: los jugadores de fútbol, los corredores y los que no realizan ningún tipo de ejercicio. Tres veces por semana los futbolistas y corredores hicieron sesiones de una hora y, al cabo de doce semanas, los futbolistas habían perdido un 3,7 por ciento de su masa grasa y los corredores, un 2 por ciento.

Además, la masa muscular de los futbolistas aumentó en casi dos kilos, mientras que no se percibió cambio alguno notable en la de los que practicaron la carrera continua. Tampoco hubo cambios relevantes en la grasa y la masa muscular de los que no practicaban ejercicio.

«Aunque los que jugaron al fútbol no estaban entrenados, hubo momentos de tanta intensidad en los partidos en los que sus sistemas cardiovasculares fueron exprimidos al máximo, como si fuesen profesionales», expresó el doctor Peter Krustrup, director del departamento de ejercicios y ciencias del deporte de la Universidad de Copenhague y uno de los autores del estudio.

Los futbolistas y los corredores tuvieron el mismo ritmo cardíaco, pero los futbolistas realizaron un mejor ejercicio por los momentos de gran intensidad que se producen en un partido. Asimismo, se comprobó igualmente que hay momentos en los partidos en los que el corazón bombea a un 90 por ciento de su capacidad, nivel que no se registró jamás en el otro grupo.

«Los futbolistas se divertían más, y no pensaban tanto en la fatiga y el dolor muscular», según los datos recogidos por los autores del estudio.