- Se ha comprobado que existe, en estos recién nacidos, una elevación de triglicéridos en la sangre y una mayor producción de péptidos cerebrales que estimulan el apetito y la ganancia de peso en la edad adulta.
El medico interactivo, 13 de Noviembre de 2008
Una dieta alta en grasas en el embarazo ‘programa’ la obesidad en el cerebro de los recién nacidos, según sugiere un estudio realizado en ratas por investigadores de la Universidad Rockefeller. Los científicos señalan que el descubrimiento, que se publica en la revista Journal of Neuroscience, podría explicar la mayor prevalencia de obesidad infantil durante los pasados 30 años.
Los experimentos muestran que la exposición a una dieta alta en grasas durante el embarazo produce cambios permanentes en el cerebro de los descendientes que llevan a que coman más y sufran obesidad en los primeros años de vida.
Según explica Sarah F. Leibowitz, directora del Laboratorio de Neurobiología Conductual, «hemos mostrado que una exposición a corto plazo a una dieta alta en grasas en el útero produce neuronas permanentes en el cerebro fetal que después aumentan el apetito por la grasa».
El trabajo proporciona, según la investigadora, la primera evidencia de un programa fetal que vincula altos niveles de grasas circulantes en la sangre de la madre durante el embarazo con un exceso en la alimentación y un aumento en la ganancia de peso en los hijos después de la lactancia materna».
Los investigadores examinaron los efectos de alimentar a un modelo experimental con una dieta alta en grasas durante dos semanas en comparación con una dieta equilibrada que contenía una cantidad moderada de grasa.
Los autores descubrieron que las crías nacidas de madres que consumían la dieta grasa, incluso después de que se les eliminara esta dieta cuando nacían, comían más, pesaban más a lo largo de su vida y comenzaban antes la pubertad que los nacidos de madres que tomaban la dieta equilibrada por el mismo periodo de tiempo.
Estas crías tenían también niveles más elevados de triglicéridos en la sangre cuando nacían y como adultos y una mayor producción de péptidos cerebrales que estimulan el apetito y la ganancia de peso.
Los científicos miraron después el número y tipos de neuronas desarrolladas y descubrieron que las crías de madres que tomaban la dieta alta en grasas tenían en el útero un mayor número de neuronas productoras de péptidos estimuladores del apetito y que los mantenían a lo largo de su vida.
Durante la digestión, la dieta alta en grasas de la madre también estimulaba la proliferación de células precursoras neuronales y su diferenciación y migración al centro del cerebro que promueve la obesidad. En los animales que tomaban una dieta equilibrada, estas neuronas eran mucho menores en número y aparecían mucho más tarde después del nacimiento.
«Creemos que los altos niveles de triglicéridos a los que los fetos están expuestos durante el embarazo provocan el crecimiento de neuronas antes y mucho más de lo normal», señala Leibowitz.
Los investigadores creen que debido a que la madre debe preparar sus embriones para sobrevivir a su dieta, necesitan nacer con mecanismos cerebrales que les permitan comerla y metabolizarla.
La investigadora cree que en humanos se podrían producir mecanismos similares. «Estamos programando a nuestros hijos para estar obesos. Creo que está muy claro que el cerebro en desarrollo es vulnerable y hemos identificado el lugar de esta acción donde las nuevas neuronas están naciendo. Ahora necesitamos comprender cómo afectan los lípidos a estas células precursoras que forman estas neuronas sensibles a la grasa que viven con nosotros toda nuestra vida», concluye Leibowitz.