Diez consejos para prevenir la Salmonelosis

Instituto de Estudios del Huevo

Un huevo fresco, limpio, procedente de ponedoras sanas, recogido y manejado en condiciones higiénicas de garantía no alberga contaminación en su interior, es un alimento seguro en su origen. Pero como producto «vivo» experimenta cambios que pueden alterar su calidad. Por ello, desde el momento de la puesta hasta su consumo, todas las operaciones deben realizarse correctamente para evitar deterioros en sus cualidades nutritivas, sanitarias y gastronómicas.

El Instituto de Estudios del Huevo considera importante recordar una serie de normas de especial interés para el consumidor:

  1. Compre siempre huevos con la cáscara intacta y limpia.
  2. Respete la fecha de consumo preferente que está impresa en el envase del huevo.
  3. No lave los huevos antes de meterlos en el frigorífico para su conservación.
  4. Cuaje bien las tortillas y manténgalas en refrigeración.
  5. Prepare la mahonesa con la máxima higiene y consérvela en el frigorífico hasta su consumo.
  6. No rompa el huevo en el borde de los recipientes donde lo vaya a batir.
  7. Por razones de higiene, el recipiente de batido debe emplearse únicamente para esta operación.
  8. No separe las claras de las yemas con la propia cáscara del huevo.
  9. No deje los huevos, ni los alimentos que los contengan, a temperatura ambiente.
  10. Conserve siempre en el frigorífico los pasteles, natillas, salsas, etc. y consúmalos en las veinticuatro horas siguientes a su elaboración.

Para mantener sus cualidades organolépticas es importante conservar los huevos alejados de fuentes de olores extraños que pueden afectar a su sabor.

  • No olvide que como norma general debe mantener limpias sus manos cuando manipule alimentos. Las superficies, recipientes y utensilios en contacto con los alimentos deben mantenerse limpios antes y después de cada uso.
  • Cocine los alimentos a las temperaturas adecuadas.