European Food Information Council
La idea de que los ácidos linoleicos conjugados (ALC) pueden protegernos contra ciertos tipos de cáncer y contra los trastornos cardiacos resulta reconfortante, pero por el momento las pruebas, aunque prometedoras, distan de ser concluyentes.
Los ALC son componentes naturales de los alimentos de origen animal derivados del ácido linoleico. Se encuentran en la grasa de la leche, los productos lácteos y la carne procedente de animales rumiantes. Recientemente, ha aumentado el interés por el contenido de ALC en la dieta como consecuencia de una serie de investigaciones (realizadas fundamentalmente con animales), cuyos resultados sugieren que estos componentes pueden ser beneficiosos para la salud. Debido a que actualmente se incluye entre las recomendaciones alimentarias la de comer menos grasas animales, se plantea la cuestión de una posible disminución en el consumo de ALC y sus implicaciones para la salud.
Las investigaciones sobre ALC se están llevando a cabo en varios ámbitos, como el cáncer, los trastornos cardiacos, la diabetes y el control del peso. Las pruebas aún no son suficientemente satisfactorias en ninguna de estas áreas.
Protección contra el cáncer
Los primeros estudios con animales demostraron que los ALC pueden inhibir la formación y el desarrollo del cáncer; actualmente se cuenta con pruebas que sugieren que estos componentes pueden servir para prevenir ciertos tipos de cáncer que afectan al ser humano. La mayoría de las pruebas sobre los efectos de estas sustancias en el cáncer de mama, piel, hígado y colon proviene de experimentos con tejidos animales y humanos. A pesar de que los estudios clínicos son escasos, algunas investigaciones recientes revelan una relación entre un bajo riesgo de padecer cáncer de mama, un consumo elevado de ALC y queso y niveles altos de ALC en la sangre. Sin embargo, esta asociación no demuestra la existencia de una relación causa-efecto, por lo que se hace necesario realizar más estudios sobre humanos para profundizar en estos alentadores resultados.
Trastornos cardiovasculares
Uno de los principales factores de riesgo en lo que respecta a los trastornos cardiacos coronarios es un nivel anormal de lípidos en la sangre, especialmente un nivel elevado de colesterol LBD (lipoproteinas de baja densidad) o colesterol «malo». Los resultados obtenidos con animales han alimentado esperanzas sobre los posibles beneficios de los ALC, pero los escasos estudios sobre humanos no han aportado pruebas firmes sobre los efectos beneficiosos de estos componentes en el nivel de grasa en sangre y la arterioesclerosis (endurecimiento de las arterias).
Diabetes
La incidencia de la diabetes de tipo II (la que normalmente se asocia a un exceso de peso) en Europa está aumentando de forma alarmante. Existen algunas pruebas sobre la capacidad de los ALC de normalizar el metabolismo de la glucosa. Aunque los resultados no son definitivos, se insta a que se realicen más estudios al respecto.
La composición corporal
Se ha demostrado que los ALC alteran la composición corporal en ratones en edad de crecimiento, provocando un aumento del consumo de energía, un desarrollo de la masa muscular y una reducción de la grasa corporal. Sin embargo, no se ha demostrado que se produzcan efectos similares en humanos; es preciso realizar más investigaciones.
Fuentes de ALC
Los ALC se encuentran en alimentos grasos procedentes de animales rumiantes como, por ejemplo, en la leche entera, los productos lácteos y las carnes grasas. Se puede aumentar el contenido en dichas sustancias de estos alimentos incrementando la cantidad de aceites vegetales ricos en ácidos linoleicos (como los aceites de girasol y soja) presente en el pienso para vacas. Se ha comprobado que esto aumenta el contenido de ALC de la leche. Por otra parte, este contenido es mayor en la leche de las vacas que se alimentan pastando, especialmente cuando la hierba de los pastos se encuentra en sus primeras etapas de crecimiento.
Es preciso realizar más investigaciones
A pesar de que las investigaciones parecen prometedoras, es imposible establecer conclusiones firmes sobre el contenido ideal de ALC en la dieta y todavía no existe ninguna recomendación alimentaria al respecto. Uno de los ámbitos en los que se debe profundizar es la evaluación de los niveles superiores de consumo. Como en el caso de muchos otros descubrimientos en un campo tan dinámico como la nutrición, es necesario seguir investigando.
Referencias
- Cannella C and Giusti AM (2000) Conjugated linoleic acid
- a natural anticarcinogenic substance from animal food. Ital. J Food Sc, 12:123-27
- Lawson, RE, Moss, AR & Givens, DI (2001) The role of dairy products in supplying conjugated linoleic acid to man’s diet: a review. Nutrition Research Reviews 14, 153-172
- Stanley, J & Hunter, K (2001) The wonder nutrient. Chemistry and Industry, 19th November, 729-731