El médico Interactivo, 16 de Enero de 2003
Una modesta reducción en la ingestión de grasas durante la pubertad se asocia con cambios en los niveles de ciertas hormonas sexuales, según un estudio en chicas adolescentes, que ahora se publica en la última edición del Journal of the National Cancer Institute. En adultos, los altos niveles de hormonas sexuales se asocian con un aumento en el riesgo de cáncer de mama.
Los autores del nuevo trabajo, pertenecientes al Fox Chase Cancer Center en Philadelphia (EE.UU.), dirigieron un estudio entre 186 chicas de entre ocho y diez años de edad, que fueron asignadas al azar a alimentarse de una dieta baja en grasas o a un programa de cuidado habitual de la salud. Se midieron los niveles de hormonas sexuales en la sangre de estas niñas al comienzo y al final del estudio, y después de éste, al cabo de 1, 3, 5 y 7 años.
Se vio que, después de cinco años, las chicas que se habían sometido a la dieta baja en grasa registraban un 29,8 por ciento menos estradiol, un 30,2 por ciento menos hormonas no sexuales, 20,7 por ciento menos estrona y un 28,7 por ciento menos sulfato de estrona, durante la primera mitad de sus ciclos menstruales.
Además, sus niveles de testosterona eran un 27,2 por ciento más elevados durante la segunda mitad de sus ciclos menstruales, en contraste con las chicas del grupo que se sometió a los cuidados normales para su edad. Al cabo de siete años, las chicas en el grupo que se sometió a la dieta registraban la mitad de los niveles de progesterona durante la segunda mitad de su ciclo menstrual que las chicas en el segundo grupo.