Infosalud, 5 de Mayo de 2003
Estudios recientes ponen de manifiesto que un tercio de la población española sufre molestias dispépticas, problemas que afecta principalmente a mujeres y a hombres a partir de los 35 años.
La principal causa de esta dolencia suele ser una mala alimentación derivada del ritmo de vida actual que obliga muchas veces a comer es restaurantes comidas pesadas y ricas en grasas. A ello hay que añadir el estrés y la tensión, que sobrecargan rápidamente el hígado y la vesícula provocando una sensación de saciedad y flato. La solución a estas dolencias puede ser una verdura que además de ser un alimento muy saludable, favorece de forma natural la digestión de las grasas: la alcachofa.
Los efectos beneficiosos de esta planta de la familia de las asteráceas en el tratamiento de disfunciones hepatobiliares y digestivas se encuentran en sus hojas donde se concentran sus principios activos: los ácidos fenólicos como la cinarina y los flavonoides.
Pero un par de hojas o una copita de licor de alcachofa no son suficientes para metabolizar grandes cantidades de grasa. Los médicos aseguran que para digerir 100g de grasa, el cuerpo necesita como mínimo 20 g de bilis. Sin embargo, el cuerpo sólo dispone de 2 a 4 gramos que circulan varias veces al día por el intestino. Un preparado a base de extracto de alcachofa puede ser la solución, gracias a su propiedad estimuladora de secreción de la bilis, con lo que facilita la digestión de las grasas.
El extracto de alcachofa se obtiene a partir del prensado de las hojas de esta planta, recolectadas un año después de su cultivo. Al prensarse estas plantas producen un zumo que se concentra y purifica y se destina a la preparación de extractos. También se puede obtener el extracto de alcachofa a partir de la desecación rápida de las hojas después de trocearlas en porciones pequeñas. La desecación debe realizarse en ambientes muy ventilados y a baja temperatura para que se conserven todos sus principios activos.