- El riesgo de sufrir toxicidad importante en la piel es hasta un 75% menor
JANO.es, 04 Septiembre 2009
Los pacientes con cáncer que se someten a tratamiento de radioterapia quizá deberían beber un vaso de vino tinto antes de someterse a tratamiento. No en vano, y según muestran los resultados de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Católica de Campobasso (Italia) y publicados en el último número de la revista International Journal of Radiation Oncology Biology and Physics (2009;74:1501-1505), el consumo de vino tinto ayuda a limitar los efectos tóxicos de la radioterapia.
En palabras de la Dra. Gabriella Macchia, directora de la investigación, “la posibilidad de que prácticas o intervenciones específicas en la dieta puedan reducir la toxicidad generada por la radiación es muy interesante”.
La literatura recoge numerosas evidencias que demuestran que algunos componentes del vino protegen contra los efectos dañinos de la radiación. Estas sustancias incluyen, en particular, a los polifenoles y a los taninos. Así, en el estudio actual los investigadores evaluaron los efectos potencialmente protectores de varios niveles de consumo de vino de los que informaron 348 mujeres tratadas con radioterapia después de una cirugía por cáncer de mama. Y los resultados, en palabras de la Dra. Macchia, resultaron “interesantes”.
Un vaso, mejor que dos o ninguno
La incidencia de toxicidad inducida por la radiación fue del 38,4% en las no bebedoras, del 31,8% en las mujeres que sólo tomaban medio vaso de vino por día y del 13,6% en aquellas con un consumo diario de un vaso. En las participantes que bebían dos vasos de vino por día la incidencia de toxicidad fue del 35%.
En consecuencia, los resultados apuntan a que las mujeres que bebían sólo un vaso de vino al día tenían mucho menos riesgo de padecer los efectos cutáneos de la radioterapia. Concretamente, su riesgo de sufrir toxicidad importante en la piel era un 75% menor que en las no bebedoras.
Como indican los autores, “si el vino puede prevenir la toxicidad inducida por la radiación sin afectar la eficacia antitumoral de la terapia, también tiene el potencial de mejorar el beneficio terapéutico en los pacientes con cáncer sin elevar su riesgo de efectos colaterales adversos”.
Es más; “el posible efecto protector del vino, que evaluamos sólo en las mujeres con cáncer de mama, debería analizarse también en los pacientes con otros tipos de tumores que se someten a radioterapia”, como por ejemplo los que padecen carcinoma prostático, concluyen los investigadores.