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- Comer alimentos variados a lo largo del día.
- Comenzar cada día con un desayuno completo que incluya frutas, cereales y lácteos.
- Repartir la ingesta diaria en 4 o 5 comidas.
- Beber al día de 1,5 a 2 l. de agua. Cuidado con el alcohol que no alimenta y además engorda.
- Comer pescados, legumbres, huevos y carnes magras. Disminuir los fritos, rebozados y alimentos grasos.
- Aumentar el consumo de frutas y verduras. De ese modo obtendremos vitaminas, minerales y muy pocas calorías.
- Disminuir el consumo de +grasas animales, dulces, bollería, bebidas azucaradas y sal.*
- No «picar» entre horas. Tener a mano frutas u hortalizas para cuando el hambre acecha.
- Moverse a diario. Hay que hacer ejercicio moderado a diario, en vez de intenso y esporádico. ¡Así nos sentiremos mejor!
- En definitiva, hay que recuperar la Dieta Mediterránea. Hay que cambiar de hábitos y compartir el cambio con la familia y los amigos.