Prevención de la obesidad infantil

Consejo Europeo de Información sobre Alimentos

3ª Parte: Exámen de la influencia del entorno

En artículos anteriores de esta serie, hemos comentado los mensajes clave para la prevención primaria de la obesidad infantil y el modo en que la edad, el sexo y el origen étnico de los niños a los que se dirige la campaña influyen en el resultado. Esta vez, vamos a examinar la influencia del entorno en el éxito de los programas.

Los distintos entornos como el hogar, la escuela, los clubs, etc., tienen sus propias estructuras definidas y ofrecen canales y mecanismos accesibles para llegar a poblaciones específicas. Sin embargo, la gente no vive sólo en un entorno, sino que sus vidas abarcan muchas áreas diferentes. Por lo tanto, es probable que las intervenciones que cubren varios entornos sean más eficaces que las que se centran sólo en uno.

El enfoque centrado en la escuela

La gran mayoría de los estudios de prevención de la obesidad dirigidos específicamente a niños se han centrado en la escuela. Las ventajas de la utilización del entorno escolar son numerosas:

  • se llega a la mayoría de los niños de una determinada población;
  • los niños pasan mucho tiempo en la escuela;
  • la educación sobre la salud y el estilo de vida puede incorporarse al plan de estudios existente;
  • proporciona la oportunidad de crear un ambiente que promueva la salud, ofreciendo comidas y alimentos saludables y mejorando el acceso a la práctica de deportes y otro tipo de actividades;
  • la escuela puede funcionar como centro neurálgico de actividades y participación de la comunidad.

Aunque algunos programas de éxito centrados en la escuela se han limitado exclusivamente al entorno escolar, como el de Dwyer y colaboradores basado en la introducción de más horas de entrenamiento físico durante el tiempo lectivo, la mayoría de estos programas han intentado incidir también en el comportamiento relativo a la salud fuera del colegio, como los hábitos alimentarios y las actividades extraescolares. Aproximadamente la mitad de los estudios se han limitado a educar a los niños en la escuela, dejando a éstos la responsabilidad de actuar en base a estos conocimientos en casa y en su tiempo libre. La mitad restante de los estudios ha contado con la participación activa de los padres y/o ha implicado de algún modo a la comunidad.

El hogar y la familia

Actualmente, hay pocas pruebas que demuestren la importancia del hogar y la familia en los programas de prevención de la obesidad; sin embargo, esto se debe principalmente a que la participación de los padres difiere mucho de un estudio a otro y resulta difícil realizar comparaciones. No obstante, hay datos que indican que la utilización de los padres como agentes de cambio es más eficaz para tratar el sobrepeso infantil que los enfoques centrados únicamente en el niño. En el amplio estudio Pathways realizado entre niños indios americanos, se mencionaba que una de las lecciones más importantes que se extrajeron fue la de “implicar más a la familia”, y que los programas de prevención de la obesidad deberán abordar los factores ambientales y socioeconómicos que se extienden más allá del entorno escolar para ser eficaces. Los expertos recomiendan que, en el futuro, las intervenciones traten las influencias psicológicas y ambientales del hogar mediante la sensibilización y la participación activa de los padres. En particular, algunos estudios recientes muestran que el tiempo que los niños dedican a ver la televisión puede influir en el riesgo de que desarrollen enfermedades metabólicas o cardiovasculares años después, independientemente de su nivel de actividad física. Por consiguiente, algunos expertos ponen de relieve la necesidad de centrarse en el exceso de tiempo ante el televisor a la vez que se promueve la actividad física. Así, es necesario desarrollar nuevas estrategias en este ámbito, en el cual los padres pueden desempeñar un papel relevante.

Implicar a toda la comunidad

Asimismo, es esencial crear ambientes que fomenten el incremento del nivel de actividad física y estimulen unos hábitos alimentarios saludables. Las estrategias ambientales deben promover la implicación y el compromiso de la comunidad, contando con la participación de las partes interesadas a escala local. De este modo, es posible incorporar los valores y las necesidades públicas, desarrollar la confianza y la cooperación, reducir los conflictos y mejorar la calidad de las decisiones. Dos pequeñas ciudades del norte de Francia, Fleurbaix y Laventie, probaron este enfoque comunitario impartiendo una formación sobre salud a 3.000 habitantes, tanto niños como adultos. Tras una entrevista inicial, se les proporcionaba asesoramiento individual en materia de dieta y actividad física. Los participantes recibían información sobre su progreso en cuanto a peso, tensión arterial y otros indicadores de salud en unos “pasaportes personales de salud”. Toda la comunidad aceptó el programa, algo que se logró gracias a la implicación de los dirigentes comunitarios y de las organizaciones a todos los niveles. Aún no se conoce el éxito de este estudio, en términos de peso y otros parámetros relacionados con la salud.

En resumen

  1. Flynn MAT (2006) Reducing obesity and related chronic disease risk in children and youth: a syntheses of evidence with best practice recommendations. Obesity Reviews 7 (suppl 1): 7-66
  2. Dwyer T et al. (1983) An investigation of the effects of daily physical activity on the health of primary school students in South Australia. International Journal of Epidemiology 12: 308-313
  3. Gortmaker SL et al. (1999) Reducing obesity via a school-based interdisciplinary intervention among youth: Planet Health. Archives of Pediatric Adolescent Medicine 153:409-418
  4. James J et al. (2004) Preventing childhood obesity by reducing consumption of carbonated drinks: cluster randomised controlled trial. British Medical Journal 328: 1237
  5. Manios Y et al. (1999) Evaluation of a health and nutrition education program in primary school children in Crete over a three-year period. Preventative Medicine 28:149-159
  6. Webber LS et al. (1996) Cardiovascular risk factors among children after a 2_ year intervention – the Catch study. Preventative Medicine 25:432-441
  7. Simon C et al. (2004) Intervention centred on adolescents’ physical activity and sedentary behaviour (ICAPS): concept and 6-month results. International Journal of Obesity 28( Suppl 3): S96- 8)
  8. Doak CM, Visscher TLS, Renders CM & Siedell JC (2006) The prevention of overweight and obesity in children and adolescents: a review of interventions and programmes. Obesity Reviews 7: 111-136
  9. Golan M et al. (1998) Role of behaviour modification in the treatment of childhood obesity with the parents as the exclusive agents of change. International Journal of Obesity and Related Metabolic Disorders 22:1217-1224
  10. Caballero B et al (2003) Pathways: a school-based randomised controlled trial for the prevention of obesity in American Indian schoolchildren The American Journal of Clinical Nutrition 78:1030-1038
  11. Ekelund U, Brage S, Froberg K, Harro M, Anderssen SA, et al. (2006) TV viewing and physical activity are independently associated with metabolic risk in children: The European youth heart study. PLoS Med 3(12): e488.
  12. Prentice A, Jebb S (2006) TV and Inactivity Are Separate Contributors to Metabolic Risk Factors in Children. http://medicine.plosjournals.org/perlserv/?request=get-document&doi=10.1371/…
  13. www.villesante.com