El Medico Interactivo
Los expertos en Nutrición apuntan a que los trastornos de la conducta alimentaria clásicos y bien definidos como la anorexia se están estabilizando mientras que otros atípicos por su edad de comienzo o manifestaciones clínicas, el trastorno por atracón entre ellos, considerados como emergentes aumentan, según se ha puesto de manifiesto en el I Congreso de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD), celebrado estos días en Madrid.
Una persona que asalta la nevera, ávido por realizar su irrefrenable impulso de comer, aparentemente poco tiene que ver con una anoréxica que se niega a sí misma un acto tan básico como alimentarse para sobrevivir. Sin embargo ambos tienen algo en común: sufren un trastorno de la conducta alimentaria aunque las manifestaciones difieran por completo, ha explicado en el Congreso el doctor Alberto Miján de la Torre, del servicio de Medicina Interna (Nutrición) del Hospital General Yagüe de Burgos y profesor de Nutrición de la Universidad de Valladolid
La manifestación más evidente de un anoréxico es la delgadez hasta tal extremo que un porcentaje nada desdeñable de los pacientes pueden morir como consecuencia de la desnutrición y sus complicaciones. Por el contrario, los bulímicos pueden tener un aspecto normal, incluso ser obesos; sin embargo su relación con la alimentación es tan anómala como la de los anoréxicos.
Acuciados por un hambre voraz, los bulímicos son capaces de ingerir elevadas cantidades de comida seguida de mecanismos para que el alimento se elimine de su organismo como vómitos provocados, sobredosis de ejercicio físico…, todo vale con tal de mantener su peso mental.
Por el contrario, los que padecen el trastorno por atracón aislado, en ningún momento, pasa por su cabeza la intención de eliminar rápidamente el alimento de su cuerpo. El Trastorno por atracón, señala el Profesor Miján de la Torre, puede estar presente hasta en el 50 por ciento de los grandes obesos: la obesidad no es un trastorno de la conducta alimentaria, pero el trastorno por atracón puede ser causa de la misma en algunos casos.
Los afectados por este desorden, conocido en inglés como BED, Binge Eating Disorder, ingieren grandes cantidades de comida en un pequeño período de tiempo, generalmente menos de dos horas, de forma incontrolable hasta sentirse negativamente llenos. Después de la comilona, estas personas sienten ataques de culpa y desánimo, sin embargo a diferencia de los bulímicos, estos episodios no están asociados a estrategias compensatorias inadecuadas. No usan laxantes, no se ponen a hacer ejercicio de manera compulsiva ni utilizan ningún medio de purgación explica el doctor Miján.
Otra característica que diferencia a los afectados por el trastorno por atracón es que también pueden ser hombres, mientras que en la anorexia o bulimia, la mayoría de los pacientes son mujeres. Para establecer que un paciente sufre un trastorno por atracón entre otros criterios es necesario que los episodios se repitan al menos dos días a la semana durante un mínimo de seis meses,
Inapetentes por el día, voraces durante la noche
Otro de los nuevos trastornos de la conducta alimentaria es el síndrome del comedor nocturno, en ingles Night Eating Síndrome (NES). Fue descrito por Stunkard en 1955 tras observar en pacientes obesos una inapetencia diurna que por la noche desaparecía para convertirse en comedores repetitivos e insomnes. También observó relación del síndrome con períodos de tensión y alarma; si estas disminuían, había una reducción de la ingesta nocturna.
El doctor Miján de la Torre insiste en que todos los trastornos de la conducta alimentaria, independientemente de sus síntomas, forman parte de un grupo que, entre otros se caracteriza por la presencia de modificaciones en relación con la ingesta de alimentos, teniendo en común la alteración del comportamiento, lo que enmarca el carácter psiquiátrico de la enfermedad. En cuanto a los factores que los producen los expertos insisten en que básicamente se deben a factores de predisposición genéticos, asociados a factores psicológicos, ambientales o sociales.
» No se trata de la existencia de determinados genes que marquen la anorexia, la bulimia o el trastorno por atracón, pero si se sospecha un posible origen genético, porque los familiares de pacientes con anorexia nerviosa tienen más probabilidades de sufrir un trastorno de la alimentación que la población general» detalla el doctor Miján.