Realidad y estadísticas en las operaciones por obesidad mórbida

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El riesgo de mortalidad en la cirugía de la obesidad o bariátrica es de entre el 1 y el 2%, según la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad, pero en el último año han fallecido cinco pacientes por esta causa. El Ministerio de Sanidad ha abierto una investigación.

La ministra de Sanidad y Consumo, Ana Pastor, ha encargado a la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias un informe de evaluación sobre la seguridad de las operaciones de reducción de estómago tras saberse que un joven de 31 años falleció en Granada después de ser intervenido.

Con este nuevo fallecimiento, son tres las víctimas mortales que se han producido por esta causa en lo que va de año, en hospitales de Granada, Sevilla y Alicante, y cuatro en poco más de dos meses, ya que el 4 de diciembre de 2003 tuvo lugar otro caso en Huelva. En mayo del año pasado también se conoció un quinto caso en Teruel.

Fuentes del Ministerio de Sanidad señalaron que se ha solicitado a las comunidades autónomas información referente al número de intervenciones de cirugía bariátrica (de la obesidad) realizadas en 2003, así como de las complicaciones descritas, «haciendo especial hincapié en las que han tenido como resultado el fallecimiento del paciente».

El director médico del centro, Francisco Javier Gallo ha informado que Raúl G.T., de 31 años y residente en Baza (Granada), falleció por infección generalizada y rabdomiolisis con fracaso renal después de que fuera sometido el pasado 22 de enero a un operación de reducción de estómago en el granadino Hospital Virgen de las Nieves.

El joven fallecido anoche en Granada, al que se le diagnosticó obesidad mórbida con un índice de grasa corporal del 55 por ciento y que pesaba más de 200 kilos, fue intervenido quirúrgicamente en dos nuevas ocasiones para determinar por qué no evolucionaba favorablemente, aunque finalmente no superó la infección.

El director del hospital granadino explicó que el centro ha decidido abrir un proceso de información reservada para determinar si la muerte se debió a alguna negligencia médica y puntualizó que para determinarlo se consultarán todos los facultativos que atendieron al joven, desde los que lo examinaron para ver si podía ser operado hasta los que lo intervinieron y lo trataron en el postoperatorio. Asimismo, apuntó que se abrirá la investigación después de que la familia del fallecido haya pedido explicaciones y manifestado su intención de emprender acciones judiciales contra el centro, que, aseguró, por el momento y hasta que la investigación indique lo contrario, seguirá operando la obesidad mórbida con las técnicas que utiliza «porque tenemos una serie de pacientes que esperan ser intervenidos».

EL QUINTO CASO

La familia de un joven de 25 años ha interpuesto una reclamación patrimonial contra el Servicio Aragonés de Salud por su muerte tras haber sido sometido a la misma operación en el hospital Obispo Polanco de Teruel, tras lo que le sobrevino una doble infección que no superó. Según explicó el abogado granadino que lleva el caso, José Miguel Castillo Calvín, especialista en derecho sanitario, la familia del fallecido «aún está pendiente de que el hospital abra un expediente y se le dé una respuesta».

El joven, que trabajaba como celador en el hospital donde se operó y pesaba 170 kilogramos, fue intervenido el 5 de mayo de 2003 y falleció el 8 de julio por shock séptico, mientras que la reclamación se interpuso anteayer.

REALIDAD Y ESTADÍSTICAS

Los familiares de personas fallecidas tras este tipo de operaciones y que han denunciado a los hospitales por negligencia afirmaron que ni los pacientes ni sus familias son advertidos convenientemente de los riesgos que conlleva esta intervención. Afectados por estos casos, han constituido la Asociación Global de Obesos, desde la que pretenden concienciar a los posibles pacientes de que, «aunque se venda como una operación de estética, es realmente una enfermedad y la intervención es tan importante como una de corazón», explicó a Efe uno de sus miembros, Manuel Fernández, cuya esposa falleció tras ser operada en la clínica privada Teknon de Barcelona.

Fernández comentó que las estadísticas oficiales de mortalidad -uno por ciento en las reducciones por laparoscopia y seis por ciento en la cirugía abierta- «no se corresponden con la realidad», y que aquellos que la superan «quedan mutilados de por vida». Por ello, la Asociación Global de Obesos sostiene que las operaciones de reducción de estómago sólo deben practicarse «en casos extremos y cuando el enfermo cuente con toda la información».

LO QUE DICE LA SECO

El riesgo de mortalidad en la cirugía de la obesidad o bariátrica es de entre el 1 y el 2 por ciento, según la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO) que recuerda que dicho tipo de cirugía «está considerada como cirugía mayor y esto significa que no está ausente de potenciales complicaciones graves». Los riesgos, explica la SECO, son «operatorios, postoperatorios y a largo plazo» y añade que las complicaciones como infección de herida, deshiscencia, fugas, estenosis, úlceras, problemas respiratorios y trombosis venosa» son del 10 por ciento. «Sin embargo, el riesgo agregado de las complicaciones más graves como son las fugas y las trombosis no llega al 1 por ciento», según la SECO, que añade que «a largo plazo pueden aparecer otros problemas que requieran reoperación».

Por último y en relación con los riesgos, señala que, «cuando se hacen reoperaciones por fallos de una operación original de obesidad, la morbilidad y mortalidad son más altas que en las operaciones originales».

La cirugía bariátrica consiste en reducir el tamaño del estómago, asociado o no a un procedimiento que impida la absorción de la grasa. La forma de comer cambia radicalmente. Así se reduce la ingesta de calorías y se asegura una dieta forzada al cambiar el hábito alimenticio obligando al paciente a comer pequeñas cantidades y tener que masticar muy bien.

La SECO recuerda que los cirujanos que practican la cirugía bariátrica «son todos cirujanos graduados con título y miembros de la Asociación Nacional de Cirujanos, y están interesados en el cuidado de los pacientes severamente obesos».

La obesidad clínica severa o mórbida es una enfermedad caracterizada por el exceso de depósito de grasa corporal, perenne, progresiva, costosa y a la que se añaden otras patologías (llamadas co-morbilidades) graves como la hipertensión, diabetes, colesterol alto, enfermedad cardiaca y coronaria, enfermedades de la vesícula biliar, apnea del sueño, artritis, varices, síndrome posflebítico con úlceras en las piernas que acortan la vida de los pacientes que la sufren y además le producen una grave afectación psicológica.

En opinión de la SECO la cirugía es necesaria «porqué es el único método que ha probado su utilidad a largo plazo para el control del obeso mórbido. No es un tratamiento cosmético, No consiste en quitar la grasa». La opción de la cirugía «se debe ofrecer» a los pacientes «bien informados, motivados, que deseen fervientemente un cambio en su peso y estilo de vida, y que tengan un riesgo operatorio aceptable».

Según la SECO, el paciente «debe aceptar controles y seguimiento después de la operación que debe ser de por vida. En cada caso se deben sopesar los riesgos y los beneficios de la cirugía. El fallo repetido con tratamientos médicos y dietas es una razón obvia para la cirugía». Los individuos que tengan un índice de obesidad superior a 40 son candidatos a la cirugía para mejorar su calidad de vida.