Reuters Health, 31 de Diciembre de 2002
Antes de que se desarrollen para funcionar como máquinas almacenadoras de grasa, los adipocitos inmaduros deben duplicarse a sí mismos, un prerrequisito que algunos científicos dicen podría constituir un nuevo objetivo en la batalla contra la obesidad.
El estudio demostró que los precursores de los adipocitos, los llamados preadipocitos, necesitan dividirse al menos dos veces antes de madurar y dedicarse a una vida de almacenamiento de la grasa corporal.
Aunque ya se sabía que ocurría esa división, los científicos no conocían si ésta era un requisito para que los preadipocitos se convirtieran en adipocitos maduros.
Sin embargo, los nuevos hallazgos ofrecen una «evidencia inequívoca» de que la división de los preadipocitos es una etapa crucial en la capacidad final del cuerpo para almacenar grasa, según el autor del estudio Daniel Lane, del Hospital Johns Hopkins, en Baltimore, Maryland.
El investigador dijo a Reuters Health que esta división celular ha pasado ahora a convertirse en un posible objetivo en la lucha contra la obesidad.
En la obesidad, explicó el científico, no sólo los adipocitos existentes se hacen más grandes, sino que aumenta el número de preadipocitos en el tejido adiposo. Si los preadipocitos no se pueden dividir, y, por consiguiente, madurar, el cuerpo no será capaz de almacenar grasa adicional.
En un estudio con preadipocitos del ratón en el laboratorio, el equipo de Lane halló que los genes que se requerían para el almacenamiento de la grasa se «activaban» sólo después de que las células hubieran experimentado al menos dos fases de división.
Aún más, los investigadores fueron capaces de prevenir la maduración de los adipocitos mediante sustancias que interferían con varios puntos del ciclo de la división celular.
Todo esto indica que bloquear específicamente las moléculas que empujan a los adipocitos a dividirse les podría impedir el crecimiento para convertirse en almacenes de grasa. Lane indicó que él y sus colegas habían identificado ya un gen que ayuda a las células a dividirse, aunque otros genes estarían, probablemente, involucrados.
autor:Por Amy Norton
Fuente: Proceedings of the National Academy of Sciences Early Edition 2002;10.1073/pnas.0137044100.