Dieta: diez hábitos tramposos

La abundancia de calorías suele ser el principal motivo del sobrepeso. Pero no sólo comer alimentos calóricos perjudica la dieta: hay malos hábitos que, solapadamente, afectan nuestro camino hacia una talla mejor.

Modificar, pero en serio

Las crecientes tasas de obesidad en los Estados Unidos –y especialmente en la comunidad hispana- parecen ser consecuencia de la vida moderna y el acceso a grandes cantidades de alimentos y al sedentarismo. De hecho, una reciente encuesta nacional comprobó que la falta de ejercicio físico es la causa principal del sobrepeso.

Muchos modifican costumbres, otros no. Pero la pregunta es ¿por qué la gente sigue engordando?

Estudios realizados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) demuestran que a veces el problema no es sólo la cantidad o la falta de ejercicio físico. Hay toda una lista de pequeños hábitos equivocados que, sumados, funcionan como enemigos permanentes de una buena figura, y también de una buena alimentación. Algunos de ellos son:

Comer y acostarse

Una de las claves para que el organismo queme calorías es realizar algún tipo de movimiento después de ingerir alimentos. Por eso, la costumbre de comer tarde en la noche e irse a la cama no es buena.

Eliminar el desayuno

En su afán por comer menos, dejas de desayunar. Un error común. El desayuno es la principal comida del día y esencial para una buena dieta.

Consumir tentempiés en exceso

El riesgo del trabajo de oficina, es tener decenas de barras de cereales en el cajón. El 43 por ciento de los estadounidenses cree que no logran mantenerse en su peso correcto porque comen muchas de ellas.

Hacer trampa con el tamaño

Hay pequeñas porciones de algunos alimentos que son bombas calóricas, no piense que porque come poca cantidad engorda menos. El punto es elegir los alimentos adecuados.

Ingerir poca fruta

No hay dieta saludable que se precie de tal que no tenga, por lo menos, dos frutas diarias.

Consumir pescado y pollo pero fritos

Aliados de cualquier buena dieta, el pescado y el pollo son alimentos saludables. Pero dejarán de serlo si los consumes siempre fritos. No te hagas trampa, cocínalos al horno o a la cacerola.

Comer por razones emocionales

La tristeza o la depresión pueden hacer que comas mal o más. Cuidado, lo mejor que puedes hacer es cuidarte a ti mismo.

Consumir mucha sal

Si se añadió sal a la comida al prepararla, no pongas el salero en la mesa, eso hará que te excedas en el uso de la sal, con la consecuente retención de líquido.

Caminar dos pasos

Muchos caminan un par de manzanas y creen que ya hicieron el ejercicio necesario. Falso, media hora diaria es el mínimo ideal. Si no, la actividad no cumple su función.

Excederse con el vino

El alcohol no es malo, pero hay que recordar que para los hombres dos copas y para las mujeres, una sola. No más.

El principal objetivo de una alimentación sana e inteligente es que logres equilibrar tu organismo, sientas una mejoría física, te sientas y te veas bien. Por eso, se debe hablas del “peso ideal”: aquel peso que va bien con tu persona, sin presiones sociales ni culturales.

Una alimentación inteligente no es sinónimo de dieta, no debe manejarse sólo por gramos o calorías ni generar ansiedad.