E.P. 3 de Octubre de 2005
Los adolescentes que ingieren grandes cantidades de alimentos fritos fuera de casa tienen un mayor peso y son más propensos a tener una dieta de baja calidad, según las conclusiones de un estudio dirigido por la Escuela de Medicina de Harvard (Estados Unidos) que se publica en la revista Pediatrics journal.
Entre los 14.355 niños entrevistados durante tres años, los investigadores descubrieron que aquellos entre los 9 y los 14 años que aumentaron su consumo de alimentos fritos fuera de casa durante el transcurso de un año ganaron peso por encima de la tasa normal. Los científicos entrevistaron a 14.355 niños de entre 9 y 14 años de edad y registraron su altura, peso, actividad física y frecuencia de consumo de alimentos fritos fuera de casa.
Descubrieron que con el tiempo, cuando los niños aumentaron la cantidad de alimentos fritos que ingerían fuera de casa, su índice de masa corporal (IMC) también aumentó. En el estudio, esta asociación directa fue superior entre las chicas más jóvenes de entre 9 y 12 años. Este descubrimiento podría ayudar a los médicos y padres a desarrollar medidas eficaces para evitar el aumento de peso durante este periodo de la adolescencia.
Los adolescentes del estudio que comían alimentos fritos fuera de casa de forma más frecuente mostraron consumos superiores de calorías, de grasas saturadas, de bebidas azucaradas, carnes procesadas y rojas y mayores cantidades de glucemia en sangre. Estos jóvenes también comían menos frutas y vegetales. El estudio sugiere que comer alimentos fritos fuera de casa está asociado con patrones dietéticos que conducen al aumento de peso y enfermedades crónicas, como enfermedad cardiaca, cáncer y diabetes tipo 2, ya que incluyen factores de riesgo en la dieta como el elevado consumo de grasas, reducido consumo de frutas y vegetales y niveles altos de glucosa en sangre.
Según los científicos, al principio del estudio, el 3,5 por ciento de las chicas y el 6 por ciento de los chicos informaron de que comían entre cuatro y siete raciones de alimentos fritos fuera de casa por semana. De forma global, las chicas y chicos de entre 13 y 14 años comían más alimentos fritos fuera que aquellos con edades comprendidas entre los 9 y los 12 años.
Al final de los tres años de estudios, la proporción de chicas y chicos que comían entre cuatro y siete raciones por semana se había doblado, hasta llegar a un 7,5 por ciento y un 12,7 por ciento respectivamente.