Entre un 15 y un 20% de los españoles que ha cambiado sus hábitos padece estrés post-vacacional, según el neurólogo de USP San Camilo, Antonio Yusta
La variación del ritmo vital y circadiano en el periodo vacacional, unida a otros agentes externos (mayor número de horas de luz, cambios dietéticos, etc.) son, según el neurólogo del Hospital USP San Camilo, Antonio Yusta Izquierdo, las principales causas del aumento del estrés y las migrañas post-vacacionales en la población.
Según afirma este experto, después de haber disfrutado de unos días de descanso podemos, en primer lugar, notar el llamado estrés post-vacacional debido al cambio del ritmo biológico y del circadiano. La situación, en cualquier caso, es «transitoria» –explica el doctor Yusta- y lo normal es que se supere a la semana o dos semanas de haber regresado a la rutina. En caso contrario, y si se presenta insomnio nocturno o cansancio diurno, el Dr. Yusta Izquierdo recomienda acudir a consulta.
Entre los consejos que ofrece el especialista para lograr una mejor adaptación a la rutina y evitar el estrés se encuentra el acomodar estos ritmos con una estructuración paulatina y progresiva de los horarios y de la actividad a los que estamos acostumbrados el resto del año.
En segundo lugar, las personas que sufren migraña han de seguir también las recomendaciones anteriores y nunca tomar psicofármacos o analgésicos -que contienen muchas veces cafeína o codeína y pueden crear hábito de consumo- porque los dolores de cabeza pueden pasar de esporádicos a crónicos ante el abuso de los mismos (la llamada cefalea por abuso de analgésicos, de más difícil tratamiento).
En España se estima que aproximadamente entre un 15 y 20% de la población que ha cambiado sus hábitos padece estrés post-vacacional y que se va a incrementar la frecuencia o la intensisdad de las cefaleas en casi la mitad de los pacientes migrañosos habituales, según datos epidemiológicos recogidos por el especialista.
En líneas generales, las recomendaciones pasan por:
- Tomarse el regreso a la actividad con tranquilidad: los síntomas son transitorios y en la mayoría de las ocasiones no suponen una alteración importante en la calidad de vida.
- Volver al ritmo circadiano o biológico: volver a las horas fijas de descanso nocturno y de las actividades que veníamos realizando antes de las vacaciones.
- Evitar la toma de estimulantes a partir de ciertas horas del día: la ingesta excesiva de café o té, sobre todo a última hora de la tarde, puede producir dificultad para conciliar el sueño a pesar de la sensación de cansancio.
- Tampoco es aconsejable realizar actividad física importante antes de irse a la cama; el cansancio excesivo provoca insomnio.
- Hidratarse bien: la adecuada hidratación (beber de 2 a 3 litros al día) mejora la sensación de cansancio.
- Mantener un ritmo sano de sueño: de entre 7 y 8 horas, según las personas. Cada individuo tiene que descansar las horas a las que está acostumbrado, evitando también un número de horas excesivas.
- Evitar siestas prolongadas. No más de 30 minutos. Es aconsejable que sea de esa duración, se ha visto que mejora el rendimiento durante la tarde.
- Realizar las actividades que supongan más concentración mental cuando más despejados estemos. Esto es variable según las personas. Unas lo están a primera hora de la mañana y otras a última hora de la tarde.
- Tener una actitud positiva: el exceso de tensión emocional puede retrasar la desaparición de los síntomas.
- Si los síntomas de cansancio y somnolencia perduran más de dos semanas, acudir al neurólogo.