La comunidad científica considera que el agua constituye un valioso elemento que hay que tener en cuenta en la prevención de enfermedades y en la nutrición

El Curso Internacional de Nutrición, Inmunología e Infección, que se celebrará del 2 al 6 de julio en Madrid, y que reunirá a los principales expertos mundiales en el campo de la inmunonutrición, reivindicará la importancia del estudio de las aguas minerales en relación con un buen estado nutricional

Actualmente los datos científicos acerca de la importancia del agua y de su papel en la prevención de ciertas patologías son escasos, por lo que es fundamental potenciar estudios específicos sobre las propiedades que determinados tipos de agua ejercen sobre nuestro organismo

Las llamadas aguas débilmente mineralizadas aportan importantes consecuencias positivas en enfermedades cardiovasculares, afecciones renales y hepáticas u osteoporosis

En los últimos años se han desarrollado numerosos estudios acerca de las consecuencias nutricionales de la ingesta dietaria, y en la mayor parte de la bibliografía tanto científica como divulgativa se ha podido encontrar comentarios sobre alimentos sólidos. Sin embargo, y pese a la importancia que tiene, no se suele insistir en los beneficios que ocasiona la ingesta líquida, en especial y fundamentalmente del agua. Es por ello, y en el marco del Curso Internacional de Nutrición, Inmunología e Infección que se celebrará del 2 al 6 de julio en Madrid, que los mayores expertos del mundo en este campo manifestaran su preocupación por la poca incidencia que, desde todos los ámbitos, se da al agua mineral como elemento fundamental de una óptima dieta nutricional.

El agua es el componente mayoritario del cuerpo humano. La proporción en cada uno de nuestros tejidos corporales es constante y sus variaciones son la causa de alteraciones en la salud. Es por ello que el mantenimiento de un estado de hidratación determinado es necesario para el perfecto funcionamiento de nuestro organismo. Podemos considerar que el agua es el nutriente que debemos ingerir en mayor cantidad.

En este sentido la Dra. Ascensión Marcos, coordinadora del Curso y Directora del Instituto de Nutrición y Bromatología (CSIC-UCM) afirma que «los profesionales que nos dedicamos al mundo de la nutrición no debemos olvidar el papel que las aguas minerales juegan en nuestra dieta. Debemos tener en cuenta las características de las llamadas -aguas débilmente mineralizadas-, precisamente por sus beneficios en enfermedades cardiovasculares, afecciones renales y hepáticas y, en especial, los tratamientos prolongados con inmunosupresores. Es importante también destacar que las aguas minerales actúan positivamente sobre la prevención y tratamiento de la osteoporosis»

Recientemente se han llevado a cabo algunos trabajos resaltando las propiedades de aguas minerales relacionados con la producción de una mayor eliminación en orina de urea, ácido úrico, indicados sobre todo en patologías de gran incidencia en nuestra sociedad actual como la hiperuricemia, la gota, la hiperlipemia o la obesidad.

Por otro lado no sólo es interesante tener presente las aguas minerales bajo un prisma de patología, sino que «es fundamental ingerirlas, precisamente como medida preventiva para evitar incidencias de posibles patologías futuras, así como para conseguir y mantener un buen estado de hidratación y en consecuencia una buena situación nutricional» manifiesta la Dra. Marcos. Sobre todo, en determinados estadios de la vida más vulnerables, como en los primeros años de vida, en gestantes, en personas de edad avanzada y como no, en todas aquellas personas que practican una actividad física de mayor o menor intensidad.

La Dra. Marcos concluye «si tenemos en cuenta que el sistema inmune interactúa con el sistema hormonal y que todo ello depende del estado nutricional del individuo, seremos conscientes de la importancia y el alcance que tiene el consumo de todos los nutrientes que necesita el organismo, son olvidar nunca el agua«.

Actualmente existe en el mercado una gran variedad de aguas minerales, aunque no todas las aguas tienen la misma calidad, ya que su grado y tipo de mineralización es diferente. Así, podemos encontrar aguas con escasa mineralización, otras con alto contenido mineral, algunas especialmente ricas en sodio, potasio, calcio y magnesio, etc. Pero dentro de toda la gama de aguas embotelladas debemos distinguir entre las llamadas «aguas minerales naturales», cuya composición siempre es constante y ha de aparecer indicada en el envase.