Hilario Juzgado Herranz, 109 años: el abuelo de Castilla-La Mancha

Tal vez en este momento el hombre más anciano de España, sin lugar a dudas el más mayor de su pueblo y el mío, Chozas de Canales (Toledo). Ha estado perfectamente hasta hace nada, con movilidad y buena salud mental. Ahora, se resiente su condición física, cuando está cerca de pasar a otro estadio de nuestros más mayores, que es rebasar los 110 años. Sin lugar a dudas un paisano singular.

En la fotografía superior, Hilario el 9 de septiembre de 2020.

Justo el día que cumplía los 109 años, el 11 de abril de 2020, recibí un whatsapp que me decía que Hilario había cumplido semejante edad, con una imagen suya afeitándose, tranquilamente. Isabel, su hija y la persona que le cuida me comentaba «la foto ha corrido como la pólvora por todo el pueblo y fuera del pueblo.» Lógicamente, no todos los días se cumplen 109 años, de ahí la velocidad que llevó la citada fotografía. Nada más saberlo, nada más ver esa fotografía sentí la necesidad de conocer a mi paisano, saludarle, mantener una conversación con él, preguntarle por temas del pueblo, acontecimientos… por montones de cosas. Y me anoté en la agenda que, en la primera ocasión que tuviera de pasar por Chozas de Canales, iría a verle. Y es lo que hice.

El pasado septiembre me presenté en su casa y su hija me atendió amablemente, contándome cosas de su padre, dado que Hilario, que se encontraba perfectamente de salud en general, ya no podía oír nada o casi nada. Preguntaba quién era yo, qué quería… y no llegó a enterarse, pese a que su hija se lo gritaba cerca de su oído. Pensé lo interesante que habría sido entrevistarle antes de que hubiera perdido el oído de esa manera. Isabel me fue contando detalles de la historia de Hilario y de su madre, la mujer de Hilario, Ángeles Cristeta Sánchez Rodríguez.

La familia de Hilario es muy longeva, con un hermano que llegó a los 99 años, otra a los 102 y otra a los 105 años, cifras que no están nada mal, para la media nacional. Ya el abuelo, padre de Hilario, había llegado a los 86, cifra también muy alta, para su época. Su padre, enfermó de cáncer y cuando lo descubrieron ya estaba muy avanzado. Acudieron al hospital Provincial de Madrid y volvió al pueblo y el abuelo de Isabel falleció en tan sólo 10 días. Dos años después fallecía la abuela.

Se cree que puede ser el hombre más longevo de España en este momento. Hay un par de mujeres que tenían más años que él, pero hombres puede ser el mayor. Desde luego de Castilla-La Mancha lo era o ha sido en algún momento. Y de Chozas de Canales sin duda… lo es y será por mucho tiempo. Por lo que ocupa una página importante en la historia de nuestro pueblo, un hito.

«El carreterito»… su apodo

En los pueblos todo el mundo tiene su apodo, eso ha sido así desde siempre. Hay Perrachicas, Rizaos, Clavos, Barrenas… la verdad es que muchísimos. Todos tienen una razón de ser, o se han puesto por algo, todos tienen su historia. ¿De dónde viene «carreterito»? le preguntaba a Isabel, con la esperanza de que no se molestara. Y no lo hizo «a mi hermano, ya fallecido, sí le molestaba un poco que le dijeran eso, pero yo entiendo que en el pueblo todo el mundo tiene un apodo y que no hace mal a nadie». A continuación me decía que la razón de ser es por el oficio de su padre y abuelos.

Hilario trabajaba en la gran huerta que tenían sus padres en Riachuelo. Una huerta muy fructífera. Los abuelos maternos de Isabel, padres de Cristeta, también tenían huerta, esta situada en los márgenes del rio Guadarrama. Producían gran cantidad de hortalizas, repollos, lombardas, coliflores, zanahorias… y en verano pepinos, tomates, todo tipo de verduras de temporada. Y dicha producción debían llevarla a Madrid, al mercado Central para su venta, lo que ahora sería Mercamadrid. Sus carros cargados de hortalizas iban y venían constantemente por la carretera… y de ahí el nombre de «carreterito». A las 4 de la mañana salía Hilario y sus padres rumbo a la capital, con su género.

