RECOL, 8 de julio de 2002
Las vitaminas son nutrientes esenciales para el buen desarrollo y funcionamiento del organismo, que deben ser aportadas a través de la alimentación donde se encuentran en pequeñas cantidades, puesto que el cuerpo humano no puede sintetizarlas y cuya carencia conlleva la aparición de algunas enfermedades y disfunciones.
Según el Libro Blanco de las Vitaminas, elaborado por el Grupo Asesor en Nutrición (GRAN) del que forman parte profesionales de las ciencias biomédicas, del papel de las vitaminas destaca fundamentalmente su efecto antioxidante y protector frente a las principales enfermedades crónicas, cardiovasculares, diabetes e incluso contra el envejecimiento.
La situación media de ingesta de vitaminas en la población española es «aceptable pero mejorable» y así, según el Libro Blanco, consumimos casi el doble de la vitamina C recomendada, pero se han detectado deficiencias para la práctica totalidad de las vitaminas, especialmente de riboflavina, piridoxina, fólico, vitamina A , D y E.
En la actualidad el interés por estas sustancias va en aumento y distintas disciplinas científicas se afanan en aumentar los conocimientos sobre las vitaminas imprescindibles para el organismo.
Así los nutrólogos buscan determinar las cantidades de vitaminas recomendadas, su ingesta entre los distintos grupos de población, establecer los colectivos de riesgo y la relación entre ingesta-status vitamínico y funciones orgánicas.
Control de la dieta
Para Rosa Ortega, experta en nutrición y coautora del Libro Blanco de las Vitaminas, un buen conocimiento y control de la dieta que mejore los hábitos nutricionales de la población «evitaría enfermedades y disminuiría el coste sanitario».
Ortega considera que la Nutrición es una ciencia joven, con menos de un siglo, donde «todo se da por sabido y se sabe muy poco», hoy todo se centra en el sobrepeso y se suprimen alimentos como el pan «sin tener en cuenta que es un producto rico en tiamina» importante en el funcionamiento del sistema nervioso.
Utilidad de cada alimento
«Cada alimento es útil», según Ortega, «siempre y cuando se tome en la proporción adecuada», pero ninguno es «perfecto ni completo», por lo que es fundamental seguir una dieta equilibrada para asegurarnos una ingesta adecuada de vitaminas y demás nutrientes.
Las carnes y sus derivados son ricos en tiamina, riboflavina, niacina, piridoxina y vitamina B; el hígado, incluido el de ave y pescado, aporta gran cantidad de vitamina A, D, E y B-12; y los huevos son una excelente fuente de biotina. Sin embargo los productos animales, salvo el hígado de cerdo, no aportan suficiente cantidad de vitamina C y K.
Los lácteos contienen mucha vitamina A, C y B-12, tiamina, riboflavina y piridoxina; la ingesta de cereales proporciona tiamina, riboflavina y niacina, igual que las leguminosas que incorporan la biotina, ácido pantoténico, folato y vitamina B-6.
Las verduras son buenas en contenido de vitamina A, K y C y piridoxina y las frutas son una excelente fuente de vitamina C y, algunas, de A.
Las pérdidas de vitamina en los alimentos suelen ser acumulativas y para minimizarlas se recomienda, consumir productos frescos, utilizar poca cantidad de agua en la preparación y cocido de los alimentos, reducir el tiempo de hervor, utilizar productos procesados a elevada temperatura durante corto espacio de tiempo y evitar el almacenamiento de los alimentos cocinados.
Por su parte los expertos en tecnología de los alimentos desarrollan y mejoran las técnicas de preparación para minimizar las pérdidas de vitaminas en los productos alimenticios y nuevos métodos de fortificación y enriquecimiento con estos compuestos.
El mercado español cuenta en la actualidad con unos 200 productos alimentarios enriquecidos con vitaminas y otros nutrientes, en su mayoría leche y yogures aunque también se comercializan cereales, pan, zumos y huevos de este tipo, según datos de la Unión de Consumidores de España (UCE).
Estos productos pretenden suplir las deficiencias de la alimentación de personas con necesidades específicas o estados carenciales en grupos de riesgo como niños, mujeres embarazadas o en período de lactancia y ancianos.
Según un estudio realizado por Roche Vitaminas en 1999, el 64% de los españoles encuestados sabe que los fabricantes de productos alimenticios suele añadir vitaminas y minerales a estos preparados alimenticios y un 12% de los consumidores los busca.
Los alimentos funcionales o enriquecidos que más se conocen son principalmente los cereales, productos lácteos, margarinas y aceites, refrescos, zumos de frutas y bebidas.
Del estudio de Roche Vitaminas se desprende que los españoles dan cada vez más importancia al etiquetado de los productos, y reconoce y valora sobretodo «alto en fibra», «bajo en grasa» y «enriquecido o rico en vitamina».
Según los datos de la UCE, en España se comercializan leche con Omega-3, ácido oleico, ácido fólico, calcio y vitaminas A y D, leche fermentada con bacterias probióticas y leche fermentada con bífidus activos y fibra.
Hay también yogures enriquecidos con calcio, zumos enriquecidos con minerales, cereales con fibra y minerales , pan con ácido fólico, huevos con Omega-3 y margarinas con fitosteroles.
El Libro Blanco de las Vitaminas reclama mayor información para utilizar adecuadamente estas sustancias en la prevención de estados carenciales, y mejorar la producción de alimentos de manera que contengan cantidades suficientes de vitaminas que aseguren un normal crecimiento, desarrollo y funcionamiento de la especie humana.