- Se han identificado tres patrones dietéticos a nivel mundial: el oriental, alto en consumo de tofu, soja y otras salsas; el mediterraneo, alto en frutas y vegetales; y el occidental, basado en un consumo elevado de alimentos fritos, aperitivos salados, huevos y carne.
El médico interactivo, 23 de Octubre de 2008
La dieta occidental, basada en alimentos fritos, aperitivos salados y carne, aumenta hasta un 35 por ciento el riesgo de infarto de miocardio, según un estudio de la Universidad McMaster y del Instituto de Investigación de Salud de la Población de Ontario (Canadá) que se publica en la revista Circulation: Journal of the American Heart Association.
Según el estudio, que ha analizado los patrones dietéticos en 52 países, la dieta occidental sería la responsable de un 30 por ciento del riesgo de infarto de miocardio en el mundo. La dieta prudente se asoció con un menor riesgo que la oriental.
Los investigadores analizaron el estudio INTERHEART, que documenta la asociación de varios factores de riesgo y el riesgo de infarto en alrededor de 16.000 participantes en 52 países. En este trabajo en concreto, los autores analizaron 5.761 casos de infarto y los compararon con 10.646 personas sin enfermedad cardiaca conocida.
Los investigadores crearon un cuestionario para puntuar el riesgo dietético en pacientes de infarto basado en 19 grupos de alimentos y ajustado a las preferencias dietéticas de cada país. Las entrevistas fueron realizadas por personal médico entrenado e incluían puntos sobre alimentos sanos, como frutas y vegetales, y desaconsejables para la salud, como alimentos fritos y aperitivos salados.
Según explica Romania Iqbal, directora del estudio, «una puntuación dietética simple, que incluía tanto alimentos buenos y malos con la puntuación más alta que indicaba una peor dieta, mostró que el 30 por ciento del riesgo de enfermedad cardiaca en una población podría estar asociada con una dieta pobre».
Los resultados mostraron que las personas que consumían la dieta prudente con más frutas y vegetales tenían un 30 por ciento menos de riesgo de infarto en comparación con los que comían poco o ningún vegetal o fruta. Aquellos individuos que consumían la dieta occidental tenían un 35 por ciento más riesgo de insuficiencia cardiaca en comparación con las personas que consumían poco o nada de alimentos fritos y carne. El patrón oriental no mostró relación con el riesgo de ataque cardiaco.
Los investigadores señalan que mientras que algunos componentes del patrón oriental podrían ser protectores, otros como el alto contenido en sodio de las salsas de soja podrían aumentar el riesgo cardiovascular, neutralizando cualquier asociación.
Los autores señalan que los datos del estudio ayudarán a confirmar que los cambios en el consumo dietético, incluyendo el consumo de más frutas y vegetales, pueden ayudar a reducir el riesgo cardiaco en las poblaciones de todo el mundo.