Cuando Hilario y sus padres llegaban a Madrid, con sus carros y sus mulas, descargaban y ese día se quedaban a dormir en una pensión, por la zona de la plaza Mayor, que bien podría ser la Pensión del Peine o alguna cercana próxima a las Cuevas de Luis Candelas, y regresaban al pueblo al día siguiente. La dueña de la pensión solía obsequiarles con un caldo calentito, para paliar el frío en invierno, según contaba Hilario a sus hijos. Así hasta que otra familia del pueblo compró un camión, los «Drogas» (otro apodo), y ya dejaron de ir a Madrid con los carros cargados, y los que llevaban su producción eran los transportistas. Tras casarse Hilario y Cristeta ya no tenía necesidad de ir a la ciudad y andar por las carreteras, por lo que su mujer no llegó a hacer dichos trayectos.

En Madrid Hilario trabajó en la construcción. Con la empresa en la que trabajaba reformó y rehabilitó muchos conventos madrileños. Las monjitas le adoraban, porque les hacía todas las reparaciones que le pedían. Hilario era creyente e iba a misa.

Su mujer, Ángeles Cristeta

Guapísima y con mucho estilo, en el centro, en la fotografía superior, con unas amigas. Podía haber llegado a ser una actriz famosa, porque se le daba genial el teatro. De hecho participaba con más gente del pueblo en un grupo teatral cuyas obras se representaban tanto en Chozas de Canales como en Camarena, el pueblo de al lado. «Ella era la actriz principal, porque era la que mejor lo hacía. Actuaba muy bien», pero sus padres no querían que fuera actriz, no estaba bien visto en esa época. Cristeta actuaba junto a Luis «Botica», Vitoriano, Tomasita, Araceli, Matías… sus amigos. Su hija recuerda que Cristeta hizo una obra como La Chicharra… Ella falleció hace ya 22 años.

Cristeta llevaba este nombre por su madre, a la que casi no había conocido, dado que falleció cuando ella tenía sólo 2 años. Y también llevaba el de su padre, por eso de primero se llamba Ángeles Su madre falleció en el parto de un nuevo hermano, el octavo hijo, que también murió. El abuelo se quedó viudo con 7 hijos, el mayor con 17 años y la pequeña, Cristeta, con 2 añitos. Cristeta adoraba su segundo nombre, en especial por el hecho de ser el de su madre. Siempre estuvo muy orgullosa de llevarlo. En la fotografía superior, los abuelos maternos de Isabel, los padres de Cristeta. Ella se llamaba Cristeta como ya hemos dicho y él Ángel. Posiblemente fuese su foto de boda. Era costumbre, en la época, hacer una fotografía así, con el novio sentado y la novia de pie, a su lado. Con sus mejores galas. Yo conservo la foto de boda de mis abuelos similar a esta.

Isabel me cuenta que cuando se casaron sus padres la novia iba de blanco, cuando en esa época la mayoría de las novias se casaban de negro. Tal vez lo hiciera porque a Cristeta le encantaba la moda, le encantaba Madrid también. Ella y sus hermanas veían muchos figurines y hacían trajes, cosían muy bien… Por eso fue guapísima al altar y de blanco. Se casaron en Madrid, donde vivieron la mitad de su vida. En 1980 el matrimonio regresó al pueblo. Justo dos años después de jubilarse Hilario, a los 67 años. A los 69 años retomó su vida en el pueblo que le vio nacer… que a él le encantaba. A Cristeta le gustaba más Madrid, pero tocaba volver a los orígenes.

