La nutrición y el genoma humano (2ª parte)

European Food Information Council

Hace tiempo que se sabe que la dieta en general y algunos nutrientes específicos, en particular, pueden afectar al funcionamiento de nuestros genes. Todos sabemos que incluso entre personas que comen lo mismo, algunas sufrirán un aumento de peso, otras padecerán enfermedades cardíacas o alergias, mientras que a otras no les pasará nada. ¿No sería fascinante saber por qué? Entre los beneficios que se esperan de las investigaciones sobre la función de los genes, se encuentran los avances en el desarrollo de alimentos nutritivos e ingredientes funcionales especiales, dietas individualizadas y métodos más eficaces para prevenir muchas enfermedades relacionadas con el estilo de vida.

Alimentos funcionales para las necesidades de cada persona

El estudio del genoma humano contribuirá a determinar cuál es el efecto de la dieta en nuestros genes y por qué las personas responden de forma diferente a los diversos nutrientes y dietas. Además, esto servirá para producir alimentos con efectos nutricionales específicos, destinados a satisfacer las necesidades particulares de un individuo. Dichos alimentos, con componentes biológicamente activos que ofrecerían la posibilidad de mejorar la salud o reducir el riesgo de enfermedad, podrían contribuir a neutralizar los efectos de ciertos genes e incluso retrasar algunas enfermedades o problemas de salud crónicos.

Uno de los ámbitos más prometedores es la investigación sobre el envejecimiento y la enfermedad. Los científicos se ha descubierto que restringir el consumo de calorías puede aumentar la esperanza de vida en hasta un 30-40 % en algunos animales, aunque aún quedan por aclarar los mecanismos precisos por los que esto ocurre y la relevancia de estos resultados para el envejecimiento humano. El descubrimiento de la manera en que la restricción calórica afecta al funcionamiento de los genes humanos podría preparar el terreno para desarrollar métodos basados en la alimentación que incrementen la esperanza de vida y mejoren la calidad de vida en la vejez.

La investigación sobre los genes (el genoma humano) puede ayudar a encontrar la forma de desarrollar alimentos especiales individualizados para hacer que las dietas sanas resulten más atractivas, mejorando el sabor de los alimentos o añadiendo propiedades beneficiosas a ciertos ingredientes básicos de la dieta. Un ejemplo es el papel de ciertos microorganismos en el buen funcionamiento del intestino y la salud general. Los estudios genéticos nos ayudarán a comprender por qué aparentemente ciertas bacterias (como algunas bacterias lácticas), tienen propiedades beneficiosas como la de mejorar la función inmunitaria y la salud gastrointestinal. Un conocimiento más profundo de los tipos de bacterias beneficiosas y el modo en que actúan en el tubo digestivo puede aportarnos información valiosa sobre las bacterias nocivas que se encuentran en el intestino y algunas enfermedades que se contraen al ingerir alimentos infectados, como la salmonelosis. Gracias a estos avances se espera obtener alimentos más seguros, nutritivos y sabrosos.

Los estudios sobre plantas y microorganismos también podrían llevar a descubrir nuevos componentes buenos para la salud y determinar qué ingredientes funcionales hacen efecto cuando se consumen aislados de otros nutrientes y cuáles necesitan ser ingeridos como un alimento completo. Así, nuevos ingredientes y alimentos con propiedades beneficiosas para la salud podrían encontrarse en el futuro en los supermercados.

Dietas individualizadas

A pesar de que la política de salud pública actual establece un conjunto de pautas alimentarias generales para toda la población, puede que éstas no se adecuen a las necesidades de todo el mundo. Existen muchos ejemplos que ilustran el hecho de que las personas respondan de forma diferente a la dieta.

De hecho, la necesidad de vitaminas y minerales varía de unos individuos a otros y con la edad. Los efectos protectores de los fitoquímicos (sustancias activas que se encuentran en las plantas y son beneficiosas para la salud), como las isoflavonas, los flavonoides y el resveratrol, también difieren de una persona a otra. El sodio aumenta la presión arterial de algunas personas y de otras, no, y la capacidad de las fibras alimenticias de reducir el colesterol también está sujeta a influencias genómicas.

Llegará el día en el que será posible aplicar estos experimentos a personas para determinar qué genes están relacionados con enfermedades y afecciones concretas y para elaborar la dieta más conveniente para la salud de cada individuo. Puede incluso que en el futuro sea habitual que los profesionales de la salud recomienden dietas hechas a medida en función de las necesidades de cada persona a partir de la información contenida en su genoma.

Mejoras en el diagnóstico de las enfermedades

Se sabe desde hace años que muchas enfermedades tienen un componente genético. Ya se han identificado, a nivel científico, más de treinta genes ligados a problemas de salud como el cáncer de mama, las enfermedades musculares, la sordera y la ceguera.

La información que revela el genoma humano está permitiendo identificar el gen o los genes precisos que determinan la propensión de una persona a contraer una enfermedad y diversos marcadores biológicos (indicadores del riesgo de enfermedad). Por ejemplo, del 5 al 10 % de los casos de cáncer de mama tienen un componente genético, lo que significa que las mujeres que han heredado un gen defectuoso que predispone a sufrir esta enfermedad tienen una probabilidad mayor que la media de desarrollar cáncer, no sólo de mama, sino también de ovarios. Los estudios genéticos darán con formas de detectar el gen defectuoso antes de que aparezca la enfermedad, lo cual hará posible que se tomen medidas para prevenirla.

Técnicas similares pueden aplicarse a grupos numerosos de personas para detectar la presencia de genes o marcadores biológicos que se hayan relacionado con un mayor riesgo de padecer ciertas enfermedades o afecciones. Una vez que se ha identificado a los individuos que presentan un alto riesgo, pueden tomarse medidas para prevenir la enfermedad o detectarla en sus primeras fases, cuando más efectivo resulta el tratamiento. En el caso de las afecciones relacionadas con la alimentación, estas intervenciones pueden conllevar cambios en la dieta y la inclusión de componentes alimenticios especiales como parte de un tratamiento general.

A pesar de que la investigación genómica puede parecer inquietante e incluso aterradora, se espera que el mejor conocimiento de las técnicas que implica y las ventajas que puede aportar demuestre que se trata de un campo que progresará con rapidez y permitirá realizar avances significativos en materia de nutrición y alimentación.

Referencias

  • Roberts MA, Mutch DM and German JB. Genomics: food and nutrition. Current Opinion in Biotechnology 2001,12:516-522.
  • Schiffrin EJ and Blum S. Food Processing: probiotic microorganisms for beneficial foods. Current Opinion in Biotechnology 2001, 12: 499-502.
  • Verrips CT, Warmoeskerken MMCG and Post JA. General introduction to the importance of genomics in food biotechnology and nutrition. Current Opinion in Biotechnology 2001, 12: 483-487.