Gran estudiante y cazador

Los hombres del pueblo tenían por costumbre pasar la mañana de charla en los bancos de la plaza. Hilario no, prefirió cultivarse, aprender matemáticas, que le gustaban muchísimo. Sus contemporáneos se burlaban un poco de la afición de Hilario al estudio, pero en realidad era Hilario el que se burlaba en su fuero interno de ellos, por ignorantes. Hilario no fue un ignorante, él aprendió todo lo que pudo y más. Inteligente como era aprovechó la oportunidad que se le brindaba en la escuela. Si se burlaban de él, él comentaba «es que la ignorancia es muy atrevida». Gran verdad…

«Le encantaba resolver problemas de matemáticas y también los toros, iba a Toledo a ver los toros, a los toreros de la época -nos cuenta Isabel- como Manolete, Juan Belmonte, Luis Miguel Dominguín, Chicuelo, Lagartijo, Antonio Ordóñez… También le gustaba la caza y tenía escopeta en casa, como cazador que era.

Entre sus amigos su hija me menciona a Nazario, mi vecino en el pueblo, un hombre muy afable y amigo de todos, no nos extraña, también Luis Cantarilla…

Dos hijos, dos bisnietos

Tuvo dos hijos, José Luís e Isabel, arriba en la totografía en la escuela. José Luis, que falleció ya, tuvo tres hijos. Isabel tiene dos hijas: Angélica y María Isabel. Sobre una mesa, vemos una fotografía de Isabel cuando era muy pequeña. Una de las hijas de Isabel, la pequeña, María Isabel, va a dar el segundo bisnieto a Hilario dentro de nada. Su otro bisnieto se llama Pablo, y tiene ya 6 años.

Hilario y dos de sus nietas, Ángelica y María Isabel.

Pablo, el por ahora único bisnieto de Hilario, a los pies de la Virgen Chica. Le sube su abuelo paterno. Pronto tendrá un hermano.

Hilario tiene una salud de hierro, a las pruebas nos remitimos. Sólo en una ocasión estuvo ingresado una semana en el hospital Clínico madrileño debido a una úlcera gástrica, provocada por el fallecimiento de su esposa, por los nervios que pasó. El médico vio la analítica de Hilario y se admiró de lo bien que estaba y más al saber que en ese momento tenía ya 84 años. Les dijo a sus hijos que «cuanto antes llevárosle del hospital, no vaya a cogerse aquí lo que no tiene.» Y también el médico les predijo que con esas analíticas Hilario podía llegar a los 100 años perfectamente. Una profecía que se quedó incluso corta…

A los 100 años… su homenaje

Nuestro pueblo le rindió un merecido homenaje cuando Hilario llegó a los 100 años. Lo celebraron en unos salones ya desaparecidos en Fuensalida (Toledo), los salones Nelly. A él asistieron las fuerzas vivas del pueblo, los pensionistas, sus amigos, conocidos y familia. Conserva de ese día una placa conmemorativa. Si consigue llegar a los 110 años será superar una etapa más dentro del ranking de la longevidad en España y el mundo. Pero Hilario, que todavía puede caminar con ayuda de un andador, ya no está tan bien como antes, lógicamente.

Hemos dicho que entre las aficiones de Hilario estaba la caza, también le gustaba mucho pasear por el pueblo. Su hija le recomendaba no irse por los caminos, que paseara sólo por el pueblo, que cada vez es más grande, con tantos chalets construidos. Y él le decía «¿Es que te crees que yo me voy a perder en el pueblo? Si me conozco todos los caminos…»

Mis paisanos le recuerdan hace nada yendo a comprar a las tiendas del pueblo con su andador y su bolsa… pero hace nada. Desde hace tres, cuatro años ya no lo hace. Hilario ha llevado siempre una dieta mediterránea, muy sana. ¿Su plato favorito? «Las chuletas de lechal, le encanta la barbacoa, y en especial las chuletitas».

Este es mi particular homenaje a uno de mis paísanos, un hombre singular, tanto por su vida, larga y fructífera, como por su tesón y ansia de aprender. Su pasión por las matemáticas… me sorprende. Su inteligencia…

¡Me ha encantado conocerle! ¡Me ha encantado conocerte Hilario! Muchas gracias Isabel, por compartirlo conmigo… y con todos.

Ah… el 11 de abril de 2021, si llega… cumplirá los 110 años.

Síguenos en redes sociales (¡Gracias!) Encontrarás esta noticia también, y muchas otras: